León XIV Convocará Consistorio Extraordinario en 2026

  

La agenda oficial se mantiene bajo reserva, aunque para los medios vaticanistas, la elección de un formato tan inclusivo sugiere que León XIV buscará un debate franco sobre temas estructurales, basado en la realidad actual de la iglesia, incluidos aspectos del ecumenismo, los abusos sexuales todavía no resueltos y cambios doctrinales

Ramón Antonio Pérez | El Guardián Católico
Publicado el 11 de noviembre de 2025

En una decisión que muchos interpretan como un gesto de apertura y diálogo, el Papa León XIV ha convocado un Consistorio Extraordinario para los días 7 y 8 de enero de 2026.

La noticia, divulgada mediante una comunicación interna de la Secretaría de Estado el pasado 6 de noviembre y confirmada por fuentes eclesiales a diversos medios, marca un posible reajuste en los mecanismos de gobierno de la Santa Sede y ha generado expectación sobre el futuro rumbo de la Iglesia.

La convocatoria, que reunirá a todos los cardenales del mundo —tanto electores como no electores, unos 128 de acudir todos—, responde al anhelo expresado por numerosos purpurados durante el último cónclave de incrementar su participación en la vida y el gobierno de la Iglesia universal.

Durante el pontificado de Francisco, los consistorios plenos perdieron frecuencia, priorizándose el trabajo del Consejo de Cardenales (C9) y reduciéndose estas asambleas mayoritariamente a ceremonias de creación de nuevos purpurados.

El Consistorio es una institución canónica

Pero, ¿qué es exactamente un Consistorio según la ley de la Iglesia? El Código de Derecho Canónico (CIC) lo define como la asamblea del Colegio Cardenalicio convocada por el Romano Pontífice para ofrecerle su asistencia “colegiada” (canon 353).

Se distinguen varios tipos:

Primero, el Consistorio Ordinario que reúne a los cardenales presentes en Roma para consultas sobre asuntos ordinarios o ceremonias solemnes. Y. Segundo, Consistorio Extraordinario, la convocatoria global de todos los cardenales para “tratar sobre asuntos graves de la Iglesia” o por “necesidades peculiares” de la misma.

El anunciado para enero de 2026 se enmarca, por tanto, en esta segunda categoría, constituyendo un foro de alto nivel para la deliberación y el consejo al Sucesor de Pedro sobre los desafíos más apremiantes.

Algunas realidades urgentes en la mesa de los Cardenales

Aunque la agenda oficial se mantiene bajo reserva, la elección de un formato tan inclusivo sugiere que León XIV busca un debate franco sobre temas estructurales. Es hipotéticamente plausible que la asamblea aborde un temario basado en la realidad actual de la iglesia.

Entre estas, la crisis de credibilidad que experimentan algunos sectores en razón de los abusos y transparencia. Y es que la herida de los abusos sexuales y la opacidad en su manejo sigue supurando en las venas abiertas de la iglesia en todo el mundo.

El Consistorio podría ser el escenario para evaluar la eficacia de los protocolos de protección de menores y discutir mecanismos canónicos más ágiles y transparentes para la rendición de cuentas de los obispos, un tema que afecta la credibilidad evangelizadora de la Iglesia.

También abordarían el tema de la “Sinodalidad” con el fin de "revivir" una estrategia pastoral que en algunos casos parece echada en el tiesto por las diócesis luego del fallecimiento de Francisco. En este sentido, tras el Sínodo sobre la Sinodalidad, surge la pregunta de cómo implementar sus conclusiones sin caer en un clericalismo burocrático y que no afecte la unidad interna.

Los cardenales podrían deliberar sobre modelos prácticos para que este proceso de escucha y corresponsabilidad no quede encerrado en documentos, sino que transforme la vida pastoral en las diócesis y parroquias de los cinco continentes. Pero también, tendrían que buscar la manera de resolver las aperturas encaminadas en Alemania y otros países de Europa, así como en Estados Unidos.

Otros temas serían las nuevas normas recientes sobre la Mariología cuyo reciente anuncio ha generado fuertes críticas, por el no reconocimiento de lo que anteriormente había dicho, Papa, Santos y Doctores de la Iglesia. El documento emanado desde el Dicasterio para la doctrina de la fe, no ha caído bien en un grueso sector de la iglesia, que ve con inquietud una posible dirección protestante en este aspecto.

Así también, y no menos preocupante, la cercanía con sectores tradicionales que posiblemente, encuentran en este Pontificado de León XIV, mayores posibilidades de apertura e integración que en la era de Francisco.

En un momento de profundas transiciones, León XIV parece dispuesto a escuchar de forma directa y colectiva a sus más cercanos colaboradores, revitalizando una institución histórica para navegar las complejas aguas del siglo XXI. El mundo católico aguarda si este consistorio marcará un verdadero punto de inflexión hacia un gobierno más colegiado. 



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