¿A quién beneficia un conflicto armado en Venezuela?


El encuentro democrático en defensa de la Constitución contrastó con un intento de insurrección armada de dudosa procedencia
Dos hechos ocurrieron casi de manera simultánea este domingo 6 de agosto en Venezuela, revelando una vez más, la dicotomía que caracteriza al país suramericano: violencia/paz; diálogo/confrontación; polarización/tolerancia y dictadura/democracia.
Desde muy temprano se produjo el llamado insurreccional de un grupo de supuestos militares a deponer el Gobierno de Nicolás Maduro por la vía de las armas. Estos sublevados, puntualmente ingresaron al cuartel “Paramacay” en Valencia, estado Carabobo, donde según el Gobierno robaron varios armamentos. Tras el enfrentamiento se produjo la muerte de un ciudadano, así como varios heridos y detenidos.


De otro lado, en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Caracas, a partir de las 10 de la mañana, se congregaron diversos líderes políticos y ciudadanos en un foro denominado: “Encuentro en Defensa de la Constitución”, bajo la convocatoria del padre rector, Francisco José Virtuoso.
Ambos episodios pudieran tener una motivación similar: la violación de Constitución Nacional por parte del Gobierno de Nicolás Maduro, a todas luces, convertido en una dictadura, pero contrastan en su manera de responder ante el desafío político del presente venezolano. 
Vale decir, que el 5 de agosto se había instalado la Asamblea Nacional Constituyente, con el hándicap de ser rechazada por fraudulenta no solo por la población venezolana, sino también por más de 50 países, incluido El Vaticano.
Así, varios líderes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), encabezados por el Gobernador de Miranda, Henrique Capriles Radonski, sostuvieron ese encuentro con factores allegados al “chavismo democrático”, en el que participó la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz. Esto, nunca antes había ocurrido públicamente.
Se dieron cita el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges y el primer vicepresidente del parlamento, Freddy Guevara, junto a otros representantes de la MUD.  
Para Miguel Rodríguez Torres, el problema de Venezuela no es solo político, social y económico, sino también espiritual.
Por los “disidentes chavistas” estuvieron el exministro de justicia y paz, Miguel Rodríguez Torres, el diputado Eustoquio Contreras, la exdefensora del pueblo, Gabriela Ramírez y el politólogo Nicmer Evans.
Capriles propuso crear un Frente Nacional en el que todos los venezolanos demócratas aunque de signos políticos distintos estén incluidos. 
La invitación fue directa hacia sus anteriores “adversarios”  seguidores del fallecido presidente Hugo Chávez. El objetivo era defender el marco legal que los une como país: la Carta Magna vigente y las instituciones allí establecidas.
También dijo algo a quienes quieran ser parte de este frente nacional: “nosotros no vamos a realizar ninguna lucha armada. Porque si llagamos al poder por la vía de la violencia, por la violencia nos tendríamos que mantener, y eso no lo quiere nadie”, expresó.
Por su parte, la Fiscal General, deslizó que no se puede dejar pasar la participación en las elecciones regionales convocadas por el CNE para diciembre próximo. 
“Si se participa posiblemente el CNE intente paralizarlas”, sostuvo, por el contrario, si dejan que solo participen los partidos afines a la dictadura, está tendrá en sus manos todos los cargos de elección regional.

A modo de reflexión…

Habiendo conocido estos dos hechos, como periodista venezolano me planteo una reflexión y agradezco al portal Aleteia, el espacio para compartirla.
Creo que la mayoría de los venezolanos, habiendo superado etapas de oscurantismo, aunque respetamos el estamento militar, nunca hemos invocado su actuación. Tampoco apoyaremos participar en intentonas golpistas ni en rebeliones armadas. No se trata de miedo o cobardía. Es una actitud de civismo real y verdadero en la que, precisamente, la violencia no es la actuación más demandada entre nosotros.
Además, la violencia vivida en Venezuela este 6 de agosto, pareciera ser la continuación de la puesta en escena de una obra de teatro. Sí, un dudoso Teatro de Operaciones Militares, donde los principales actores parecían estar a tono con el Gobierno. De hecho, el punto culminante fue ver a Maduro jactarse en su programa de haber derrotado “a unos terroristas”.
Por lo demás, estos hechos ocultaron lo que a nivel político se estaba dando y que ciertamente, pudiera dar al traste con esta rechazada dictadura, sin violencia alguna. Es que las acciones de guerra son más llamativas que los esfuerzos ciudadanos por llegar a acuerdos con grupos que políticamente han estado enfrentados. Eso ocurrió en Caracas.
Finalmente, ante lo ocurrido existe algo que preocupa: ¿A quién le interesa un conflicto armado en Venezuela? Creo tener la respuesta: solamente a la dictadura que posee el arsenal bélico de las Fuerzas Armadas Nacionales. Pero existe alguien que también estaría interesado en que en Venezuela se pase del conflicto político al bélico: a los negociantes y traficantes de armas, es decir: a “los perros de la guerra”.


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