¡VENEZUELA, NACIÓN EUCARÍSTICA!
El padre Juan Bautista Castro quien llegó a convertirse en el octavo Arzobispo de Caracas desde el año 1904 hasta su fallecimiento en 1915, expresó una frase muy conocida: “Que se levante sobre Venezuela el Sol de la Divina Hostia, que se levante este Sol amado de las almas para nunca más ocultarse en el horizonte de nuestra Patria”
Publicado el 01 de julio de 2025
El 2 de julio del presente año 2025 se cumple otro aniversario de la consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento. Son 126 años en que recordamos y celebramos que aquel 2 de julio del año 1899 Monseñor Críspulo Uzcátegui Arzobispo Metropolitano de Caracas, consagró esta tierra de gracia al Santísimo Sacramento en la Catedral de Caracas.
Para tener presente este acontecimiento tan
importante en la vida del pueblo venezolano, la Conferencia Episcopal
Venezolana estableció en julio del año 2014 que anualmente se tenga la acción
de gracia por este aniversario el primer domingo de julio por lo que este año
2025 será el domingo 6 de julio.
¿Qué es una
Consagración?
Consagrar es dedicar una persona, una región, una
nación, un templo o un objeto a Dios, a la Santísima Virgen o algún santo
mediante un acto litúrgico aprobado por la Iglesia con la finalidad de que
forme parte de lo sagrado. Un ejemplo cuando un templo es consagrado quiere
decir que está dedicado exclusivamente a la oración y el culto a Dios.
También, cuando una persona se consagra a Dios en
la vida religiosa mediante la profesión de los votos temporales o perpetuos,
dedica su vida por completo a Dios en el Instituto de Vida Consagrada a la que
pertenece.
El
Presbítero Juan Bautista Castro
La Consagración de Venezuela a Jesús Sacramentado
constituyó un acontecimiento espiritual de gran relevancia en la historia
eclesiástica de Venezuela. Hoy a 126 años de aquel memorable día, agradecemos
Dios por este gran regalo que nuestra patria fue consagrada a Cristo, quien
está verdaderamente y realmente presente en la Sagrada Eucaristía en las
especies de pan y vino consagrados por el sacerdote como alimento y fortaleza
espiritual para nuestra vida y luego se reserva en el sagrario para que lo
visitemos y adoremos como también en las exposiciones simples y solemnes que se
hacen durante el transcurso del año.
La Consagración a Jesús Sacramentado no es
solamente un acontecimiento que sucedió en ese año de 1899 y quedó en el
pasado, sino que todavía es un hecho relevante y actual por ser Venezuela hasta
los momentos la única nación en el mundo con este privilegio, y por lo tanto
hay que darle la importancia que merece amando y respetando al sacramento de la
Eucaristía que es la fuente y culmen de la vida de la Iglesia como lo señaló el
Concilio Vaticano II en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia.
La ceremonia de la Consagración se realizó gracias
al presbítero Juan Bautista Castro quien fue un sacerdote eminentemente
eucarístico que promovió el amor a Cristo Sacramentado tanto en la celebración
de la Eucaristía como fuera de ella por lo que estableció la adoración perpetua
al Santísimo Sacramento en 1882 en Caracas, fundó la congregación Las Siervas
del Santísimo Sacramento y escribió una novena en honor a Jesús Sacramentado.
El padre Juan Bautista Castro llegaría a ser el
octavo Arzobispo de Caracas en el año 1904 hasta su fallecimiento en 1915, y en
su episcopado se realizó el primer Congreso Eucarístico en Caracas en diciembre
del año 1907. También en ese año de 1907, celebró los 25 años del
establecimiento de la adoración perpetua en Caracas por lo que publicó una
carta pastoral por este motivo en 1906 y en dicha carta dice estas palabras que
se hizo muy conocida: “Que se levante sobre Venezuela el Sol de la
Divina Hostia, que se levante este Sol amado de las almas para nunca más
ocultarse en el horizonte de nuestra Patria”.
Es digno mencionar que este gran sacerdote en su
ministerio presbiteral y episcopal fue amigo y director espiritual del Beato
José Gregorio Hernández y además lo ayudó para que ingresara a la Orden de la
Cartuja en Italia.
Acto de
Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento
El presbítero Juan Bautista Castro fue también quien
compuso el Acto de Consagración de
Venezuela al Santísimo Sacramento y en esta bella oración se aprecia el
profundo amor de este insigne sacerdote a la Sagrada Eucaristía y a Venezuela que
comienza de la siguiente manera:
Soberano
Señor del Universo y Redentor del mundo, clementísimo Jesús, que por un
prodigio inenarrable de tu caridad te has quedado con nosotros en este
sacramento hasta el fin de los siglos; aquí venimos a tus pies a proclamarte
solemnemente y a la faz del cielo y de la tierra, nuestro único rey y dominador
santísimo. A quien consagramos todos nuestros afectos y servicios y a quien
ponemos todas nuestras esperanzas.
En esta parte hay un sincero reconocimiento a la
majestad de Cristo y por su gran amor a la humanidad se quedó en la Eucaristía
hasta el final de los tiempos para estar cerca de nosotros como alimento y
fortaleza espiritual, y por tales motivos se proclama su grandeza en el cielo y
en la tierra y al mismo tiempo se reconoce que es el único Rey y Señor de
señores y ante Él ponemos y consagramos nuestras vidas con nuestras virtudes,
esperanzas, debilidades y defectos. Luego el Acto de Consagración continúa con
estas palabras:
“Tú eres
nuestro Dios y no tendremos otro alguno delante de ti, en tus manos ponemos
nuestra suerte y con ella los destinos de nuestra patria.” En esta parte se
reconoce a Jesucristo como verdadero y único Dios y a la vez se le confía
nuevamente nuestra vida como también los destinos de Venezuela, es decir, le
está dedicando a Venezuela al Santísimo Sacramento la cual constituye la
finalidad de la Consagración.
Luego el Acto continúa de la siguiente manera:
“Muchos te
hemos ofendido, y como el hijo pródigo hemos disipados en los desórdenes tu
herencia, perdónanos que ya volvemos con espíritu contrito a tu casa y a tus
brazos”. También en esta parte hay un reconocimiento de las ofensas y
miserias cometidas por lo que hace referencia a la parábola del hijo pródigo
(cf. Lc. 15,11-32) y al mismo tiempo una petición de perdón, el cual el Señor
concede cuando hay un sincero arrepentimiento y propósito de conversión como lo
hizo aquel padre que perdonó al hijo pródigo cuando éste regresó a su casa.
Posteriormente el Acto de Consagración continúa
diciendo: “Recíbenos, salvador nuestro, y
concédenos que venga a nosotros tu reino eucarístico”. En esta parte le
pedimos a Cristo que nos reciba en sus brazos y seguidamente el Acto continúa
citando una parte de la oración del Padrenuestro enseñada por el mismo Jesús
(cf. Mt 6, 10).
Luego continúa con la petición de que su reino
eucarístico se instaure en Venezuela: “Levanta
bien alto tu trono en nuestra República, a fin de que en ella te veas
glorificado por singular manera y sea honra nuestra, de distinción
inapreciable, el llamarnos la República del Santísimo Sacramento.”
Seguidamente volvemos a ofrecer al Señor nuestra
vida pidiéndole que lo acepte con mirada paternal y amorosa y como ofrenda agradable: “Te entregamos cuantos somos y cuanto tenemos
cubre nuestra ofrenda con tu mirada paternal y hazla aceptable y valiosa en tu
divina presencia”.
Finalmente se vuelve a pedir que por su gran amor hacia
cada uno de nosotros nunca nos aparte de su bondad y misericordia, y que este
acto de dedicar nuestra vida y los destinos de Venezuela a su Sagrado Corazón
Eucarístico se repita siempre en hasta
el final de los tiempos:
Otra vez te pedimos nos recibas, que no nos
deseches y que este acto de nuestro amor
y de nuestra gratitud sea repetido, cada vez con mayor fervor, de generación en
generación, mientras Venezuela exista, para que jamás la apartes de tu Sagrado
Corazón.
El Acto de Consagración termina con un doble amén,
recordemos que amén significa el “sí” confiado y total a Dios como también “así
sea”: “Que así sea para nuestra vida del
tiempo y después…por los siglos de los siglos. Amén.”
Venezuela tierra eucarística y de santidad
Venezuela es tierra eucarística y nuestro pueblo
profesa ese amor a Nuestro Señor Sacramentado en las celebraciones del Corpus
Christi, los jueves eucarísticos, las procesiones en los domingos de Minerva,
las cuarentas horas de adoración, la adoración al monumento los Jueves Santo y
Viernes Santo, las adoraciones nocturnas también al monumento desde el Jueves
Santo en la noche hasta el Viernes Santo, la solemnidad al Sagrado Corazón de
Jesús, la adoración de los primeros viernes del mes, los cuatros congresos
eucarísticos nacionales celebrados en los años 1907, 1925, 1956 y 2011, y los congresos eucarísticos diocesanos
Uno de los frutos que ha dado por ser tierra
eucarística es que Venezuela es también tierra de santidad con cuatro beatos
venezolanos quienes se distinguieron por su amor a la Eucaristía: la Beata
María de San José, la Beata Candelaria de San José, la Beata Carmen Rendiles y el Beato José Gregorio Hernández, los dos
últimos serán los primeros venezolanos que serán canonizados el próximo 19 de
octubre del presente año 2025 por el Papa León XIV en Roma.
También hay otros venezolanos que están en proceso
de beatificación quienes se caracterizaron por su amor a la Eucaristía y la
práctica de la caridad entre ellos: la Venerable Madre Emilia de San José, la
Madre Georgina Febres Cordero, la Madre Ysabel Lagrange, Monseñor Salvador Monte
de Oca, Monseñor Arturo Celestino Álvarez, Monseñor Miguel Antonio Salas,
Cardenal José Alí Lebrún Moratinos, los esposos Calvani, entre otros. Monseñor
Salvador Montes de Oca quien fue el segundo Obispo de Valencia y renunció al
episcopado para ingresar a la vida consagrada en Italia dijo lo siguiente:… “me queda el consuelo que por donde vaya, habrá un
altar, sobre el altar un sagrario, y dentro del sagrario un Amigo que no me
traiciona”.
Amar y Valorar la Eucaristía
Que la celebración por el 126 aniversario de la
Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento en este año 2025 en que tenemos la alegría de
que dos beatos venezolanos serán elevados a los altares de la Iglesia Universal
el próximo 19 de octubre en Roma, nos anime a formarnos para conocer este
sacramento por excelencia que es la Eucaristía o Santa Misa para amarla,
valorarla y respetarla, y al mismo tiempo el visitar a Jesús Sacramentado
reservado en el sagrario o en las exposiciones simples o solemnes para orar,
adorar, agradecer y pedir por nuestras necesidades espirituales y materiales.
Que Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar bendiga y proteja a Venezuela consagrada a Él y nosotros cada día crezcamos en el amor a la Eucaristía y en la vivencia de los valores morales y cristianos y así en el momento de la muerte estar en la presencia de Dios por toda la eternidad.
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