Este 24 de octubre, en el gimnasio “Hermanas González” de Puerto
Ordaz, estado Bolívar (Venezuela), se realizó la consagración episcopal de Juan
Carlos Bravo Salazar, quien fue nombrado por el papa Francisco como segundo
obispo de la diócesis Acarigua – Araure, el pasado 10 de agosto de este año.
La ceremonia se cumplió en un ambiente de
alegría y contó con la asistencia de varios miembros del episcopado
venezolano y del nuncio apostólico, Aldo Giordano, quien hizo entrega de la
Bula Pontificia donde Juan Carlos es nombrado obispo.
La imposición de manos y oración consecratoria
estuvo a cargo del obispo de Ciudad Guayana, Mariano José Parra Sandoval, clero
al cual estuvo adscrito el nuevo obispo.
Participaron de este rito Ubaldo Ramón
Santana Sequera y Ángel Francisco Caraballo Fermín, arzobispo y obispo auxiliar
de Maracaibo, respectivamente.
La oración
del nuevo obispo
Llamaron la atención, y son motivo de positivos
comentarios en Venezuela, las palabras del nuevo prelado respecto a las tareas
más importantes de un pastor católico. Sus palabras, según indicó, están inspiradas en una conversación que sostuvo “con un sabio,
pobre y humilde campesino de los más alejado de mi pueblo”.
Aquí se las damos a conocer:
“¿Lo importante? ¡Lo importante…! Lo
importante”.
“Que lo importante no sea el solideo y la mitra
que llevaré en mi cabeza, sino quien ilumina mis pensamientos, mis decisiones y
quien abre mi mente a mi conversión”.
“Que lo importante no sea el báculo que llevaré
en mi puño, sino de quien me sostengo en mi diario caminar”.
“Que lo importante no sea el anillo que llevaré
en mi dedo, sino quien me lleva de la mano y a quien llevo en las mías”.
“Que lo importante no sea la cruz que llevaré en
mi pecho, sino quien vive en mi corazón”.
“Que lo importante no sea el hábito que pueda
usar, sino quien me ha revestido de su amor”.
“Que lo importante sea siempre Señor; conocerte,
amarte y anunciarte con coraje, entusiasmo, alegría, misericordia, pasión y
perdón”.
“Que mi forma de vestir, de vivir y de actuar
nunca sea un escándalo para los pobres de mi pueblo, ni una confusión con los
poderosos de este mundo. De la tentación de anunciarme a mí mismo, líbrame
Señor. Amén”.
“Que esta sea su oración por mí y que el Señor
me moldee, como vasija de barro que soy, a ser el pastor que esa Iglesia local
merece, necesita y desea. Me despido de ustedes implorando su bendición y su
oración. Tu hermano. Juan Carlos”.
Juan Carlos Bravo Salazar nació en El Pilar,
estado Anzoátegui, el 2 de noviembre de 1967. Completó sus estudios de
filosofía con los Operarios Diocesanos y los de teología en el Seminario Santo
Tomás en la archidiócesis de Saint Paul, Minneapolis, USA.
El 28 de noviembre de 1992 fue ordenado
sacerdote, y a lo largo de su trayectoria profesional ha sido vicario diocesano
para la pastoral, administrador apostólico de la diócesis de Ciudad Guayana,
párroco de Nuestra Señora del Valle, en Puerto Ordaz, y también párroco de La
Inmaculada Concepción, en San Félix.
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