El cardenal Jorge
Urosa Savino lanzó un urgente llamado “a los católicos que actúan en la vida
política” de Venezuela “a hacerlo con decisión, como expresión de su vivencia
de fe religiosa, para propiciar los cambios” que el país necesita, publicó
el portal Aleteia.
La exhortación del
purpurado se realizó durante la clausura de la primera asamblea conjunta entre
obispos y laicos de Venezuela, ACOL 2017, que se realizó el 8 y 9 de enero, en
el complejo greco melquita de la catedral “San Jorge” de Caracas, alegando que estas
peticiones son “urgencias concretas e inmediatas” para llevarlas a la
práctica.
La otra tarea que
se debe impulsar es “la imperiosa necesidad de volcarnos con
urgencia, con nuestros fieles laicos, en la atención a las personas más necesitadas,
que en estos tiempos de crisis alimentaria y de salud, requieren la mano cálida
de Cristo”.
Estas exigencias
son consecuencia del tema central del encuentro, cuyo lema “Iglesia
en Comunión, hacia una Venezuela más justa y creyente”, fue “requerido
por la urgencia de la gravísima situación que vivimos”, según reflexionó
el cardenal Urosa.
Explicó que “se trata
del compromiso del laico en la vida pública, de acuerdo a su índole secular.
Es decir, la participación, el protagonismo del laico venezolano en el mundo de
hoy, en nuestra conflictiva y agobiada Venezuela”. Según explicó el compromiso “es
un aspecto de la renovación de la Iglesia que el Papa Francisco ha subrayado
con fuerza”.
Significa “buscar
la manera de poder alentar, acompañar y estimular todo los intentos,
esfuerzos que ya hoy se hacen por mantener viva la esperanza y la fe en un
mundo lleno de contradicciones especialmente para los más pobres, especialmente
con los más pobres”.
Predominan intereses particulares en el
diálogo
Por su parte,
Diego Padrón, durante la instalación de la Centésima Séptima asamblea plenaria
de la Conferencia Episcopal Venezolana, hizo fuertes señalamiento al Gobierno y
a la oposición, acusándolos de ser responsables del fracasado diálogo por sus
intereses grupales. En su discurso absolvió a la Santa Sede en su condición de
facilitador.
“Gobierno
y Oposición no asumieron el diálogo en función del país, sino que lo
consideraron más bien como una simple estrategia política, útil, no
para dirimir los grandes conflictos que afectan a todos por igual, sino para
fines particulares, incluso subalternos”, expresó en la Universidad Católica
Andrés Bello de Caracas.
“Para el Gobierno,
el
diálogo fue más bien un instrumento para ganar tiempo y frenar la presión
interna y externa, y en concreto, el referéndum revocatorio del mandato
del Presidente de la República”, dijo. Entretanto, para los opositores, “fue
ocasión para exhibir las innumerables deficiencias del Poder Ejecutivo, pero
también de los otros Poderes afines o dependientes de él, en materia de
derechos humanos, economía…”.
Laicos, a levantar la voz
Por su parte,
María Elena Febres-Cordero, presidenta del CNL de Venezuela basada en una frase
del Papa Francisco, expuso que los laicos son un regalo para la Iglesia.
“Somos
la mayoría, sin olvidar que todos nacimos laicos por la gracia del bautismo,
nos han bautizado laicos y es el signo indeleble que nunca nadie podrá
eliminar”, dijo la investigadora universitaria.
Luego de la asamblea,
“la
organización laical se debe sentir fortalecida, su presencia protagónica y su
acción evangelizadora y su fuerza en la Iglesia”, expresó
Febres-Cordero, según publicó Aleteia en su versión española.
Al concluir el
encuentro, este 10 de enero, sus organizadores dieron a conocer un mensaje a todo
el pueblo venezolano, inspirado en la frase: "No
nos dejemos robar la esperanza", del Papa Francisco, según se publicó
en este portal.
“Como cristianos
católicos tenemos el compromiso moral y cívico de participar activamente en la
construcción de nuestra sociedad y transformarla desde los valores del
evangelio”, dice el comunicado. De igual manera, invitaron “a
cada uno desde su quehacer cotidiano y donde quiera que se encuentre, a
levantar su voz y poner su esfuerzo en lograr la construcción y el
progreso del país”.
Nuncio habló del diálogo como "novela"
Cabe decir que el
lunes 9 de enero, la Asamblea Nacional aprobó la declaratoria de “abandono del
cargo” del presidente Nicolás Maduro. El diputado Freddy Guevara, vicepresidente
de la AN, dijo que esta decisión la cumplirán con movilizaciones de calle.
En este escenario
se espera que el 13 enero se cumpla una nueva etapa en la mesa de
conversaciones entre Gobierno y la MUD. Para el nuncio Aldo Giordano “las
dificultades del diálogo están a los ojos de todos”, según consideró en
la asamblea del Episcopado.
“Sobre
el futuro del diálogo en Venezuela hay oscuridad”, expresó revelando
que “con
esto se puede escribir una novela”. No obstante, Giordano, señaló: “la
historia demuestra que los pueblos recurren al diálogo tarde o temprano. Mejor
antes de miles de muertos”.
A continuación,
el mensaje completo del Cardenal Jorge Urosa Savino:
El Cardenal Jorge Urosa Savino comparte con algunas de las asistentes a la Asamblea Conjunta de Obispos y Laicos de Venezuela, en cuya misa de clausura pronunció su homilía Transformarnos en Cristo. Foto cortesía: Reportaje
Eclesial |
“Transformarnos en Cristo” …
Homilía en la Misa de
clausura de la Asamblea de Obispos y Laicos, Catedral Greco-Melquita San Jorge;
9 de enero de 2017.
+Jorge L. Urosa Savino, Card.
Arzobispo de Caracas.
Mis
queridas hermanas y hermanos:
Con gran interés y alegría hemos
participado en las fecundas reflexiones de estos dos días. Ahora,
fraternalmente congregados en torno al altar de Dios, le damos gracias al Señor
por este estupendo encuentro, y le presentamos nuestras conclusiones como ofrenda
religiosa, así como los propósitos e iniciativas que personalmente o en
grupo hemos determinado realizar en el futuro.
Es necesario ante todo dar gracias
a Dios por el trabajo de la Comisión Episcopal de Laicos y del Consejo Nacional
de Laicos, así como de la comisión organizadora, y el Departamento de
Laicos del SPEV, que han trabajado conjuntamente para poder realizar este
brillante encuentro eclesial. ¡Gracias de corazón a Mons Georges Kahahle,
¡Exarca Greco-Melquita, y toda la gente de la Catedral San Jorge! Gracias
a todos los participantes en las reuniones de estos días, así como a quienes lo
han hecho posible con sus contribuciones económicas, con sus aportes, con su
trabajo, en fin, toda esa cantidad de gente que aunó voluntades para que
esta Asamblea haya sido, como es, todo un éxito.
Queridos hermanos:
La Iglesia universal celebra hoy la
solemnidad del Bautismo del Señor. Esta fiesta se une tanto a la
conmemoración de la Natividad de Jesús, como a la Epifanía, manifestación del Señor
a los pueblos paganos, para mostrar a Cristo al mundo como el hijo amado de
Dios, el predilecto. Él es la imagen de Dios invisible, y al mismo tiempo el
modelo para cada ser humano; estamos llamados a ser hijos de Dios, como Cristo,
sus hermanos y discípulos, como miembros de nuestra santa Iglesia Católica. Y
por eso la colecta de la Misa de hoy del Bautismo de Cristo, le pide al
Padre celestial nos de la fuerza para transformarnos en Cristo.
COMPROMISO Y PROTAGONISMO DE
LOS LAICOS EN LA VIDA PÚBLICA
Riquísimas han sido las reflexiones y
las conclusiones de nuestra Asamblea. Sin duda el tema central, requerido
por la urgencia de la gravísima situación que vivimos, nos ha emocionado: se
trata del compromiso del laico en la vida pública, de acuerdo a su índole
secular. Es decir, la participación, el protagonismo del laico venezolano en el
mundo de hoy, en nuestra conflictiva y agobiada Venezuela. Es un aspecto
de la renovación de la Iglesia que el Papa Francisco ha subrayado con fuerza. Y
esto significa para nosotros los Obispos y sacerdotes, según el Papa, “buscar
la manera de poder alentar, acompañar y estimular todos los intentos, esfuerzos
que ya hoy se hacen por mantener viva la esperanza y la fe en un mundo lleno de
contradicciones especialmente para los más pobres, especialmente con los más
pobres. Significa como pastores comprometernos en medio de nuestro pueblo y,
con nuestro pueblo sostener la fe y su esperanza” (Ver “El indispensable
compromiso del laico en la vida pública de los países latinoamericanos”).
Esta renovación y compromiso están
firmemente afirmados en el Concilio Plenario de Venezuela, en nuestro documento
sobre la contribución de la Iglesia a la gestión de una nueva sociedad, cuando
se afirma, en el n. 80 “Por esto, la Iglesia en Venezuela está urgida a renovar
la unión con Dios y a volcarse con la fuerza del amor a una intensa y eficaz
acción transformadora de la sociedad, saliendo de círculos cerrados. La
invitación del Señor Jesús a sus discípulos, a ser sal de la tierra y luz del
mundo, de manera que al ver sus obras los demás puedan dar gloria al Padre
celestial (Cf. Mt 13,13-16), la compromete como discípula y testigo del Señor a
afrontar con decisión los desafíos que le plantea la realidad venezolana 4”
Y en el documento sobre los laicos nos
urge: “Concretar la vocación laical de santificar el mundo en los
campos que requieren una presencia más activa y transformadora de los
creyentes: la política, la economía, la educación, la cultura y el arte, la
ciencia y la técnica, la salud, los medios de comunicación, el comercio, la
industria, el trabajo, los sindicatos, los gremios, la legislación, la
judicatura, las asociaciones de vecinos, deportivas, recreativas, aquellas de
defensa de los derechos humanos, y de la sociedad en general, de manera que los
laicos sean fermento de una sociedad nueva, renovada por los
valores evangélicos y orientada al bien común” 147.
Al finalizar esta Asamblea todos estamos
conscientes de la necesidad de dar un mayor impulso a todo lo que tenga que ver
con esa participación: promover el empeño del laicado en ser “sal de la
tierra y luz del mundo” (Mt 5, 13-16); promover su formación y compromiso,
y apoyarlos mediante la atención pastoral e inclusive la creación de nuevas
estructuras, o la renovación de las que ya existan.
Estos son retos que debemos afrontar,
reconociendo nuestras actuales fallas y limitaciones, pero firmemente
apoyados en el Señor, yendo hacia adelante con fuerza y entusiasmo. Asumamos
esos retos con decisión, e impulsemos con entusiasmo el compromiso y
protagonismo de nuestros hermanos laicos en los diversos niveles y
ambientes de la vida pública de nuestro país.
ESPIRITUALIDAD INTENSA Y
RENOVACION DE ASOCIACIONES
Hay también otros aspectos del
compromiso del laico en la Iglesia, que hemos tocado en nuestras reflexiones de
estos días. Yo quisiera destacarlos, al menos brevemente, pues están
relacionados con el protagonismo y compromiso del laico en la vida pública.
Para ello voy a traer ante Uds. al gran San Juan Pablo II. El 28 de enero de 1985,
el Papa Juan Pablo II tuvo un maravilloso encuentro con los laicos en la
Catedral de Caracas. Allí, en un breve, pero impactante discurso, subrayó,
además del compromiso del laico con la transformación de mundo, dos cosas muy
importantes que hemos de tener presente, si queremos tener éxito en promover el
compromiso laical con la transformación de nuestra actual realidad.
Lo primero: fomentar una intensa espiritualidad
en los seglares. El Papa en su discurso llamó a los laicos a “crecer en
el Señor”. Es preciso que nosotros, los Obispos, junto con nuestros
sacerdotes, consagrados y demás agentes de pastoral, y los líderes del laicado, demos
una atención espiritual más intensa a los fieles, para que ellos vivan a fondo
su condición bautismal, vayan en pos de la santidad, quieran imitar y
transformarse realmente en Cristo, crezcan en el Señor. Se trata de fomentar la
vida de fe, la religiosidad, la profundidad espiritual y la piedad de nuestros
fieles en nuestras comunidades parroquiales y escolares.
Y en segundo lugar, lo que el Papa Juan
Pablo II denominó “revitalizar los movimientos laicales”. En Venezuela tenemos
muchísimos, antiguos, recientes y nuevos, a Dios gracias. Y será necesario
darles, especialmente a los menos recientes, un nuevo impulso. Para ello es
preciso quererlos, atenderlos, dedicarles tiempo, asignarles asesores y
directores espirituales, darles gran importancia en la labor pastoral de
nuestra Iglesia. Y los dirigentes de esos movimientos y asociaciones de fieles
están llamados a trabajar intensamente en el desarrollo de sus instituciones.
Creo que esta Asamblea Conjunta de
Obispos y Laicos, además de marcar un intenso compromiso de los laicos en la
vida pública del país, un antes y después, como dijera la Dra. María Elena Febres, deberá
propiciar e impulsar un renovado crecimiento y desarrollo de los movimientos y
asociaciones de fieles, con sus diversos carismas, organización, estructuras y
objetivos. De manera que podamos propiciar un fuerte crecimiento del
número de los laicos asociados, cuya presencia ha sido tan importante en la
labor de la Iglesia en buena parte del siglo XX entre nosotros. Esto sin
desmedro de la importancia de los laicos no asociados, que son la inmensa
mayoría.
Sólida espiritualidad, y asociaciones
renovadas. Una piedad intensa ha acompañado siempre a los laicos que se
han destacado en la vida pública; y las asociaciones, los grupos, esas
comunidades de reflexión y de acción, que animan, motivan, estimulan y
sostienen a las personas, son fundamentales en la vida de la Iglesia. De ellos
surgirán personas que quieran fermentar la masa, iluminar al mundo, ser sal de
la tierra. Tengamos esto muy presente al asumir con determinación, por
supuesto, la promoción del laicado en la vida pública del país, su protagonismo
y compromiso en la construcción de una nueva sociedad. Porque sin una sólida vida
de fe, sin una práctica religiosa profunda, no habrá motivación para mantener
ante un mundo relativista, materialista y corrompido, los valores de verdad,
libertad, honestidad, justicia y paz, del evangelio de Nuestro Señor
Jesucristo.
Por último, quiero señalar dos urgencias
concretas e inmediatas: la primera, la imperiosa necesidad de volcarnos
con urgencia, con nuestros fieles laicos, en la atención a las personas
más necesitadas, que en estos tiempos de crisis alimentaria y de salud,
requieren la mano cálida de Cristo; y la segunda, invitar a los
católicos que actúan en la vida política a hacerlo con decisión, como expresión
de su vivencia de fe, religiosa, para propiciar los cambios necesarios
actualmente en Venezuela.
CONCLUSION
Mis queridas hermanas y hermanos:
Demos gracias a Dios por nuestro pueblo católico, por
nuestros fieles laicos, por nuestra Iglesia venezolana. Pidamos al Señor,
por intercesión de María de Coromoto, nuestra celestial patrona, que nos ayude
a todos los bautizados a transformarnos interiormente en Cristo, y
a los laicos a ser cada vez más activos en la vida social y pública
del país, viviendo a fondo y a cabalidad su compromiso y su protagonismo
político y social.
Unidos, obispos y dirigentes del mundo laical,
impulsemos también la vida religiosa de nuestros fieles, así como
la renovación y fortalecimiento, la revitalización, de nuestras asociaciones laicales.
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