Papa Francisco: No cedáis ante el mal, Dios tendrá la última palabra



El primer papa de la historia que inicia un Año Santo en África, en una periferia pobre y desangrada por la guerra


“Bangui, Bangui, se convierte en la capital espiritual del mundo. El año santo de la Misericordia llega anticipadamente a esta tierra. Una tierra que sufre desde hace años la guerra, el odio, la incomprensión, la falta de paz”, dijo el Papa Francisco este domingo 29 de noviembre desde la Catedral de Bangui, capital de la República Centroafricana.


Después del rito de la apertura de la puerta, en la homilía pidió a los hombres de la guerra de abandonar las armas porque “Dios es más fuerte que todo“.

Lanzo un llamamiento a todos los que empuñan injustamente las armas de este mundo: Depongan estos instrumentos de muerte; ármense más bien con la justicia, el amor y la misericordia, garantías de auténtica paz”, añadió. 

Francisco ha osado viniendo a la ciudad de Bangui para la anticipación del Año Santo de la Misericordia;  contra todas las voces desfavorables por su seguridad debido a la inestabilidad política y social de la nación africana. En los últimos  días  ha llegado a la capital 300 Cascos Azules de la ONU que provienen de otros países africanos.

“Jesús, también en medio de una agitación sin precedentes, quiere mostrar su gran poder, su gloria incomparable (cf. Lc 21,27), y el poder del amor que no retrocede ante nada, ni frente al cielo en convulsión, ni frente a la tierra en llamas, ni frente al mar embravecido. Dios es más fuerte que cualquier otra cosa“, dijo en la homilía.

El Pontífice delante del clero que vive en una tierra en el caos debido al odio sectario, invitó a perdonar. “Jesús nos enseña que el Padre celestial «hace salir su sol sobre malos y buenos» (Mt 5,45). Nosotros también, después de haber experimentado el perdón, tenemos que perdonar. Esta es nuestra vocación fundamental.

Es la primera vez en la historia de la Iglesia que un Pontífice abre la Puerta Santa de un Jubileo no en Roma, en la Basílica de San Pedro, sino en Bangui, en una periferia del mundo.


En este contexto,  después de la visita al Campo Prófugos dónde ha llamado a todos a ser hermanos porque ‘la paz comienza con cada uno de nosotros’,  el Papa en la ceremonia de apertura de la puerta Santa dijo: “Todos nosotros pedimos paz, misericordia, reconciliación, perdón, amor”.

República Centroafricana se desangra por una violencia que ha causado miles de muertos y casi un millón de desplazados.

“En esta tierra sufriente también están todos los países del mundo que están pasando por la cruz de la guerra. Bangui se convierte en la capital espiritual de la oración por la misericordia del padre”, añadió durante la oración.

“Por Bangui, por toda la República Centroafricana, y por todos los países que sufren la guerra pedimos la paz”, añadió en la plegaria.

El Papa pidió unir las voces por la paz. “¡Todos juntos! Paz para todos, paz para todos”, dijo mientras la multitud repetía su solicitud.
“Y ahora, con esta oración comenzamos el año Santo, aquí en esta capital espiritual hoy”, estableció Francisco en la catedral de Nuestra Señora entre el verdor tropical de las colinas que salpican la capital centroafricana de aire rural.

Sucesivamente, delante de la humilde puerta de madera de la Catedral leyó el rito en francés para abrir el Año Santo extraordinario de la Misericordia anticipadamente en África.

El Papa sostuvo que Dios es más fuerte incluso de cualquier otra cosa. Por ello, durante la homilía aseguró que “esta convicción da al creyente serenidad, valor y fuerza para perseverar en el bien frente a las peores adversidades. Incluso cuando se desatan las fuerzas del mal, los cristianos han de responder al llamado de frente, listos para aguantar en esta batalla en la que Dios tendrá la última palabra. Y será una palabra de amor“.

La Catedral Notre-Dame de la Inmaculada Concepción de Bangui es hoy por orden del Papa el tempo símbolo de las periferias del mundo que claman misericordia.

En la Misa con sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y jóvenes en la Catedral de Bangui recordó que en África ellos tienen “la vocación” de “encarnar el corazón de Dios en medio de sus conciudadanos”. Y por último, pidió a Dios para que lleguen “reconciliación, perdón, amor y paz”, dijo ante el aplauso y el júbilo de los fieles presentes.

Un gesto del Papa, en el contexto de una nación destruida después del golpe de los milicianos musulmanes Seleka, que derrocaron al general François Bozizé. A ellos se oponen los milicianos anti-Balaka. Es un templo fundado en 1930, también evocativo de Fátima, por ello también viene llamada Notre Dame de Fátima.

Mientras la misericordia evocada por Francisco en este jubileo espera invadir los corazones del país y del mundo, la ex colonia francesa ahora también espera una estabilidad a través de las elecciones para la nueva constitución en enero de 2016 y terminar con el conflicto “religioso” que enfrenta milicias cristianos y musulmanes. Es decir, que este Jubileo puede ser asimismo esperanza concreta para la nación y el mundo desde el punto de vista espiritual y material.

Francisco en Bangui visitó el campo prófugos, encontró a los obispos católicos y también saludó a las comunidades evangélicas en la sede de la Fated (la facultad de teología evangélica de la ciudad). Mañana lunes, último día en el país africano antes de viajar a Roma, encontrará a la comunidad musulmana en la mezquita central de Koudoukou.


La República Centroafricana tiene una superficie de 622.984 km2 y una población de 4.621.000 habitantes, de los que 1.724.000 son católicos, es decir, el 37,3% de la población. Existen 9 circunscripciones eclesiásticas, 119 parroquias y 2.017 centros pastorales.

Actualmente hay 16 obispos, 350 sacerdotes, 44 religiosos y 343 religiosas, 6.279 catequistas. Los seminaristas son 379. La Iglesia cuenta con 305 centros de educación católicos, desde las escuelas maternas hasta las secundarias.

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