Misa de Pascua desde el balcón de la Basílica de San Pedro | Foto: Getty |
La reciente aparición del conflicto
venezolano en palabras del Santo Padre es considerado por algunos
internacionalistas como una posibilidad real de alterar el escenario político,
pero por otros como una no trascendental acción moral. Lo cierto es que tanto
chavismo como oposición buscan vincularse a su imagen. Este martes la AN debate
sobre su mensaje
Por Oriana Vielma / El Pitazo
Por séptima ocasión el papa Francisco recuerda públicamente a Venezuela en
uno de sus multitudinarios discursos y, esta vez, su mensaje de Pascua desde el balcón del Palacio
Apostólico en la basílica de San Pedro del Vaticano, será debatido como único punto a tratar en la sesión de la Asamblea Nacional este
martes.
Desde su elección en marzo de 2013, el Sumo Pontífice se ha pronunciado sobre las
“dificultades” del país latinoamericano, especialmente en momentos considerados
de alta tensión. La primera mención ocurrió posterior a las elecciones
presidenciales donde resultó electo Nicolás Maduro con
un estrecho margen de 1,8%, lo que llevó a la oposición a pedir un reconteo de
voto.
Medió durante las protestas en febrero
de 2014. En marzo de 2015 lamentó la muerte del estudiante Kluiverth Roa en San
Cristóbal y envió un telegrama a Maduro en julio al sobrevolar territorio
venezolano en su gira por Sudamérica. Además se pronunció sobre
el cierre de la frontera colombo-venezolana en septiembre de ese año.
Cabe entonces preguntarse: ¿tienen sus palabras influencia real en la política
venezolana?
Para el internacionalista Carlos Luna, director y profesor de la Escuela de Estudios
Políticos y Administrativos de la Universidad Central de Venezuela (UCV),
el más reciente pronunciamiento de Francisco está relacionado con las visitas
del presidente de Estados Unidos a Cuba y Argentina.
“No podemos verlo de forma aislada cuando él ha sido el gran constructor y fabricador del acuerdo del 17 de diciembre de 2014, entre Raúl Castro y Barack Obama; por eso sí creo que tiene una significación el hecho de que la crisis venezolana incremente su importancia dentro de la agenda internacional. El Papa sí es un actor influyente”, explicó en entrevista a El Pitazo.
Según el analista, el conocimiento “de primera
mano” que posee Jorge Mario Bergoglio sobre el
populismo, el personalismo político y la influencia del socialismo del siglo
XXI en la transformación geopolítica de América Latina,
pudiese contribuir en la implementación de la carta democrática
interamericana; significando la salida temporal de Venezuela de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Es decir, mientras más ojos globales se
detengan sobre Venezuela, mejor; “como mecanismo
de presión para la transición pacífica y constitucional”. En este sentido, Luna
observó en Francisco “la misma habilidad política que
tuvo Juan Pablo II, quien contribuyó tras bastidores a la caída del Muro de
Berlín y la disolución de la Unión Soviética”; con cierta capacidad en la
consolidación de estos procesos.
La Venezuela bolivariana busca salirse
del modelo occidental, opinó Luna, por representar una serie de compromisos
democráticos y valores que el Gobierno “no quiere cumplir”. Por ello, “esa
relación con el Papa implica una camisa de fuerza desde el punto de vista
moral” y, a su vez, el agravamiento de esa situación “lo mantienen
alarmadísimo”; analizó.
Pero no todos están de acuerdo con esta
postura. El también internacionalista y profesor universitario Sergio Rodríguez
Gerlfenstein considera que por tratarse de una “autoridad moral” la opinión del
Papa tendrá múltiples interpretaciones sin mayor afectación. “Algunos lo
interpretarán como un llamado de apoyo gubernamental o una reconciliación,
mientras otros lo harán como una crítica al Gobierno. Son mensajes genéricos
que sólo dan cuenta que es un tema en el tapete”, sostuvo.
Por ser el Jefe del Estado Vaticano, que
mantiene relaciones diplomáticas con Venezuela, Rodríguez descartó que el
máximo representante de la Iglesia Católica pueda
tomar parte en el conflicto asociándose con algún bando político; sin embargo,
distingue entre la cabeza de la Santa Sede y lo que denomina la “cúpula
eclesiástica venezolana”, que asegura sí persigue intereses específicos.
Luna, en cambio, aunque considera que
“la Iglesia ha asumido que la fe está por encima de las ideologías”, asegura
que la institución comprende el importante rol político que juega, sobre todo
en Venezuela donde siete de cada 10 personas manifiestan confiar en el ente
religioso por encima de la Fuerza Armada Nacional, los
partidos políticos y los Poderes Públicos; según revelan sondeos de opinión.
“Todos se quieren asociar a la imagen
del Papa porque el mundo actual se mueve por percepciones. En Venezuela a la
Iglesia no le extraña jugar un papel protagónico en la política, basta tan solo
recordar el documento de Monseñor Arias Blanco en 1957 previo al golpe que
derrocó a Marcos Pérez Jiménez. Con eso te digo que ambos sectores comprenden
la magnitud que juega la Iglesia Católica en la credibilidad venezolana”,
expresó Luna.
Tanto el chavismo como la oposición han
buscado retratarse con el Sumo Pontífice. En tres años, fue visitado por el
mandatario Nicolás Maduro; los gobernadores de Miranda y Lara, Henrique Capriles Radonski y Henri Falcón; dos veces por Lilian
Tintori, Antonieta Mendoza de López y Leopoldo López Gil –esposa,
madre y padre del dirigente Leopoldo López respectivamente–; por el también
miembro de Voluntad Popular Carlos Vecchio, el exdiputado
Edgar Zambrano (AD) –quien le entregó el proyecto de Ley de
Amnistía– y Mitzi Capriles, esposa de Antonio Ledezma,
actualmente detenido bajo la medida casa por cárcel.
Una mirada hacia el pasado
El presidente venezolano ha manifestado
sentir respeto por la figura de Francisco. Tras el
fallecimiento del líder socialista Hugo Chávez, Maduro
y el papa Francisco se reunieron por primera vez en junio de 2013; dos años
después, planificaron un segundo encuentro que fue cancelado por Maduro 24
horas antes por una supuesta otitis. Pese a que el Jefe de Estado solicitó
entonces al nuncio apostólico Aldo Giordano una nueva fecha, la cita no volvió
a concretarse.
Previamente, la oposición venezolana
junto a organismos internacionales como Human Rights Watch pidieron
al Papa que durante la reunión intercediera por los presos políticos y exigiera
su liberación inmediata e incondicional. No se descartó que esto haya influido
en la suspensión de la reunión, tesis que posteriormente fue respaldada por el
arzobispo de Coro Roberto Lückert al relatar su encuentro con el Santo Padre.
A finales de agosto de 2015, estalló la
crisis en la frontera entre Colombia y Venezuela que
arrancó otro pronunciamiento del Sumo Pontífice. Transcurridos seis días del
cierre fronterizo, Francisco describió la situación como “dolorosa” y se mostró
de acuerdo con la reunión del 3 de septiembre entre los obispos de ambos
países.
Al día siguiente, si bien Maduro agradeció su “equilibrio y recomendaciones”,
expresó malestar con el encuentro entre los obispos respaldado por el
Pontífice, calificándolos como “obispos del odio”. Esta postura ha puesto en
evidencia una contradicción gubernamental sobre la Iglesia Católica, que acoge con armonía a la figura de
su máximo representante pero simultáneamente rechaza a sus comisionados
regionales.
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