Nuevamente
la iglesia mostró su preocupación ante la situación de las cárceles en Venezuela,
y con motivo de la fiesta de “Nuestra Señora de las Mercedes”, patrona de los
presos, exhortó al Estado “permita la observación de Organismos de
Derechos Humanos”, y buscar la “redención y reinserción social” de
los condenados y procesados.
Monseñor
Roberto Lückert León, arzobispo de
Coro y presidente de la comisión de justicia y paz de la Conferencia Episcopal
Venezolana; monseñor Baltazar Porras Cardozo, arzobispo de Mérida y presidente
comisión de pastoral social; y el presbítero doctor Saúl Ron Braasch, dieron a
conocer un comunicado amparados en una frase de Jesucristo: “Estuve
en la cárcel y no viniste a verme”. (Mt. 25, 43).
Interpelados por la terrible situación
“Expresamos nuestro profundo dolor por los acontecimientos de violencia que día a día se viven en los centros penitenciarios del país, hechos que derivan en el trágico desenlace de numerosos muertos y heridos que consternan a muchas familias y toda nuestra sociedad”, indicaron los sacerdotes.
Puntualizaron
que esta realidad “se ve reflejada hoy en la terrible situación ocurrida en días pasados
en las cárceles de Tocorón y Tocuyito”. Efectivamente, se referían a
los hechos ocurridos en la madrugada del 31 de agosto, cuando un incendio se
desató en el Complejo Penitenciario de Carabobo, dejando 18 víctimas entre los
procesados.
Acto
seguido, el Episcopado reiteró y enumeró los males de las cárceles venezolanas:
“inobservancias del debido proceso; el velar por la integridad física y
psíquica de los internos evitando las torturas y los tratos crueles, el
garantizar espacios y condiciones sanitarias en la infraestructuras carcelarias;
el oportuno traslado a los tribunales de justicia; y el buen trato a los
familiares, voluntarios penitenciarios en sus visitas reglamentarias; y el
derecho a una alimentación balanceada”.
Preocupación por los “pranes”.
Por otra parte, la iglesia observa con preocupación el surgimiento y fortalecimiento
de internos privilegiados conocidos como “pranes”,
porque “controlan desde la seguridad del régimen penitenciario e incluso se
dedican a actividades delictivas organizadas desde sus centros penitenciarios”.
Ante
esta realidad general de las cárceles en el país exhortan a la “intervención
efectiva del Estado Venezolano para mejorar las estructuras carcelarias y
superar las condiciones inhumanas en las que viven los privados y privadas de
libertad”.
Piden
controlar “seriamente los hechos criminales”,
sus ramificaciones, operaciones y complicidades ocurridas en los centros
penitenciarios, “a fin de determinar las responsabilidades a que haya lugar”, aplicando
además, “las Reglas Mínimas para el trato de reclusos de las Naciones Unidas”.
Igualmente,
la iglesia considera necesario la iniciación de “un diálogo constructivo y
armónico entre la sociedad y las autoridades que permita la búsqueda conjunta
de soluciones viables y sostenibles”, en beneficio de los privados de
libertad.
Tomó en cuenta a los presos políticos
El
comunicado también aborda el aspecto relativo a los presas por motivaciones
políticas, indicando que en esta temática “se evidencia pública y comunicacionalmente
violaciones a sus derechos fundamentales de manera reiterada”.
Finalmente,
pide al Estado tomar las “acciones contundentes para erradicar estos hechos, de
manera que restaure una justicia autentica, evitando convertirse en un actor
indiferente y cómplices de esta realidad”.
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