Monseñor Juan Carlos Bravo Salazar, nombrado obispo en la recién creada diócesis venezolana, manifestó su deseo de “edificar una Iglesia sinodal, misionera y de una auténtica conversión pastoral”
Publicado el 24 de noviembre de 2021
Petare es un nombre indígena que significa “cara al río” o “frente al río”, lenguaje que proviene de las etnias Caribes y Mariches que poblaron esta zona. Fue fundado el 17 de febrero de 1621, bajo el patrocinio del Dulce Nombre de Jesús de Petare, sobre una pequeña colina bordeada por la quebrada El Oro y los ríos Caurimare y El Guaire. Petare está ubicado hacia el este de Caracas y es parte del municipio Sucre del estado Miranda.
Algunos medios
despectivamente llaman a Petare “el barrio más grande y peligroso de
Latinoamérica”; pero es una “leyenda” que se desvanece en el cara a
cara con las personas del lugar: honestas, trabajadoras, estudiosas y de fe
cristiana a toda prueba.
No hay que negarlo, Petare es una masa de casi dos mil barrios y urbanizaciones, donde las necesidades sociales de más de medio millón de personas, se dan la mano como en el resto de Venezuela.
Pero desde el casco colonial hasta los cerros de
escaleras que suben al cielo; o en los empobrecidos urbanismos, también
fluyen la fe, la esperanza y la caridad, virtudes que predica la iglesia
afianzada en las enseñanzas de Jesucristo.
La buena noticia de
Papa Francisco
Sobre este lugar el
papa Francisco posó su mirada, y desde el 16 de noviembre de 2021, erigió la
diócesis número 47 de Venezuela: la Diócesis de Petare. Es una
iglesia desmembrada de la Arquidiócesis Caracas para tener una guía pastoral
propia, aunque preservando otro de los valores muy preciados de la iglesia
universal: la comunión.
En su decisión, el
Santo Padre nombró como primer obispo a monseñor Juan Carlos Bravo Salazar,
titular diocesano de Acarigua-Araure en los llanos venezolanos, donde
permanecerá hasta la toma de posesión de la nueva iglesia particular.
La noticia todavía
mantiene “sorprendidos” y al mismo tiempo “alegres” a los petareños y
venezolanos en general. Un ejemplo de ello es el padre Arsenio Zambrano,
administrador parroquial de Dulce Nombre de Jesús, la iglesia
fundacional de este lugar.
Arsenio tiene apenas
siete meses trabajando en esta parroquia, donde era titular el padre Miguel Emiliano Vargas López, quien el jueves 15
de abril de 2021, falleció a consecuencia del Covid-19. “Desde entonces
estoy asumiendo el trabajo pastoral de la parroquia”, dijo en su despacho
donde atendió la visita de Aleteia.
“Estamos muy contentos por la creación de la Diócesis de Petare y del
nombramiento de la Iglesia Dulce Nombre de Jesús como catedral, lo cual nos ha
tomado por sorpresa”.
Sostuvo que han venido
trabajando como parte de la Arquidiócesis de Caracas, “y siempre ha habido
unión y comunión entre todas las parroquias”. Con la llegada del cardenal
Baltazar Enrique Porras Cardozo como administrador apostólico de Caracas,
“trabajamos con zonas pastorales que son la unión de arciprestazgos”.
“Ciertamente
esperaremos a que llegue nuestro primer obispo para conocer su plan de trabajo,
pero estamos seguros que todo apuntará a la comunión”. “En cada
barriada ya hay un trabajo adelantado porque en muchos de ellos existen
parroquias con sus sacerdotes, religiosas y laicos comprometidos, acompañando a
los más necesitados”.
Comentó que la iglesia “Dulce Nombre de Jesús” reúne a los vecinos de Petare convirtiéndose en el lugar más concurrido de esta comunidad eclesial.
“Aunque nuestro
territorio parroquial es pequeño, reúne y concentra a los habitantes de los
barrios y urbanizaciones que la reconocen, sienten e identifican como su
iglesia”, acotó.
“Por estas razones quiero transmitirle a los petareños y a todos los venezolanos, dentro y fuera del país, un mensaje de unión, alegría y esperanza”, dijo el padre Arsenio Zambrano.
“De modo que sí, esta es una buena noticia para todos los
que vamos a conformar la nueva diócesis. Aquí estaremos esperando la llegada de
nuestro obispo”.
“Nuevas ideas,
estilos, métodos, otra visión pastoral”
Si algo ha
caracterizado a Petare como comunidad cristiana es que siempre estuvo a la
vanguardia de los cambios en la iglesia venezolana, con énfasis en temas de
pastoral que se vinculan y acercan a la gente sencilla y al pueblo de Dios en
general.
Cira Cecilia Echarri
de Machado, con más de 65 años en la iglesia de Petare, conoce el devenir de la
nueva diócesis venezolana. En un escrito recibido por Aleteia: “Petare,
un pueblo con historia”, explica algunos antecedentes de lo que será esta
diócesis.
Con el método Nueva
Imagen de Parroquia, destinada a la búsqueda de una pastoral de conjunto,
“asistimos una treintena de laicos de las diferentes instancias arciprestales
que nos enamoramos de la propuesta y nos comprometimos a acompañar y apoyar a
los párrocos y así comenzó la construcción del Plan Pastoral de Petare,
PPP”
Habló de su
participación en el primer Concilio plenario venezolano que ha
generado importantes cambios. “Yo, una mujer sencilla y humilde de los cerros
de Petare, tuve voz y voto para opinar y decidir sobre el futuro de la Iglesia
en Venezuela y fui la voz que en nombre del laicado venezolano habló en la
sesión de clausura del Concilio”, refiere.
Para Cira Echarri de
Machado, “el Espíritu Santo ha estado revoloteando sobre nuestro pueblo desde
siempre y ha impulsado a muchas personas que durante años han regado la semilla
del Reino, sembrando profundamente las raíces de la Iglesia en Petare”.
Otra mujer laica que trabaja intensamente en la nueva diócesis es Cruz María Palma. “Crucita” refiere la existencia de un escrito pastoral del primer arcipreste que, junto al obispo auxiliar de Caracas, monseñor Nicolás Bermúdez, impulsó el Plan de Pastoral de Petare. “Ese sacerdote venía de la diócesis de Guayana y cosas de Dios, trabajó junto al que será el obispo de Petare, monseñor Juan Carlos, entonces un joven sacerdote”.
Las palabras del obispo de Petare
Monseñor Juan Carlos
Bravo Salazar, en carta a los petareños asume su nombramiento “como un llamado
de Dios a mi libertad, obediencia y disposición”. Dice “no estar atado a nada
ni a nadie para poder optar sólo y únicamente por Jesús y la causa del
Evangelio”.
El prelado manifestó su deseo de “edificar una Iglesia sinodal, misionera y de una auténtica conversión pastoral” iluminada por el Evangelio. Ello implica "caminar juntos en la espiritualidad de comunión y la creación de estructuras funcionales, con espíritu evangélico, para poder llegar a ser la Iglesia que Jesús siempre ha querido”.
De acuerdo con la Conferencia Episcopal Venezolana, la Diócesis de Petare tiene una extensión de 177 km2, con una población de 760.000 habitantes, coincidiendo con el territorio civil del municipio Sucre del estado Miranda. Pastoralmente organizada con 23 parroquias, 12 sacerdotes diocesanos, 45 sacerdotes religiosos, 129 religiosas, 5 seminaristas, 27 instituciones educativas católicas y 64 instituciones caritativas.
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