PRIMERA PARTE. A propósito de los 160 años del nacimiento de José
Gregorio Hernández que en su caso fue escogida esta fecha y no la de su partida
al cielo para fijar su fiesta, he querido traer a la memoria algunas opiniones
de personalidades destacadas acerca de nuestro Beato JGH y que iremos
desgranando.
Publicado el 26 de octubre de 2024
Existe una gran cantidad de libros biográficos del doctor José Gregorio
Hernández, en muchos de ellos encontramos rasgos y anécdotas que nos han
permitido conocer bastante bien a nuestro querido Beato, por lo cual escogí
para ustedes algunos fragmentos de varios de sus prólogos.
Del libro "José Gregorio
Hernández un hombre en busca de Dios" del autor Marcel Carvallo Ganteaume; el doctor Tomás Polanco Alcántara nos dice:
“José Gregorio Hernández puede
ser considerado como un fenómeno sociológico. Se le considera, entre los
venezolanos como el prototipo de la bondad humana y de la atención al enfermo
con dolor y desvalido. Es una especie de mito o de una leyenda ligada al culto
y al milagro. Su tumba tiene, alrededor, una constante y abundante
manifestación de gratitud y de esperanza. Su imagen, ejecutada en los más
diversos materiales y tamaños, ocupa el hogar prominente en cantidad de hogares
y sitios de trabajo y lo muestra vestido de negro, con sombrero, corbata y
zapatos también negros y las manos en la espalda. El color negro recientemente
ha sido substituido por blanco quizá como una forma de aludir a la profesión
médica del personaje... ¡El interés por el doctor Hernández es de carácter
nacional muy diferente de lo que sucede con otras manifestaciones religiosas y
devociones! populares que solo muestran influencia local y algunas veces
regionales.
La reverencia por el doctor
Hernández que tiene características similares a la de un 'culto', no se
desarrolla ni podría hacerlo en las iglesias sino en aquellos lugares donde
existen monumentos en su honor y recuerdo. Numerosas placas, de los más
diversos tamaños y materiales, dan allí testimonio de la gratitud de aquellos
que aprecian que, mediante él, obtuvieron un beneficio en su salud o la
solución o alivio de problemas.
En tales personas su relación
con el Dr. Hernández es de idéntico tipo a la que en el mundo católico se
acostumbra con los Santos, es decir, la de intermediación entre el creyente y
la Divinidad, el mismo papel que se asigna a los Iconos en la Iglesia Oriental.
Es un portador, que recibe la petición de quien ora para llevarla a Dios. No se
le reconoce ni se le atribuye autoridad propia. Por eso el Dr. Hernández no
aparece ante los creyentes como un ídolo sino como un santo, es decir un
personaje a través del cual se obtiene de la Divinidad la curación de una
enfermedad o la solución de un problema. Su profesión médica y el recuerdo de
su intensa labor de atender enfermos, sin duda contribuyen a configurar esa
imagen...
Una modalidad muy especial del
Dr. Hernández, muy difícil para el biógrafo y casi imposible de analizar por el
novelista, es su carácter místico en el sentido en que lo fueron Santa Teresa y
San Juan de la Cruz y que quizá sea la clave para una cabal interpretación del
personaje...
Fray Juan de Gomís O.F.M. en
su Estudio introductorio a los grandes místicos, como fueron Fray Alonso de
Madrid y Fray Francisco de Osuna escribe que a veces se accede a la perfección
mística por la vía del entendimiento y otras por la vía de la voluntad.
También advierte que la
ciencia mística requiere integridad espiritual, grandeza de corazón,
aspiraciones altas y deseos magnánimos. Comenta que no es posible la ciencia
mística en espíritus amilanados, incapaces de acometer grandes empresas. Esa
ciencia necesita hombres valerosos, esforzados e íntegros y para dominarla haya
que ser normal, equilibrado y dueño de sí, debe sobreponerse a sí mismo, vencer
y dominarse...
Es evidente que Hernández no
escribió poesía mística como lo hicieron San Juan de la Cruz y Santa Teresa.
Tampoco tratados espirituales, como Fray Diego de Estella, Fray Juan de Pineda,
Fray Juan de los Ángeles, Fray Bernardino de Laredo o fray Miguel de Medina. No
expuso enseñanzas como Ignacio de Loyola o San Buenaventura, pero buscó en esta
vida “la unión infinitamente amorosa con Dios” y sus características coinciden
con las que señala Gomís como las propias de un místico en integridad,
grandeza, aspiraciones, deseos, valor esfuerzo, normal equilibrio y control de
sí mismo...
Ese carácter místico explica
su actitud humana y permite entender la conducta que adoptó sobre todo en los
últimos años de su vida y creo, si se profundiza en ese estudio, los procesos
canónicos ya indicados, acerca de la vida de Hernández pueden tomar un camino
más seguro y que diferenciará entre un personaje, que parece encaminado a la
canonización y otro que bien debe y puede ser estudiado por la historia la
sociología y otras ciencias...".
SEGUNDA PARTE
Otro familiar bastante más cercano al Dr. Hernández fue su sobrino Ernesto Hernández Briceño quién en el
prólogo de su libro titulado: "Nuestro
tío José Gregorio" nos dice:
"De pie, apoyado en el
derecho y el izquierdo un paso adelante, en actitud de caminar; las manos y
antebrazos cruzados a la espalda, ocultan aquellas que no se cansaron de hacer
el bien sin alardes ni ostentación; la mirada viva, firme, clara, penetrante, mirando
de frente al que le mira de frente, inspirándole confianza, ratificada con el
sello de una sonrisa acogedora, reveladora del alma sencilla, pura,
predispuesta siempre al bien, de una condición limpia, recta, sin prejuicios y
de un corazón grande, magnánimo, abnegado, generoso, inclinado siempre al bien,
y al amor al prójimo como reflejo del grande y sublime amor que siempre profesó
a Dios Nuestro Señor, por sobre todas las cosas. De un metro sesenta de
estatura, delgado; color blanco, ligeramente tostado por el sol, cabello
negro... Ojos oscuros, labios delgados, cabeza bien formada, frente despejada,
manos suaves, nariz perfilada, cara ligeramente ovalada”.
Parécenos como si estuviéramos
en su presencia, y como ocurría cada vez que con él nos encontrábamos en la
calle, o le visitábamos en su casa, que nos descubríamos y le decíamos:
-La bendición tío, ¿Cómo está
usted?
Y él nos contestaba: Dios lo
bendiga. Yo bien. ¿Y usted?
-Bien tío, gracias.
Así, ahora, le pedimos nos
bendiga desde el cielo, como lo hacía en la tierra, y bendiga esta nuestra
obra, si ha de ser para mayor gloria de Dios y el bien de nuestras almas...
Ernesto Hernández Briceño 1958
Otro libro escrito por el eminente doctor Nicolás Rueda titulado:
"José Gregorio Hernández, Evangelizador de la Medicina" tiene un
prólogo que a mi juicio subraya lo íntegro que como persona cristiano y médico
fue en su vida, José Gregorio sin olvidar detalles importantes de su biografía,
expresados en forma breve. El mismo comienza así:
"El estado Trujillo tiene
el honor y la gloria de contar entre sus hijos al doctor José Gregorio
Hernández Cisneros el más grande e ilustre ciudadano de la historia
contemporánea de Venezuela.
Es un venezolano que supo
darse hasta llegar a remontarse en las cumbres de la perfección cristiana. Como
médico, su atención especial a los desposeídos y su incansable trabajo por
todos han hecho que se le conozca como: "El médico de los pobres" y
el apóstol del bien ante el dolor.
Su nombre salió de los linderos de la patria para ser honrado y venerado en otros países. En 1959, la familia Borelli se traslada de Italia a Venezuela, y una señora le entrega a la hija de la familia, una estampa del doctor José Gregorio Hernández, diciéndole: Este es un médico del país a donde ustedes van, llévala contigo porque es un santo. Hace 10 años le pidió un señor a mi hermana, en los Estados Unidos de Norteamérica.
(Parte y
actualización de mi artículo publicado en el Semanario “La Iglesia Ahora” correspondiente al año 2010 N° 313)
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