Los laicos toman la palabra en el Sínodo de Obispos,
y además de problemas propios del matrimonio, también hablaron y condenaron la manipulación genética y la crioconservación de embriones, entre otros temas
El Vaticano, 10 de octubre de 2014.- Un reporte del
Servicio Informativo del Vaticano de este viernes 10 de octubre, indica que durante la Novena Congregación
General ha habido 15 intervenciones (6 de parejas y 9 de auditores), casi todos
laicos comprometidos en los ámbitos de la pastoral familiar, la bioética y la
ecología humana. Procedentes de diferentes países y en representación de casi
todos los continentes los auditores han llevado al Aula su testimonio vivo, de
apostolado familiar en la vida cotidiana.
En primer lugar,
se recordaron las dificultades que viven las familias de Oriente Medio, en
particular de Irak. Los numerosos conflictos repercuten gravemente en la familia,
disgregada por la muerte de sus miembros, obligada a emigrar en busca de un
lugar seguro para vivir, privada de futuro para los jóvenes
-substraídos a la escolarización- mientras los ancianos se ven abandonados a sí
mismos.
La unidad de la
familia cristiana en Oriente Medio está profundamente sacudida y este hecho
afecta también a la cohesión social y nacional de los países de la región. Ante estos
escenarios dramáticos la Iglesia representa un refugio seguro, una
"familia de familias" que ofrece consuelo y esperanza. Y también es
necesario preparar a las parejas casadas a ser "mediadoras" de paz y
reconciliación.
Otro punto
destacado por los auditores fue la necesidad de que la Iglesia escuchase más
a los laicos a la hora de buscar soluciones a los problemas de las familias, en
particular en lo que respecta a la esfera de la intimidad de la vida
matrimonial. Por esta razón, se hizo hincapié en la importancia de la
sinergia entre el mundo académico y el mundo pastoral, para no formar
"técnicos", sino agentes pastorales que conozcan y sepan promover los
temas de la familia y de la vida, a través de una sólida "visión antropológica
católica del mundo".
Además, los
auditores subrayaron la necesidad de un mayor diálogo entre la Iglesia y el
Estado, también a través del compromiso de fieles laicos que, lejos de ambiciones
personales, sean capaces de promover la protección de los derechos de la
familia y la defensa de la vida, trabajando en pro de un Estado de rostro
humano. Los laicos deben ser activos y competentes en la defensa pública de los
valores de la vida y la familia.
A continuación
las intervenciones se centraron en la necesidad de formar de modo adecuado y
permanente a los sacerdotes en los temas de la familia, en particular, la
apertura a la vida, para que puedan explicar y hablar con naturalidad y claridad
del amor conyugal. También porque se ha observado que si la planificación
familiar natural se explica en detalle, destacando el valor positivo, se
fortalece la vida de la pareja. En este contexto, se recordó que las homilías,
bien preparadas, fomentan la participación de los fieles en la celebración de
la Misa.
También se
reflexionó en el Aula sobre la importancia del testimonio. Los jóvenes no
necesitan tanta teoría pero entienden muy bien la centralidad de la familia
cuando la demuestran sus miembros, testigos creíbles y sujetos de evangelización.
Para ello, se ha insistido en acompañar a las parejas con una pastoral
adecuada, incluso después del matrimonio y no sólo antes.
Los auditores han
dado voz al sufrimiento de los que pierden a un familiar, como las personas
viudas, los huérfanos o los padres a quienes muere un hijo. Para todos ellos es
fundamental el acompañamiento de la Iglesia y de los grupos de escucha y ayuda,
para que no se sientan desarmados frente a la profunda angustia de la pérdida,
al temor de un "desierto" de los afectos, sino que permanezcan firmes
en la fe.
Más tarde se
habló de la importancia de una "ecología humana", que ayude a
contrarrestar los efectos negativos de la globalización económica, a menudo
portadora de modelos contrarios a la doctrina católica. Ha habido también una
fuerte condena de todas las formas de violencia doméstica, en particular contra
las mujeres, señalando que a menudo es perpetrada por los jóvenes.
Por último, se
hizo hincapié en la necesidad de la comunicación dentro de la familia, porque
la compartición entre los cónyuges, así como también en la educación de los
hijos y sobre todo la oración en el hogar, contribuyen a fortalecer el núcleo
familiar.
Durante la Octava
Congregación General que tuvo lugar ayer jueves por la tarde y siguiendo el
esquema del Instrumentum Laboris, los Padres sinodales discutieron del tema
"La Iglesia y la familia frente al desafío educativo (parte III, cap. 2)
El desafío educativo en general / La educación cristiana en situaciones
familiares difíciles".
En primer lugar,
se reiteró la vocación a la vida como elemento fundamental de la familia; de
ahí la invitación a los fieles a profundizar en el conocimiento de la encíclica
de Pablo VI "Humanae Vitae" también para comprender mejor la
importancia de la utilización de los métodos naturales de regulación de la
fertilidad y de la no aceptación de la anticoncepción. Unión y procreación - se
dijo - no están separadas del acto conyugal. Por lo tanto se reafirmó con
decisión, la condena de la manipulación genética y la crioconservación de
embriones.
Diversas voces
pusieron de manifiesto la tendencia de algunos países y organizaciones en el
mundo occidental de presentar, en particular en el contexto de África, algunos
conceptos (incluyendo aborto y uniones del mismo sexo), como "derechos
humanos" vinculando la ayuda económica y fuertes campañas de presión a la
recepción de los mismos.
En este sentido,
también se evidenció que la expresión "derechos a la salud sexual y
reproductiva" no tiene, en el marco del derecho internacional, una
definición precisa y que puede terminar por abarcar principios que se
contradicen entre sí, como la condena del aborto forzado y la promoción de
aborto seguro, o la defensa de la maternidad y la promoción de la
anticoncepción. Si bien carezcan de valor vinculante, la promoción de tales
"derechos" supone un riesgo, porque puede influenciar la
interpretación de otras normas, en particular en el ámbito de la lucha contra
la discriminación de la mujer.
Se hizo de nuevo
hincapié en la importancia de una adecuada preparación para el matrimonio, ya
que su celebración parece reducirse cada vez más a la dimensión social y
jurídica dejando en segundo lugar la religiosa y espiritual. También se dijo
que a menudo los novios perciben el curso de preparación como una imposición,
una tarea que hay que cumplir sin convicción y, que además es demasiado corto.
Dado que, sin embargo, el matrimonio es una vocación para la vida, su
preparación debe ser larga y detallada, como en el caso de la vida religiosa.
Se habló también de que los novios adolecen con frecuencia de una escasez de
conocimiento del valor sacramental del matrimonio. Tanto es así que la
celebración del rito matrimonial -se apuntó- no es automáticamente la
celebración del sacramento del matrimonio.
En cuanto a la
simplificación de los procedimientos de los procesos de verificación de la
nulidad del matrimonio se mencionó la Comisión Especial de Estudio para la
reforma del proceso matrimonial canónico, instituida por el Santo Padre
Francisco el 20 de septiembre de 2014. Se espera en un procedimiento más
sencillo siempre que sea uno y único para toda la Iglesia. Por otra parte sobre
la doble sentencia conforme consiguiente a la apelación obligatoria surgió la
pregunta de si era posible dejar al discernimiento del obispo la determinación
de apelar o no. Al mismo tiempo, se insistió en la necesidad de una mayor
presencia de jueces laicos debidamente preparados, en particular de mujeres, en
los tribunales eclesiásticos.
Después se
reiteró la importancia de que también los sacerdotes estén bien preparados para
la pastoral del matrimonio y la familia, y de que utilicen las homilías como un
momento especial y eficaz para anunciar a los fieles el Evangelio de la
familia. Hacen falta, se dijo, formación e información, porque la santidad
espiritual del sacerdote, su creatividad y su relación directa con las familias
son particularmente apreciadas por los fieles.
Una vez más se
reflexionó sobre la relación entre emigración y familia, insistiendo en que la familia
es un derecho fundamental que cada emigrante debe ver reconocido y se exhortó a
los responsables de las políticas internacionales de emigración a proteger el
derecho a la unidad familiar porque para los emigrantes la familia es un
elemento esencial para la integración en los países de destino.
Durante la hora
dedicada al debate libre - entre las 18.00 y las 19.00 horas- surgieron, en
particular, tres temas: respecto a los divorciados que se han vuelto a casar,
se puso de relieve la necesidad de un camino de penitencia, que esté
acompañado de una reflexión sobre los divorciados que se han quedado solos
porque a menudo sufren en silencio y están marginados de la vida social.
En
segundo lugar, se señaló la necesidad de proteger a los hijos de los cónyuges
divorciados de las repercusiones psicológicas que el divorcio pueda tener sobre
ellos. En este contexto, se señaló que a menudo una adecuada pastoral
de los niños hace que sus padres se acerquen de nuevo a la Iglesia.
En tercer lugar
se habló de la importancia de la relación entre la familia y la educación de los
niños, con particular referencia al derecho de los padres a elegir el programa
educativo más adecuado para que sus hijos puedan recibir una educación de
calidad.
Por último, el
Secretario General del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, anunció que en
el transcurso de las ocho congregaciones generales, las intervenciones de los
Padres sinodales fueron un total de 180, a los que hay que sumar las 80 durante
las horas de debate libre.
0 Comentarios
Comentarios de Nuestros Visitantes
Agradecemos sus comentarios, siempre en favor de nuestra Fe Cristiana Católica y de manera positiva. Si considera válido su comentario para ser publicado, se agradece no usar una cuenta anónima o desconocida.