Aunque se trata de una mera conjetura, existen sólidos fundamentos para creer que el Cardenal Jorge Urosa Savino, de estar vivo, sí habría celebrado el Premio Nobel de la paz 2025 a María Corina Machado.
Ramón Antonio Pérez | El Guardián Católico
Publicado el 17 de octubre de 2025
La concesión del Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado ha sido recibida con un notable silencio por parte de los jerarcas de la Iglesia católica en Venezuela. Más allá de algunas llamadas privadas y breves comentarios en voz baja de sacerdotes y obispos, la felicitación pública y explícita brilla por su ausencia.
Los tiempos cambian, y con ellos las perspectivas de los diferentes líderes. Retratarse o felicitar en medio de la situación política que se vive en el país, para estos religiosos, no parece ser lo más prudente; por tanto, el silencio para ellos es muy necesario.
Por otra parte, aunque se trata de una mera conjetura, existen sólidos fundamentos para creer que el Cardenal Jorge Urosa Savino, de estar vivo, sí habría celebrado este reconocimiento mundial a Machado.
Esta suposición se basa en la coincidencia de luchas, ataques recibidos y sufrimientos que ambos compartieron estando en la palestra pública, uno como líder religioso y la otra como política, ante la defensa irrenunciable de la libertad, la democracia, los derechos humanos y la paz para Venezuela.
Su coincidencia no fue solo histórica, sino también una comunión en los mismos anhelos, sufrimientos y esperanzas para el país. Con todo, hay que admitir que la postura católica de Machado deja abiertas claras líneas que son de corte liberal como la unión de parejas del mismo sexo y la práctica del aborto en determinadas condiciones.
No obstante, desde la Santa Sede, el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, se refirió de forma muy parca a la decisión sobre Machado, colocando el sello como vocero de toda la jerarquía.
La voz del Vaticano
A través de Vatican News, el medio oficial de la Santa Sede, expresó su deseo de que el galardón “ayude al país a recuperar la serenidad, a redescubrir el camino de la democracia y a la cooperación entre todos los partidos políticos”.
Este anhelo de reconciliación y diálogo refleja, en esencia, los mismos valores que impulsaron la labor del Cardenal Urosa.
La imagen que acompaña este texto, lejos de ser reciente, data del 21 de julio de 2018, y lo captura durante su última eucaristía como Arzobispo titular de Caracas. Sirve como un poderoso recordatorio de una voz que, en medio del actual silencio, muchos creen que hoy no se habría callado.
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