Cada 12 de diciembre la iglesia católica festeja la aparición de la Virgen
de Guadalupe, ocurrida en el Cerro Tepeyac de México –hoy Ciudad de México, en la
misma fecha del año 1531. La imagen de la Madre de Dios quedó impresa en la
tilma del indígena San Juan Diego, marcando el primer registro de su aparición en
el continente americano.
Publicado el 09 de diciembre de 2025
El 12 de diciembre es la festividad de la Santísima Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de México y de América. Recordamos y celebramos que la Madre de Dios se apareció por cuatro veces a San Juan Diego y uno a Juan Bernardino en México, la cual constituye la primera aparición de Nuestra Señora en América convirtiéndose en misionera del Evangelio en los inicios de la evangelización en el nuevo mundo.
El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón descubrió América, en el año
1521 México fue conquistada por los españoles después de una intensa campaña
dirigida por Hernán Cortés que duró dos años. Luego comienza la evangelización,
y en diciembre del año 1531 a solo 10 años de la conquista, la Santísima Virgen
se aparece a San Juan Diego en el cerro de Tepeyac en aquel momento en las
afueras y cercana de la actual ciudad de México y hoy está incluida encontrándose
al norte de la misma.
Las apariciones de la Madre de Dios a San Juan Diego, desde el 9 de diciembre hasta el 12 de diciembre de 1531, está relatada en un documento histórico antiguo llamado Nican Mopohua escrito originalmente en lengua náhuatl que significa en palabras semejantes “Aquí se narra” y traducida posteriormente en varios idiomas, cuyo título completo es:
“Aquí se narra, se conjunta, cómo hace poco, de manera portentosa, se apareció la perfecta Virgen Santa María Madre de Dios, nuestra Reina, allá en lo el Tepeyac, nariz del monte, de renombre Guadalupe.”
Este documento fue escrito por Antonio
Valeriano, un indígena noble e intelectual que recogió la historia del
propio San Juan Diego en los años 1545-1546, es decir, a 15 años de las
apariciones de la Madre de Dios en el Tepeyac y dos años antes de la muerte del
santo indígena, quien falleció en 1548.
Apariciones de la Santísima
Virgen en los días 9 y 10 de diciembre de 1531
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin era un indígena azteca quien abrazó la fe católica gracias a las enseñanzas de los padres franciscanos, por lo que aceptó el Bautismo y fue un católico devoto y practicante, humilde, sencillo y vivía de acuerdo a la doctrina cristiana.
En la madrugada del sábado 9 de diciembre de 1531 cuando San Juan Diego
se dirigía a pie a la ciudad de México (en aquel entonces la llamaba México- Tlatelolco) para la enseñanza de la doctrina católica, al pasar por el
cerro de Tepeyac escuchó un hermoso canto como si fuere de distintas aves. Al
terminar el canto escuchó una voz que cariñosamente lo llamaba por su nombre, el
indígena sube hasta la cumbre del cerro y ve de pie a la Santísima Virgen que
le dice de acuerdo al Nican Mopohua:
“Sábelo, ten por cierto, hijo mío, el más pequeño, que yo soy en verdad la perfecta siempre Virgen Santa María, que tengo el honor y la dicha de ser Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive.”
Posteriormente la Madre de Dios le encarga al santo indígena que fuera
al obispo fray Juan de Zumárraga perteneciente a la orden de los franciscanos
para que pidiera en su nombre que le construya una iglesia en el lugar de su
aparición. San Juan Diego cumple con el encargo presentándose ante el prelado
el cual lo recibe y escucha, pero no le cree y le dice que regrese en otra
ocasión.
San Juan Diego regresa triste al cerro Tepeyac el mismo día 9 de
diciembre y la Santísima Virgen se le aparece por segunda vez. El indígena le
comenta la respuesta del obispo y le expresa con humildad que envíe a otra
persona con más jerarquía y dignidad para que el señor obispo le crea, pero la
Madre de Dios le dice con cariño y firmeza que debe ser él quien debe
presentarse nuevamente ante fray Juan de Zumárraga, diciéndole que Ella la
siempre Virgen Santa María, la Madre de Dios, lo envía como su mensajero a
expresarle su deseo que se construya un templo en el lugar señalado por Ella.
El 10 de diciembre de 1531 después de participar en la Santa Misa dominical, San Juan Diego regresa a la residencia del obispo para cumplir con el encargo de la Santísima Virgen, y nuevamente habla con fray Juan de Zumárraga, explicándole lo de la aparición y expresando el deseo de la Reina del cielo de construir un templo en el Tepeyac.
En esta ocasión el prelado le
hace varias preguntas que el santo indígena fue respondiendo, pero al final el
señor obispo le dice que necesita alguna señal para estar seguro que es
verdaderamente la Madre de Dios quien hace la solicitud.
El mismo domingo 10 de diciembre San Juan Diego regresa al Tepeyac y la
Santísima Virgen se le aparece por tercera vez y el santo indígena le manifestó
la respuesta de fray Juan de Zumárraga. La Reina del cielo le dijo que volviera
al día siguiente 11 de diciembre para enviar la prueba que pide el obispo.
El lunes 11 de diciembre San Juan Diego no pudo ir al encuentro con la Madre de Dios debido que su anciano tío Juan Bernardino enfermó gravemente por lo que estuvo buscando un médico y luego se quedó en casa cuidándolo. En la noche su tío le pide a San Juan Diego que al día siguiente busque a un sacerdote porque sentía que iba a morir (Juan Bernardino falleció en 1544).
Las dos apariciones del 12
de diciembre de 1531
El martes 12 de diciembre de 1531 muy de madrugada San Juan Diego va hacia
lo que es hoy la ciudad de México a buscar un sacerdote, y al llegar al cerro
Tepeyac pensando que podía encontrarse con la Madre de Dios, decide cambiar de
camino, pero de igual manera la Santísima Virgen se le aparece y le pregunta
adónde va y el santo indígena le responde que su tío está muy enfermo y va en
busca de un sacerdote para que lo confiese. Entonces la Reina del cielo le
responde con una pregunta: “¿No estoy yo aquí, yo que soy tu
madre?”.
Luego le tranquiliza diciéndole que su tío está
curado lo cual efectivamente sucedió.
Posteriormente la Santísima Virgen le dice que suba hasta la cumbre del
cerro Tepeyac donde se le había aparecido anteriormente para que corte y traiga
algunas flores que había en el lugar. San Juan Diego obedeció y al llegar a la
cumbre vio variadas y hermosas rosas como de Castilla que desprendían
agradables aromas, lo cual se sorprendió debido que el terreno no era apto para
esas rosas por ser árido y pedregoso como tampoco no era el tiempo para que se
diera esas flores.
San Juan Diego cortó varias de esas flores y lo puso en su tilma (prenda
que usaba los hombres indígenas en México como capa o manta aunada sobre el
hombro) y se lo lleva a la Santísima Virgen. Ella con sus manos las toma y lo
vuelve a poner en la tilma del indígena y le dice que esta es la prueba que él
presentará ante el obispo y le ordenó que solamente ante él extienda la tilma y
luego contará al prelado todo lo concerniente sobre su aparición y las flores.
El santo indígena con mucho cuidado y al mismo tiempo disfrutando de los
aromas de las flores va para el palacio episcopal y al llegar solicita ver a
fray Juan de Zumárraga, pero ninguno de los servidores del obispo le dio
importancia a su presencia y San Juan Diego esperó un largo rato con la esperanza
que lo llame.
Posteriormente los sirvientes al notar el largo tiempo que el indígena
esperaba y al ver que traía algo en la tilma le preguntaron que tenía, y San
Juan Diego viendo que no podía ocultar lo que llevaba le enseñó un poco que
eran flores. Al ver los sirvientes que eran variadas y frescas rosas de
Castillas se sorprendieron enormemente porque no eran el tiempo que se da esas
flores. Intentaron agarrar algunas por tres veces, pero en cada intento no
podían debido que las flores quedaban dibujadas y pintadas en la tilma y al ver
esto avisaron inmediatamente al obispo contándole lo que habían visto.
Fray Juan de Zumárraga sintió en su corazón que era la señal que pidió y mandó llamar a San Juan Diego, y cuando el indígena está ante la presencia del obispo le relata con detalle sobre la aparición y las flores, y que tiene en la tilma la prueba que la Santísima Virgen le envía para que crea que es verdaderamente la Madre de Dios quien pide que se levante un templo en el Tepeyac.
Inmediatamente el indígena extiende la tilma cayendo las flores al suelo, y de repente aparece en la tilma la imagen de la Santísima Virgen María, la misma que se venera en su Basílica en la ciudad de México en México.
Fray Juan de Zumárraga y todos quienes presenciaron el prodigio se
arrodillaron ante la imagen impresa en la tilma y el obispo con lágrimas pidió
perdón por no haber creído y llevó la tilma al oratorio y pidió a San Juan
Diego que se quedara ese día en la residencia episcopal. Al día siguiente,13 de
diciembre, el prelado fue con el santo indígena al cerro Tepeyac para conocer
el sitio para construir el templo y cumplir el deseo de la Madre de Dios.
Seguidamente y con permiso del obispo, San Juan Diego fue a ver a su tío
Juan Bernardino y lo encontró curado. Juan Bernardino le confirma que el día
anterior 12 de diciembre quedó completamente curado y la Santísima Virgen se le
apareció a él en la forma como San Juan Diego la describió y le expresó su
deseo que sea honrada como “La Perfecta Virgen Santa María De Guadalupe.”
Importancia del
acontecimiento guadalupano
Las apariciones de la Santísima Virgen en la advocación de Guadalupe en México, en 1531, constituye la primera aparición de la Madre de Dios en el continente americano, durante la evangelización llevada a cabo por los misioneros en el nuevo mundo después de la conquista. Ella se hizo misionera para llevar a los indígenas el mensaje del Evangelio de su Hijo Jesucristo que es fuente de vida y redención.
Su imagen impresa en la tilma de San Juan Diego constituye otro signo de
su amor maternal hacia sus hijos espirituales por todo lo que representa y el
mensaje que transmite, y al mismo tiempo se han hechos grandes descubrimientos
inexplicables en la imagen para la mayor gloria de Dios que es importante
conocer para amar y valorar.
Por eso, la Santísima Virgen de Guadalupe es venerada y amada en México, en América y en el mundo y tiene varios títulos: Patrona de México, Patrona de América Latina, Emperatriz de América, Patrona de toda América, la Morenita del Tepeyac, entre otros.
San Juan Pablo II en el año 1999 con motivo de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para América, celebrada en la ciudad del Vaticano, dispuso que su festividad se celebrase en todo el continente americano.
Rumbo a los 500 años del
acontecimiento guadalupano
El 12 de diciembre de 2022 el Papa Francisco, que en paz descanse,
convocó el comienzo de una novena
intercontinental para la preparación de los 500 años de las apariciones de
la Santísima Virgen de Guadalupe a San Juan Diego en México que se celebrará el
12 de diciembre de 2031.
El Santo Padre, invitó a los obispos, sacerdotes, diáconos, vida consagrada y laicos de América a sumarse a esta preparación espiritual para celebrar los cinco siglos del acontecimiento guadalupano.
María de Guadalupe bendice y protege al continente americano y al mundo
Que la Santísima Virgen María de Guadalupe con su amor maternal bendiga y proteja a todo el continente americano y al mundo e interceda por nosotros sus hijos espirituales en este peregrinar terrenal hacia el encuentro con Dios.
Que la Madre del verdadero Dios por quien se vive, nos acompañe y ayude para vivir los valores del Evangelio cada día de nuestra vida, y en el momento de la muerte, estar en la presencia de Dios por toda la eternidad. Amén.



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