Broche de oro para el
Encuentro Mundial de la Familia de Filadelfia: La Vigilia contó con estrellas
de primer orden: Aretha Franklin, la cantante prodigio Jackie Evancho, Juanes,
Matt Maher y la Orquesta Filarmónica de Filadelfia. Presentaba el actor Mark Whalberg
(Lone Survivor, The Perfect Storm), quien es católico practicante y padre de
cuatro hijos: “Soy más feliz aquí con el Papa y con miles de familias que en toda mi
carrera de actor”.
Varias familias dieron su
testimonio, entre ellas unos cristianos de origen jordano refugiados en Suecia,
que explicaron las actuales dificultades que se viven en esta región del mundo.
Al final el Papa Francisco
dejó de lado el discurso que llevaba preparado y habló con emoción sobre la
belleza y la verdad de la familia.
A continuación, el discurso
que pronunció:
Queridos
hermanos y hermanas,
Queridas familias:
Gracias
a quienes han dado testimonio, gracias a quienes nos alegraron con el arte, con
la belleza, que es el camino para llegar a Dios. La belleza nos lleva a Dios. Y
un testimonio verdadero nos lleva a Dios, porque Dios también es la verdad, es
la belleza y es la verdad, y un testimonio dado para servir es bueno, nos hace
buenos, porque Dios es bondad. Nos lleva a Dios. Todo lo bueno, todo lo
verdadero y todo lo bello nos lleva a Dios. Porque Dios es bueno, Dios es
bello, Dios es verdad. Gracias a todos, a los que nos dieron un mensaje aquí y
a la presencia de ustedes que también es un testimonio, un verdadero testimonio
de que vale la pena la vida en familia, de que una sociedad crece fuerte, crece
hermosa y crece fuerte si se edifica sobre la base de la familia.
Una
vez un chico me preguntó… ustedes saben que los chicos preguntan cosas difíciles.
Me preguntó Padre, ¿qué hacía Dios antes de crear el mundo? Les aseguro que me
costó contestarle. Y le dije lo que les digo ahora a ustedes: antes de crear el
mundo, Dios amaba, porque Dios es amor. Pero era tal el amor que tenía en sí
mismo, ese amor entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, era tan grande,
tan desbordante, que, esto no sé si es muy teológico pero lo van a entender,
era tan grande que no podía ser egoísta, tenía que salir de si mismo para tener
a quien amar fuera de sí.
Y
ahí Dios creó el mundo, ahí Dios hizo esta maravilla en la que vivimos, y que
como estamos un poquito mareados la estamos destruyendo. Pero lo más lindo que
hizo Dios, dice la Biblia, fue la familia. Creo al hombre y a la mujer: ¡y les
entrego todo, les entregó el mundo: crezcan, multiplíquense, cultiven la
tierra, háganla producir, háganla crecer! Todo el amor que hizo en esa creación
maravillosa se la entregó a una familia.
Volvemos
atrás un poquito: todo el amor que Dios tiene en sí, toda la belleza que Dios
tiene en sí, toda la verdad que Dios tiene en sí la entregó a una familia, y
una familia es realmente familia cuando es capaz de abrir los brazos y recibir
todo ese amor.
Por
supuesto que el paraíso terrenal no está más acá, que la vida tiene sus
problemas, que los hombres por la astucia del demonio aprendieron a dividirse.
Y todo ese amor que Dios nos dio casi se pierde. Y al poquito tiempo el primer
crimen, el primer fratricidio, un hermano mata a otro hermano, la guerra. El
amor, la belleza y la verdad de Dios, y la destrucción de la guerra, y entre
esas dos posiciones caminamos nosotros hoy. Nos toca a nosotros elegir. Nos
toca a nosotros decidir qué camino para andar.
Pero
volvamos atrás. Cuando el hombre y su esposa se equivocaron y se alejaron de
Dios, Dios no los dejó solos. (Era) tanto el amor, tanto el amor que empezó a
caminar con la humanidad, empezó a caminar con su pueblo, hasta que llegó el
momento maduro, y le dio la muestra de amor más grande, su Hijo. Y a su hijo ¿dónde
lo mandó? ¿a un palacio a una ciudad, a formar una empresa? ¡Lo mando a una
familia!, Dios entró en el mundo a través de una familia.
Y
pudo hacerlo porque esa familia era una familia que tenía el corazón abierto al
amor, que tenía las puertas abiertas al amor. Pensemos en María jovencita. No
lo podía creer, ¿cómo puede suceder esto? Y cuando le explicaron, obedeció.
Pensemos en José, lleno de ilusiones de formar un hogar, se encuentra con esta sorpresa que no
entiende, acepta. Obedece, y en la obediencia de amor de esta mujer María y de
este hombre José se da una familia en la que viene Dios. Dios siempre golpea
las puertas de los corazones, le gusta hacerlo, le sale de adentro, pero ¿saben
qué es lo que más le gusta?, golpear las puertas de la familia y encontrar la
familias unidas, encontrar las familias que se quieren, encontrar las familias
que hacen crecer a sus hijos y los educan y los llevan adelante y que crean una
sociedad de verdad, de bondad y de belleza.
Estamos
en la fiesta de la familia. La familia tiene carta de ciudadanía divina, ¿está
claro? La carta de ciudadanía que tiene la familia se la dio Dios, para que en
su seno creciera cada vez más la verdad, el amor y la belleza.
Claro,
alguno de ustedes me puede decir, padre, usted habla así porque es soltero. En
las familias hay dificultades, en las familias discutimos, en las familias a
veces vuelan los platos, en las familias los hijos traen dolores de cabeza. no
voy a hablar de la suegra, pero en las familias siempre, siempre, hay cruz.
Siempre. Porque el amor de Dios, el Hijo de Dios nos abrió también ese camino.
Pero
en las familias también, después de la cruz hay resurrección. Porque el Hijo de
Dios nos abrió ese camino. Por eso, la familia es, perdónenme la palabra, es
una fábrica de esperanza, es una fábrica de esperanza de vida y de
resurrección. Dios fue el que abrió ese camino.
Y
los hijos, los hijos dan trabajo, nosotros como hijos dimos trabajo. A veces en
casa veo alguno de mis colaboradores que vienen a trabajar con ojeras, tiene un
bebé de un mes, dos meses, y le pregunto ¿no dormiste? Y no, lloró toda la
noche. En la familia hay dificultades, pero esas dificultades se superan con
amor. El odio no supera ninguna dificultad. La división de los corazones no
supera ninguna dificultad, solamente el amor es capaz de superar la dificultad.
El amor es fiesta, el amor es gozo, el amor es seguir adelante.
Y
no quiero seguir hablando porque se hace demasiado largo, pero quisiera marcar
dos puntitos de la familia en los que quisiera que se tuviera un especial
cuidado. No solo quisiera, tenemos que tener un especial cuidado: los niños y los
abuelos.
Los
niños y los jóvenes son el futuro, la fuerza, los que llevan adelante, son
aquellos en los que ponemos esperanza. Los abuelos son la memoria de la
familia, son los que nos dieron la fe, nos transmitieron la fe. Cuidar a los
abuelos y cuidar a los niños es la muestra de amor, no se si más grande pero yo
diría más promisoria de la familia, porque promete el futuro. Un pueblo que no
sabe cuidar a los niños y un pueblo que no sabe cuidar a los abuelos es un
pueblo sin futuro, porque no tiene la fuerza y no tiene la memoria que lo lleve
adelante.
Y
bueno, la familia es bella, pero cuesta, trae problemas. En la familia a veces
hay enemistades, el marido se pelea con la mujer o se miran mal, o los hijos
con el padre…. Les sugiero un consejo, nunca terminen un día sin hacer la paz.
En una familia no se puede terminar el día en guerra. Que Dios los bendiga, que
Dios les de fuerza, que Dios los anime a seguir adelante. Cuidemos la familia,
defendemos la familia, porque ahí, ahí se juega nuestro futuro. Gracias, que
Dios los bendiga, y recen por mí, por favor.
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