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No
les gustó que el arzobispo pidiera al Gobierno de Maduro: “¡Cese la represión!
exagerada y desproporcionada de las protestas pacíficas"
Ramón Antonio Pérez | Abr 13, 2017
El cardenal Jorge Urosa Savino fue objeto de un intento de agresión por parte de personas vinculadas al Gobierno de Nicolás Maduro, quienes irrumpieron a la misa que celebró este Miércoles Santo en honor del Nazareno de San Pablo, en la Basílica Santa Teresa de Caracas, en la que insistió con su mensaje para “que los venezolanos podamos resolver nuestros conflictos de manera pacífica”.
Los facinerosos ingresaron gritando consignas políticas en favor de Maduro y del fallecido presidente Hugo Chávez, sin respetar el desarrollo de la ceremonia ni el lugar. Con ello crearon un ambiente de tensión que, no obstante, fue contenido entre los feligreses por el llamado a la paz que hizo el arzobispo de Caracas.
Pero los gritos políticos del oficialismo no cesaban. A ratos, el cardenal concedía unos segundos para luego continuar con la misa. Ante cada consigna política, la feligresía católica respondía con mayor fervor las oraciones, peticiones y cantos propios de la eucaristía en honor al Nazareno, la imagen más venerada por los caraqueños.
El momento del ataque
Tras finalizar la misa, y a sabiendas de las intenciones del grupo oficialista, ya que también comenzaron a gritar en contra de la Iglesia, los feligreses se percataron y de manera espontánea formaron especie de “cordón de seguridad” para proteger a Urosa.
Sin embargo, una vez que el Purpurado bajó el último escalón del altar comenzaron las ofensas verbales y los socialistas se lanzaron en grupo con la intención de agredirle físicamente, pero fueron contenidos por los fieles católicos que le protegieron.
Una vez resguardado, el cardenal Urosa recibió la visita de dos altos funcionarios del Estado, uno civil y otro uniformado quienes habrían atendido órdenes superiores de “garantizar la seguridad del ciudadano Cardenal”, según le expresaron.
Que cese la represión, pide Urosa
Lejos de lo que pudiera haberse pensado antes de la misa acerca del mensaje del cardenal Urosa, éste fue muy parco en su contenido, afianzando lo pastoral y lo religioso.
Tres fueron los temas abordados: un llamado a fortalecer la familia, la práctica religiosa, y el amor al prójimo y el respeto a la vida.
“La familia en Venezuela está muy golpeada y estamos llamados a fortalecer nuestra familia, siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret: Una familia unida, amorosa, cariñosa, estable, unida, religiosa, una familia de un hombre y una mujer, papá y mamá, que se quieran mucho y den buen ejemplo a sus hijos”, dijo Urosa.
En el aspecto religioso hizo un llamado a ser “consecuentes con nuestra fe, en la práctica religiosa y la participación en los actos de culto”. Especialmente habló de asistir a la misa dominical, porque no “podemos considerarnos buenos católicos y ser indiferentes a la Misa, a los sacramentos”, dijo en un templo abarrotado de devotos.
Pero también emitió un llamado al Gobierno nacional acerca de las protestas generadas en los últimos días, a raíz del Golpe de Estado hecho por el Tribunal Supremo de Justicia a las atribuciones de la Asamblea Nacional. Rechazó la violencia política.
“Por eso ante la represión exagerada y desproporcionada que ha habido en estos días contra las manifestaciones pacíficas del pueblo, yo pido al Gobierne: ¡Cese la represión! El cristiano es y debe ser siempre gente de paz. Y *estamos llamados a respetar y defender los derechos humanos, los nuestros y los de los demás*”, dijo arrancando sonoros aplausos de la feligresía que acudió a la Basílica Santa Teresa.
Una vez sosegada la violencia propiciada por el oficialismo, del arzobispo de Caracas, salió de la Basílica Santa Teresa, escoltado por funcionarios de seguridad para “garantizar su integridad física”, lo cual no ocurrió en otros momentos.
Pintadas con amenazas de muerte
Monseñor Mario Moronta, rechazó las amenazas de asesinatos de sacerdotes, cuyas pintas aparecieron en varias templos de su jurisdicción, asegurando que éstas se hacen con la intensión de sembrar confusión, miedo y provocar respuestas violentas.
Las paredes de las iglesias fueron pintadas con grafitis que dicen “muerte a los curas, PSUV” (Partido Socialista Unido de Venezuela).
“Los sacerdotes de nuestra Diócesis de San Cristóbal no se amilanan ni sienten amedrentamiento ante esas inmorales amenazas. Al contrario, es una nueva oportunidad para reafirmar la configuración al Buen Pastor, quien da la vida por sus ovejas (cf. Jn 10,15)”, dijo Moronta.
El Prelado invitó a “la feligresía y a los hermanos de buena voluntad a que, sin dejar de orar por los sacerdotes, reafirmen su cercanía y amistad hacia cada uno de ellos”.
HOMILÍA NAZARENO 2017
Homilía en la
Misa del Nazareno, Basílica de Santa Teresa,
Miércoles
Santo, 12 de abril de 2017,
Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas
Quiero
decirles que me siento profundamente emocionado y alentado al contemplarlos a
Ustedes, mis queridos hermanos, congregados aquí en torno a Jesucristo Nuestro
Señor. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Hemos venido aquí para rendir a
Jesucristo nuestro Salvador el homenaje de nuestra fe viva; hemos venido
también a presentarle nuestras angustias, necesidades espirituales y materiales,
nuestras súplicas. Particularmente hemos de pedirle a Dios por nuestra
patria para que los venezolanos podamos resolver nuestros conflictos de manera
pacífica. Además, este Miércoles Santo todos nosotros hemos venido a
decirle a Cristo que le agradecemos haberse hecho hombre y compartido nuestra frágil
condición humana, las penas, el dolor, la injusticia, la tragedia y la muerte. Le
damos gracias por su infinita misericordia. Y por haber roto las cadenas de la
muerte, pues sabemos que Jesús Nazareno resucitó de entre los muertos y vive y
reina glorioso en el cielo y en la tierra en unión con su Padre celestial y el
Espíritu Santo.
¡Sí, mis
queridos hermanos! Nuestro Señor Jesucristo reina glorioso en el cielo. Esta bellísima
imagen del Nazareno de San Pablo, Jesucristo cargando con la cruz para
redimirnos de nuestros pecados, cargando con nuestros sufrimientos y pecados, representa
a Jesucristo que fue llevado a la muerte por proclamar su divinidad (Jn 5, 18;
10, 33), que sufrió el indecible suplicio de la cruz, luego de haber sido
sometido a torturas y maltratos crueles e inhumanos. Y que al tercer día
resucitó de entre los muertos, para abrirnos a todos los creyentes, a los que
lo sigamos, las puertas del cielo, de la vida y la felicidad eternas. Nosotros
creemos que Jesús Nazareno es el mismísimo Dios hecho hombre, que fue enviado
por nuestro amoroso Padre celestial para revelarnos así la inmensidad de su amor, y para enseñarnos
el camino de una vida serena, apacible, santa, y feliz, a fin de que, libres
del pecado y de toda clase de maldad e ignorancia, alcancemos la felicidad y la
salvación eterna.
Por
eso, con San Pablo, exclamamos: ¡JESUS ES EL SEÑOR, PARA GLORIA DE DIOS PADRE!
(Flp. 2,11)
Cuando San
Pablo decía estas palabras, estaba diciendo que Jesús es Dios, pues ese es el
significado de la palabra Kyrios, Señor, en el lenguaje religioso del Antiguo y
del Nuevo Testamento. Ese es el núcleo, el centro de nuestra fe y de nuestra
Santa Religión: que Jesús, el Mesías enviado por Dios para guiarnos hacia la
plenitud de la vida, comenzando aquí en la tierra, y para que la disfrutemos
por toda la eternidad, es su Hijo Unigénito, la segunda persona de la Santísima
Trinidad, el mismo Dios hecho hombre, que asumió nuestra naturaleza humana en
todo, menos en el pecado. Hoy pues le damos gracias a Dios por su inmenso amor,
y reafirmamos nuestra fe en su palabra que es palabra de vida eterna. Por ese
motivo decimos al Señor: !Gracias, Señor, gracias!
SEGUIR A JESUCRISTO
Ahora bien,
mis queridos hermanos: Creer en Jesús Nazareno exige que vivamos de acuerdo a
sus palabras, que son palabras de vida eterna. El mismo nos dice: “No todo el que me dice
“Señor, Señor”, entrará en el Reino de los cielos; sino el que cumpla la voluntad
de mi Padre, ese entrará en el Reino de los cielos” (Mt, 7 21). Debemos ser
consecuentes con nuestra fe. La fe no es sólo para tenerla en el cerebro, sino
para llevarla en el corazón, para vivir religiosa y santamente. Tenemos que
seguir a Jesús, que es la Luz del mundo Recordemos sus palabras: “El que me
sigue, no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8,12). A
ese respecto quisiera indicar tres retos importantes en los que debemos seguir
a Jesucristo.
EL PRIMERO: FORTALECER LA FAMILIA:
La familia
en Venezuela está muy golpeada Y estamos llamados a fortalecer nuestra familia,
siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret: Una familia unida,
amorosa, cariñosa, estable, unida, religiosa, una familia de un hombre y una
mujer, papá y mamá, que se quieran mucho y den buen ejemplo a sus hijos. Una
familia santificada por el Santo Sacramento del Matrimonio, que es la bendición
de Dios a la pareja conyugal, para que
se amen y respeten, para que vivan felices y tengan la fortaleza para afrontar
las dificultades con vivo y profundo amor durante toda la vida. Por eso, es
preciso que valoremos el Sacramento del matrimonio, y que fortalezcamos la
familia. Las uniones pasajeras, el concubinato, el amor libre, el divorcio, no
son convenientes para los seres humanos, y van en contra de nuestra fe.
Fortalezcamos, pues la familia cristiana y valoremos mucho el santo Sacramento
del Matrimonio.
EL AMOR AL PRÓJIMO Y EL RESPETO A LA VIDA
Otro aspecto
en el que tenemos que ser más consecuentes con nuestra fe y nuestra condición
cristiana, es el amor al prójimo y el
respeto a la vida. El Papa Francisco nos está insistiendo mucho en esto: no
podemos considerarnos buenos cristianos si no amamos al prójimo, si no ayudamos
a los demás, si no perdonamos, si no somos solidarios. Y por supuesto, un
cristiano no puede nunca dañar, perjudicar y mucho menos matar a otra persona.
Nadie, por más importante que se crea,
tiene derecho a matar a nadie. Hay un mandamiento absoluto: No matarás.
Y por eso rechazamos la pena de muerte, y también el aborto provocado, que es un crimen
abominable, pues es matar a un niño no nacido,
inocente e indefenso, en el vientre de su madre. Y rechazamos la
venganza, el secuestro y cualquier tipo de asesinato, entre otros de
funcionarios policiales que son asesinados para quitarles su arma. Respetamos
la vida, y por eso también rechazamos la violencia política, venga de donde
venga, y la violencia contra la mujer, contra los niños. Por eso ante la represión exagerada y desproporcionada que ha habido en
estos días contra las manifestaciones pacíficas del pueblo, yo pido al
Gobierne: ¡Cese la represión! El cristiano es y debe ser siempre gente de paz.
Y estamos llamados a respetar y defender
los derechos humanos, los nuestros y los de los demás.
LA PRÁCTICA RELIGIOSA
Y otro
aspecto en el que tenemos que ser fieles y consecuentes con nuestra fe, es en
la práctica religiosa, la participación en los actos de culto. Y especialmente
en la Misa dominical. No podemos considerarnos buenos católicos y ser
indiferentes a la Misa, a los sacramentos. Tenemos que cumplir el 3er
mandamiento de la Ley de Dios: Santificar las fiestas. Es preciso que mejoremos
en el cumplimiento de la práctica religiosa. El Domingo es el día del Señor, de
Dios, para acercarnos a Él participando en la Santa Misa todos los domingos y
fiestas de guardar, y no solamente en las grandes ocasiones, como Semana Santa.
Y que valoremos los sacramentos, especialmente el Bautismo. Así como una
familia se preocupa por alimentar vestir y cuidar a su bebé, así debe preocuparse
por darle la vida nueva de Jesús, a través del Bautismo. Esto es muy
importante.
CONCLUSIÓN
En esta
celebración damos gracias a Dios por habernos revelado la inmensidad de su amor
a través Jesús Nazareno, nuestro Dios verdadero de Dios verdadero. Seamos
consecuentes con su amor, llevando nuestra gloriosa fe cristiana a la práctica.
Y seamos consecuentes con nuestra fe: en la vida familiar, promoviendo y
defendiendo la vida, y con una práctica religiosa más intensa. Acerquémonos al
Señor recibiendo los santos sacramentos de la reconciliación o penitencia y la
santa comunión. Y llevando a bautizar a los niños.
Orgullosos de nuestra identidad cristiana
Sintámonos
felices, orgullosos y agradecidos de nuestra
gloriosa condición cristiana de hijos de Dios, discípulos de Jesucristo, y
miembros de nuestra Santa Iglesia Católica. Pongamos estas intenciones bajo
la maternal protección de la Virgen
Santísima, nuestra amorosa Madre celestial, la Virgen de Coromoto, Patrona de
Venezuela y de nuestra Arquidiócesis de Caracas. Pidámosle especialmente, como
yo hago en mis celebraciones públicas, que los venezolanos podamos resolver
nuestros conflictos de manera pacífica. Amén.
¡Viva Jesús Nazareno! ¡Viva la Virgen de Coromoto! ¡Viva la Iglesia!
¡Viva el Papa Francisco! Amén.
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