“La desesperanza es ya un problema de salud pública”, Obispos Venezolanos a la ONU


Jun 22, 2019
La agenda de Michelle Bachelet en Caracas no pudo ser más intensa. Dedicó jornadas enteras a escuchar a representantes de la oposición al régimen de Nicolás Maduro. Desde Juan Guaidó en la Asamblea Nacional, pasando por quienes llevan los datos del hambre en Venezuela, hasta una nutrida representación de familiares de los casi 600 presos políticos que aún languidecen en las cárceles, tanto como las víctimas, quienes llenaron el gran auditorio de la Universidad Metropolitana de Caracas, coordinados por el activo director del Foro Penal Venezolano, el abogado penalista Alfredo Romero quien siempre ha sostenido esta premisa en su larga lucha por la dignidad y la libertad los presos políticos: “No hay que hacer justicia por nuestras propias manos, pero está en nuestras manos que se haga justicia”.

Conoció a fondo el drama de las víctimas

 “Se logró sensibilizar a la señora Michelle Bachellet, no sólo a través de un pormenorizado informe, sino también porque ella pudo escuchar los desgarradores y emotivos  relatos de las víctimas”, reveló Romero. Por nuestra parte, expusimos en detalle los casos de más de 15 mil personas detenidas desde el 2015 hasta la fecha. Nuestra exigencia es la libertad plena y total de los 600 presos políticos que existen en Venezuela”.
Romero facilitó alguna información, una vez concluido el encuentro, donde aseguró haber logrado el objetivo de enterar a la Bachellet del drama que aflige a las familias de cada preso político que sufre torturas y aislamiento en Venezuela. La Alta Comisionada prometió, no sólo abrir una oficina de su representación en Venezuela sino que dos de sus funcionarios permanecerán en Venezuela por al menos tres meses para monitorear la situación y mantener un flujo de información que reduzca la opacidad en esta materia.

Qué le piden a la Alta Comisionada de la ONU

“Todo eso es positivo- dijo Alfredo Romero. Pero nuestra idea no es que la Comisionada solo entienda el problema y se haga parte de él, sino que pase a formar parte de la solución, es decir, producir resultados como la liberación de los presos y el cese de la persecución”, precisó al ser abordado por algunos periodistas al filo de la medianoche cuando finalizó la reunión.
Muchos no pudieron asistir por la dificultad que se mantiene en Venezuela para los traslados: la falta de gasolina, de unidades de transporte en condiciones de operar, la carencia de repuestos para vehículos y la inseguridad que impera en las carreteras, impidió que muchos familiares y víctimas llegaran a la reunión. No obstante, el lugar estaba repleto y, al decir de testigos presenciales, los testimonios fueron de un dramatismo que no pudo dejar indiferente a la Alta Comisionada.

La dama de la mirada triste

Susana Raffalli, asesora en el Proyecto Samán, clave en la recuperación de niños desnutridos que lleva adelante Cáritas Venezuela y recientemente distinguida con el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela por su labor, también acudió a informar a Bachellet en los graves temas en los que está involucrada. Al salir, escribió en su perfil de tuiter: “Las víctimas de violaciones a los #DDHH y sus organizaciones estuvimos toda la tarde con Bachelet. Cuando salí en la noche ella seguía allí, faltaban 3 reuniones. Si me preguntan, yo no pudiera decir otra cosa que estuvimos trabajando con una mujer sencilla, de mirada triste y comprometida”.

Comparece la Iglesia

Siendo portavoces de la población más vulnerada, una Comisión de la Conferencia Episcopal Venezolana, encabezada por Mons. José Trinidad Fernández, secretario general de la CEV, se acudió este viernes y entregó documento a Michelle Bachelet, alta comisionada para los DD.HH  de la ONU. Los obispos están claros: “La  crisis que vive el país hunde sus raíces en la corrupción y la impunidad ante los saqueos del erario público y no simplemente por las sanciones que se han hecho. Venezuela antes de estas sanciones ya estaba en una situación económica deprimente”.
Desde el año 2004, la Iglesia Católica viene denunciando la situación de la grave crisis humanitaria que vive el pueblo venezolano. Ha denunciado sistemáticamente a la “cartilla” del régimen, el Socialismo del Siglo XXI, como “moralmente inaceptable” y señalan, como consecuencia, el menosprecio de la dignidad de la persona humana.

Sobre la mesa: la anomia y la desesperanza

La Iglesia está profundamente preocupada por la anomia social, que se expresa en la impunidad estatal ante el delito y en la promoción de formas de defensas sea de forma armada o simbólica que crean brechas entre los mismos venezolanos. Un factor que incide definitivamente en el agravamiento de los problemas es la  desesperanza, lo cual, según manifestaron, “es ya un problema de salud pública”, expresado en el índice de suicidio, que  se ha cuadruplicado en el último año, aumentando la indigencia y los niños en situación de calle.
Convencida de que la crisis que vive el país hunde sus raíces en la corrupción y la impunidad ante los saqueos del erario público y no simplemente por las sanciones aplicadas, dejaron claro que  esta catástrofe humanitaria se resuelve si los factores de poder buscan el bien común de todos.
Hambre en Venezuela

 El foco de la Iglesia

A grandes rasgos, el documento consignado ante Bachelet, insiste en algunos asuntos puntuales como el crecimiento del suicidio en Venezuela; la falta de prosecución de estudios ante la deserción, por pobreza; falta de alimentación y de transporte, poniendo de relieve “el aumento la diáspora masiva, la nueva forma de esclavitud, entre ellas la trata de personas, la prostitución, la situación de Frontera, falta de respeto hacia la gente en las Alcabalas, el aumento de la desnutrición infantil y el manejo de la mentira como  si fuera verdad”.
El tema delicado tema de la gasolina fue incluido: “no son horas, sino días enteros para abastecer los vehículos, sobre todo en la zonas de fronteras”. No pasaron por alto “la calamidad la crisis eléctrica en toda Venezuela, con excepción de Caracas para dar la sensación de normalidad a quienes visitan el país; la situación del agua que no llega a los hogares, debido a las fallas eléctricas”.
La precariedad alimentaria ante los altos costos hace imposible adquirir los productos básicos –explicaron a Bachelet- lo que agrava la situación de la salud pública “que se traduce en la falta de medicinas y las condiciones deprimentes en las que se encuentran nuestros hospitales, trayendo como consecuencia la reaparición de enfermedades que habían sido erradicadas.”
La pérdida del Estado de Derecho imposibilita a quien acudir dejando en la orfandad a las víctimas de la violencia por parte del Estado. Urge mayor respeto a los DDHH.
Éxodo venezolano imágenes: 

Las demandas

“Nuestra expectativa –dijeron- es que su informe refleje el rostro real de lo que pasa en Venezuela, que permita señalar mecanismos para solucionar los problemas de fondo de lo que ocurre con nuestro pueblo”.
El episcopado solicitó  el nombramiento de un equipo que en coordinación con los distintos entes del país, que monitoree el informe y las recomendaciones que  la propia Alta Comisionada dará a conocer el próximo mes de julio y constatar las realidades al interior del país y en las fronteras.  Igualmente pidieron que en las reuniones con el Gobierno sean puestos sobre la mesa temas importantes como el reconocimiento de las ONG´S, y la permisología necesaria para formalizar la entrada de insumos para la asistencia Humanitaria.
“Pedimos –insistieron-  la liberación de los presos políticos y la eliminación de las comisarias como centros de reclusión. Que se eliminen las prácticas abusivas que violan los derechos humanos de los distintos grupos de seguridad del Estado (SEBIN, FAES), grupos irregulares como los Colectivos que actúan con absoluta impunidad.”
 El tema electoral también fue abordado en estos términos: “Acudimos a Usted para que intervenga en la restitución de los derechos electorales, políticos y económicos de la población, que permita a los venezolanos vivir en libertad, dignidad y progreso; que se busque la solución de fondo a la crisis de gobernabilidad a través de elecciones libres y transparentes, con un nuevo CNE y una nueva revisión de la data del Registro Electoral. La salida es la elección de un nuevo Presidente y el reconocimiento de la Asamblea Nacional como ente elegido por el pueblo”.
 La Iglesia católica venezolana estuvo representada en dicha reunión por el obispo José Trinidad Fernández –secretario general del Episcopado- y el padre José Virtuoso (sj), rector de la Universidad Católica Andrés Bello, quienes acudieron acompañados por el Vicario de Derechos Humanos de la Comisión de Justicia y Paz de la CEV, Pbro Saúl Ron Braasch y por el coordinador de la Vicaría de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de Caracas,  el abogado José Gregorio  Guarenas.




Publicar un comentario

0 Comentarios