Ramón Antonio
Pérez // @GuardianCatolic
Caracas, 5 de julio de 2019
“Por sus
sólidas virtudes, en especial por su fe y su caridad viva hacia los enfermos,
especialmente hacia los pobres, por su religiosidad, muy pronto después de su
muerte fue considerado un hombre lleno de Dios y cercano a él, a quien la gente
podría invocar en alguna situación de necesidad”. Así se pronunció el cardenal
Jorge Urosa Savino durante la misa que presidió el sábado 29 de junio, en la
iglesia “La Candelaria” de Caracas, para conmemorar el centenario del
fallecimiento del Doctor José Gregorio Hernández.
Se trató de
la décima de dieciocho eucaristías organizadas por la Arquidiócesis de Caracas
para pedir a Dios por la pronta beatificación del “Médico de los pobres”. El
Venerable murió el 29 de junio de 1919, luego de ser atropellado por un
vehículo en la esquina de Amadores de la parroquia La Pastora en Caracas. Según
sus historiadores, cayó al piso y recibió un golpe mortal al chocar su cabeza
contra la acera.
Urosa
recordó en su homilía, titulada: “¡Sigamos
a Jesucristo, como lo hizo José Gregorio!”, que la causa de canonización
fue iniciada en 1949 por monseñor Lucas Guillermo Castillo, entonces titular de
la Arquidiócesis de Caracas. También expresó que “en el año 1986 San Juan Pablo II
proclamó al mundo entero que el Dr. Hernández había practicado las virtudes en
grado heroico, es decir, de manera perfecta, por lo cual se le da el título de
Venerable”.
El cardenal Urosa, quien este 29 de junio,
rezó arrodillado frente a la tumba del Doctor José Gregorio que se encuentra en
este templo, fue muy claro en cuanto a la manera de honrar al insigne
venezolano nacido en Isnotú, estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864.
“Todos anhelamos su beatificación”, dijo. “Con inmenso afecto los venezolanos consideramos al Venerable José Gregorio como un hombre virtuoso, de viva fe católica, lleno de amor a Dios y al prójimo, como un hombre santo. Pero no podemos tributarle culto público como a La Virgen María, a San José, a San Judas Tadeo, a San Pedro…”.
Igualmente, indicó que para su
beatificación hace falta que se compruebe que Dios haya realizado un auténtico
milagro por intercesión del Venerable.
“No bastan nuestros deseos ni nuestras
cartas al Papa. Hace falta el milagro. Y no cualquier favor hecho por
Dios luego de la invocación del Dr. Hernández es milagro. Milagro es algo que supera
absolutamente las fuerzas de la naturaleza”, explicaba Urosa a la
feligresía.
Efectivamente, el 18 de enero
pasado, el cardenal Baltazar Porras Cardozo, administrador apostólico de
Caracas, entregó a la Congregación
para la Causa de los Santos, un expediente contentivo de
un presunto milagro ocurrido en la niña Yaxuri Ortega, de trece años, según informó Aleteia en
reportaje del
19 de diciembre de 2018.
Ello, más una serie de actividades que se han organizado para difundir la vida
y obra de José Gregorio Hernández, alimentan la esperanza en la población de
que muy pronto será beatificado.
El arzobispo emérito insistía
en que: “Por sus grandes
virtudes nosotros estamos llamados a imitarlo”. “Imitarlo en la práctica
religiosa y en el cumplimiento de los 10 mandamientos de la ley de Dios, en la
vivencia de las virtudes de la Fe, la Esperanza y la Caridad, y por supuesto,
en el cumplimiento de nuestros deberes como ciudadanos, como miembros de una
familia, y en nuestras diarias actividades”, acotaba.
Los homenajes al Doctor José Gregorio
Hernández contaron con la presencia del cardenal Porras, quien presidió la misa
de las 5:30 de la tarde, siendo acompañado por buena parte del clero capitalino
y del párroco de La Candelaria, Gerardino Barracchini. Luego, de acuerdo con lo
programado, se cumplió una procesión por el templo con los objetos de
veneración usados por el Venerable. Para esta ocasión, el frontal de la iglesia
fue adornado con tres grandes murales con el rostro del Venerable médico de los
pobres.
A continuación la homilía del Cardenal
Jorge Urosa Savino:
Homilía en la solemne Misa de oración por la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández, en los 100
años de su santa muerte. 29 de junio de 2019.
Card. Jorge Urosa Savino, Arzobispo Emérito
de Caracas
Hoy, mis
queridos hermanos, los católicos en el mundo entero celebramos la solemnidad de
los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, insignes testigos de Cristo y columnas
fundamentales de la Iglesia. Damos gracias a Dios por el testimonio de fe y de
entrega ardorosa a la predicación de Jesús como camino, verdad y vida. Y le
pedimos a Dios que también nosotros vivamos esa fe, sigamos a Jesucristo, y
anunciemos con gozo su gloria y su poder con nuestra vida y nuestra palabra. Recordamos
también al Santo Padre Francisco, sucesor de San Pedro y lo encomendamos para
que Dios lo bendiga en su servicio apostólico a la Iglesia.
Lo hacemos
en este día, cuando los católicos de Venezuela conmemoramos los 100 años de la
trágica y santa muerte de ese gran venezolano, insigne ciudadano y cristiano
ejemplar, el médico de los pobres, nuestro querido y Venerable Dr. José
Gregorio Hernández.
IMITARLO Y SEGUIR SU EJEMPLO
Nacido en
Isnotú el 26 de octubre de 1864, José Gregorio Hernández se trasladó a Caracas
a los 14 años, y se destacó como brillante estudiante de bachillerato y en la
Escuela de Medicina de la Universidad Central. Una vez graduado fue enviado a
cursar estudios superiores en Paris, donde se especializó en medicina
experimental. A su regreso, fue designado para fundar las cátedras de
fisiología experimental, histología y bacteriología. Fue el fundador de la
medicina moderna en Venezuela. Se destacó además como dedicado y excelente
profesor universitario y, sobre todo, como médico eficaz, acertado, generoso y
caritativo.
Su vida
estuvo profundamente animada por la fe católica, que lo llevaba a vivir a fondo
el mandamiento del amor que es el mandamiento supremo del cristiano, el mandamiento
principal de la Ley: amar a Dios por sobre todas las cosas, y al prójimo como a
nosotros mismos (Cf. Mt 22, 37-40). De esa manera, José Gregorio siguió el ejemplo
de los apóstoles Pedro y Pablo, manifestando su fe en Cristo, el Hijo del Dios
vivo, con una existencia llena de fe viva, de intenso amor a Dios y al prójimo,
y animado por una esperanza inquebrantable en la misericordia y la bondad de
Dios nuestro Señor.
El Venerable Dr. Hernández imitó a los santos
Pedro y Pablo no solo con su intensa práctica religiosa, sino en toda su
ejemplar conducta diaria, y en su brillante actuación como médico, como
profesor universitario y como científico e investigador. Y especialmente por su
viva e intensa caridad hacia sus pacientes, especialmente hacia los más pobres.
Por esas razones, el pueblo de Caracas, sin distinción de clases sociales,
profesó hacia él gran admiración, afecto y respeto, que se manifestaron
abiertamente con ocasión de su muerte y en su posterior entierro, que fue una
demostración masiva del cariño que al Dr. Hernández profesaba toda Caracas.
Por sus sólidas
virtudes, en especial por su fe y su caridad viva hacia los enfermos, especialmente
hacia los pobres, por su religiosidad, muy pronto después de su muerte fue considerado
un hombre lleno de Dios y cercano a él, a quien la gente podría invocar en
alguna situación de necesidad. Por su fama de santidad, el entonces Arzobispo
de Caracas, Mons. Lucas Guillermo Castillo, abrió oficialmente en 1949 su Causa
de Canonización, y en el año 1986 San Juan Pablo II proclamó al mundo entero
que el Dr. Hernández había practicado las virtudes en grado heroico, es decir,
de manera perfecta, por lo cual se le da el título de Venerable.
Por
sus grandes virtudes nosotros estamos llamados a imitarlo. Imitarlo en la
práctica religiosa y en el cumplimiento de los 10 mandamientos de la ley de
Dios, en la vivencia de las virtudes de la Fe, la Esperanza y la Caridad, y por
supuesto, en el cumplimiento de nuestros deberes como ciudadanos, como miembros
de una familia, y en nuestras diarias actividades. Hemos de ir por el
camino de Jesús, que nos lleva a la santidad y a la felicidad, como hizo el
Venerable y querido José Gregorio. ¡Sigamos su ejemplo, viviendo nuestra fe,
que es el camino de la convivencia pacífica y de la paz social!
ORAR CON FE Y PACIENCIA POR SU
BEATIFICACIÓN Y POR LA VERIFICACIÓN DE UN AUTÉNTICO MILAGRO
Todos
anhelamos su beatificación. Con inmenso afecto los venezolanos consideramos al
Venerable José Gregorio como un hombre virtuoso, de viva fe católica, lleno de
amor a Dios y al prójimo, como un hombre santo. Pero no podemos tributarle
culto público como a La Virgen María, a San José, a San Judas Tadeo, a San
Pedro, etc...
Por ejemplo:
no podemos hacer una Novena en honor a José Gregorio, como
hacemos una Novena en honor a la Virgen de Coromoto o a San Onofre. Lo que
hemos hacer es orar por su beatificación. Y claro está, podemos pedirle a él
que interceda por nosotros ante Dios. Ya les decía que en 1986 San Juan Pablo
II reconoció y proclamó la heroicidad, es decir, la excelencia de sus virtudes
humanas y cristianas. Pero para su beatificación hace falta que se compruebe
que Dios haya realizado un auténtico milagro por intercesión de José Gregorio.
No bastan nuestros deseos ni nuestras cartas al Papa. Hace falta el milagro. Y
no cualquier favor hecho por Dios luego de la invocación del Dr. Hernández es
milagro. Milagro es algo que supera absolutamente las fuerzas de la naturaleza.
Por ello
hemos de orar intensamente a Dios Nuestro Señor, con fe y paciencia, para que
nos conceda la información de algún hecho extraordinario, que podamos estudiar
y luego someter como presunto milagro a la consideración de la Congregación
para las Causas de los Santos, que es el organismo del Papa para estudiar las
causas de beatificación y canonización. De hecho, actualmente se ha llevado a
Roma el estudio de un presunto milagro: la curación asombrosa de una joven del
Estado Guárico que había recibido un balazo en la cabeza. Pidamos a Dios que el
veredicto de la Junta de Médicos de la Sagrada Congregación sea positivo
COLABORAR CON LA CAUSA DE BEATIFICACIÓN
Además de
imitar al Dr. Hernández y orar intensamente a Dios por su pronta beatificación,
esta celebración debe llevarnos a colaborar con esa causa. Esto lo podemos hacer cuando al saber que
alguien haya obtenido un favor, un posible milagro de Dios realizado por
intersección de José Gregorio, lo informemos debidamente a la Iglesia.
Por ello les
pedimos a las personas favorecidas con algún posible milagro, que informen a la
Arquidiócesis de Caracas, que es la instancia oficialmente responsable de la
Causa de beatificación. Para ello pueden dirigirse a la Oficina de la Causa de
Beatificación en esta Iglesia de Candelaria, o a cualquier Parroquia en toda
Venezuela, o al correo electrónico: causajosegregorio@gmail.com, al cual pueden enviar la información
sobre ese favor recibido.
CONCLUSION
Mis queridos
hermanos: Hoy recordamos con afecto al Dr. José Gregorio Hernández en la
conmemoración de su santa muerte, acaecida cuando realizaba un acto de misericordia y caridad. Que esta
celebración nos sirva para robustecer nuestra fe en Cristo, el Hijo de Dios
vivo, nuestro Salvador, a quien anunciaron abiertamente como tal, en medio de
un mundo hostil, los santos apóstoles Pedro y Pablo y siguió con viva fe, el
Venerable José Gregorio.
Rechacemos
el mal, el pecado, el robo y la corrupción, el relajo afectivo sexual, el odio
y la violencia cualquier tipo de crimen, en especial el asesinato. Vivamos
escuchando y cumpliendo la Palabra de Dios, que es el camino de la felicidad y
de la santidad. Recordemos la hermosa enseñanza de Jesús, Nuestro Señor:
“Felices los que escuchen la Palabra de Dios y la cumplan (Lc 11, 28). ¡Sigamos el ejemplo de José Gregorio para
alcanzar la felicidad!
En esta
hermosa celebración, oremos también por nuestra querida Venezuela, unidos en
torno a Jesucristo, todos como hermanos, independientemente de nuestras
simpatías políticas. Oremos para que los venezolanos podamos resolver nuestras
diferencias y conflictos de manera pacífica
Pongamos
estas intenciones en las manos amorosas de Nuestra Señora de Coromoto, patrona
de nuestra Arquidiócesis de Caracas y de toda Venezuela. AMEN.
Viva
Jesucristo; Viva la Virgen de Coromoto; Viva la Iglesia; Viva el Papa.
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