Fueron doce años de espera desde
1913, cuando el noveno arzobispo de Caracas, Felipe Rincón González, hizo una
petición a las religiosas de esta Congregación que se encontraban en Bogotá; sin
embargo, “la fundación solo se hizo
realidad el 27 de junio de 1925”, narra en un trabajo histórico la Hna.
María Janina Ponte
Ramón Antonio Pérez /
@GuardianCatolic
Caracas, 16 de agosto de 2015.- Las hermanas
del Buen Pastor están celebrando 90 años de trabajo en Venezuela, y por tal
motivo darán gracias a Dios durante una celebración eucarística que presidirá
el arzobispo de Caracas, Cardenal Jorge Urosa Savino, el venidero 22 de agosto,
a partir de las 9 de la mañana, en la Iglesia “Santa María Eufrasia Pelletier”,
en la Obra Buen Pastor de Los Chorros.
La información la suministró la Hermana María Janina M. Ponte (nscbp), responsable
del Centro de Historia y Espiritualidad Buen Pastor, quien invitó a rogar “al
Señor por las vocaciones Apostólicas, Contemplativas y Laicales para continuar esta
Misión que el Señor y la Iglesia nos confían en Venezuela”.
Respecto a la
fecha de esta celebración, la religiosa comenta que “es Providencialmente maravilloso
como Dios hace coincidir las cosas, pues no buscamos la fecha por razón alguna”.
Indica que este “era el día más práctico”, pues aprovecharán “la
presencia de muchas otras Hermanas de la Provincia colombo-venezolana que
estarán aquí por razón de reuniones de congregación y el retiro anual”.
La Hermana María
Janina en dos escritos remitidos a El Guardián Católico: el primero denominado “A
los 90 años”; y segundo “Los Caminos de Dios son inescrutables…”,
detalla los pasos que se fueron dando desde Caracas, para que las hermanas de
Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, pudieran estar presentes en
Venezuela.
Uno de los motores
que siempre quiso a las religiosas del Buen Pastor para que trabajaran en
Caracas, fue el padre Mariano Parra Almenar, párroco de Santa Teresa
(1900-1933), quien fundó una casa para atender niñas llamada “Amparo Infantil”. Según
narra en sus trabajos la Hna María Janina, la intención de esta fundación era “atender
las niñas y jóvenes que deambulaban por las calles de Caracas, específicamente
en la zona de El Silencio que formaba
parte de la Parroquia”.
Igualmente
menciona que “la primera vez que se hizo una petición para una Fundación de Nuestra
Señora de Caridad del Buen Pastor de Angers en Caracas, fue por el año de 1913
poco más o menos, cuando el Señor Arzobispo Felipe Rincón González, se dirigía
a Bogotá, pidiendo a esa casa una fundación para Caracas, con el fin de abrir
una clase de Penitentes, pero por la falta de personal no pudieron aceptar”.
Y más adelante
agrega: “La fundación solo se hizo realidad el 27 de junio de 1925, es decir,
doce años de espera continua. Plazo en verdad, que nos parece largo,
según nuestra manera de entender las cosas, pero para el Señor, que es
inmutable, no constituirán sino cortos instantes de agonía, en medio de la
prueba, porque el objetivo es eterno: Su Gloria y la Salvación de las Almas”.
Cabe recordar
que la Orden de Nuestra Señora de Caridad, fue fundada en 1641, en Caen
(Francia) por San Juan Eudes, siendo destinada a recibir mujeres en
albergues o refugios que luego se expandieron por todo el mundo; este sacerdote
también fue creador de la Comunidad de Jesús y María.
Más tarde, las
Hermanas de Nuestra Señora de Caridad del Buen Pastor, nacieron de las primeras, en 1835, en Angers (Francia), cuando Santa María Eufrasia Pelletier, superiora en Angers, crea con la aprobación de Roma, un Generalato para reunir todos los conventos de la Orden de Nuestra Señora de Caridad”. En consecuencia, se constituyeron en una nueva congregación porque no podían existir dos formas distintas de gobierno en una sola. Santa María Eufrasia y su comunidad habían pedido una reestructuración de la forma de Gobierno con el fin de facilitar la Misión y proponen la posibilidad de la creación de un Generalato, aceptada por Roma.
El 27 de junio de 2014, ambas congregaciones se fusionaron mediante un decreto de reunificación y fusión firmado por la Congregación para los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica de la Santa Sede.
Las religiosas del Buen Pastor llegaron a Colombia en 1890, y el 27 de junio 1925 a Venezuela. Actualmente junto con la comunidad de CUBA, refundada el 19 de agosto de 2012, (las Hermanas habían estado antes en Cuba desde 1879 hasta 1961) conforman la Provincia Colombo Venezolana que nació en mayo de 2011, pero están presentes en varios países de América Latina y el mundo entero.
A continuación la
primera parte de la investigación que la hermana María Janina hizo llegar a
esta redacción:
****************************
Cronología[1] de la Fundación de las Hermanas
de Nuestra Sra de Caridad del Buen Pastor
en Esquina Las Piedras, Caracas,
Venezuela
A los 90
años
Amaneció el viernes, 18 de Junio del año 1925, fiesta del
Sagrado Corazón de Jesús, día tan anhelado que había sido escogido en la Casa Provincial de San José de
Costa Rica, para la partida del primer grupo de Misioneras de las Hermanas de Nuestra Señora de Caridad del
Buen Pastor rumbo a Caracas, Venezuela para establecer allí un nuevo redil
del Buen Pastor.
Muy temprano partieron las Hermanas en tren hacia Puerto Limón, donde embarcaron en el
vapor “Orange Nassau”. El pequeño
grupo de Hermanas estaba formado por la Madre
María del Sagrado Corazón de María Herrán Echeverri, Superiora Provincial
de la joven Provincia de Costa Rica, acompañada
de: Sor María de Sta. Benigna Bedelle y Sor
María de San Cornelio Beardsley, ambas misioneras Americanas desde hace algunos años en la Provincia, quienes cual
piedras angulares quedarían en Caracas para levantar, la gigantesca Obra
del Buen Pastor en Venezuela.
Después de pasar por Puerto Colombia y Curazao, al amanecer del día 26, se divisaban ya a lo lejos tierras
venezolanas. Se detuvo el pequeño vapor en Puerto
Cabello, donde bajaron a tierra y
tuvieron la alegría de participar en la Eucaristía y recibir la Sta. Comunión
pues por las condiciones del buque en que viajaban no podía celebrarse a bordo..
Finalmente el 27 por la mañana se
aproximaban al Puerto de La Guaira , en donde debían
desembarcar para seguir hacia la ciudad de Caracas, haciendo este último
trayecto en auto. Al ver su cercanía no dejaron de experimentar un momento de
angustia, al encontrarse pobres religiosas en tierra extraña, viniendo a buscar
solamente la conquista de las Almas y teniendo por único norte y faro, el
amparo de la Divina Providencia. He aquí
por fin nuestras montañas, se dijeron, nuestra
tierra prometida, el lugar de nuestro reposo, por tanto tiempo esperado y en
donde el Señor, nos recubre con sus gracias.
El vapor atracó en el mueble y las
viajeras, pudieron notar con satisfacción en medio del bullicio que reinaba a
su derredor, el contento que su feliz arribo ocasionaba[2] a la
inmensa multitud apiñada frente al buque. Era el sábado 27 de Junio del año 1925, hacia las 9:00 a.m. y fiesta
de la Santísima Virgen María, en su advocación del Perpetuo Socorro.
Las Hnas.
de Caridad de San José de Tarbes[3],
avisadas de antemano, se encontraban en el muelle para recibirlas y atender el
desembarque de las viajeras con exquisita amabilidad y después de cariñosos
saludos las condujeron a su casa, poniendo a su disposición sus personas y todo
lo demás, mientras esperaban allí al Padre Mariano Parra, que no debía tardar
para poco después conducirlas hasta la Esquina de Las Piedras por vía de la hoy
llamada Carretera Vieja de la Guaira. Son incontables las
exclamaciones que relatan los Anales respecto a la belleza del paisaje y la vía
tan maravillosa y la alegría de las Hermanas.
También quiero expresar hoy con
palabras de nuestras primeras Hermanas consignadas en los Anales-Caracas I, la gratitud que les guardamos. Leemos así: “Para nosotras
han sido durante nuestra permanencia en este país, verdaderas y cariñosas Hnas.
Prestándonos en toda ocasión, servicios muy importantes principalmente en los principios,
que atravesamos una situación bastante apurada, debido a la gran pobreza que
nos rodeaba, careciendo aún de lo más necesario. No pudiendo ser de otra
manera, pues el edificio que se levantaba tenía que dar mucha gloria a Dios y
sus cimientos debían ahondar mucho bajo
el árbol de la Cruz. Jesús
acostumbra probar muy bien a sus esposas, antes de darles consuelos.
En nuestras oraciones siempre las
recordaremos, guardándoles el más fraternal cariño, quedando el nombre de su
fervorosa comunidad, inscrito con caracteres imborrables de nuestra Congregación,
pasando su memoria a la posteridad empapada en el más vivo reconocimiento.
Como dijimos, las viajeras aguardaban allí al Rdo.
Padre Parra, quien llegó poco después, acompañado de una junta de distinguidas
señoras dispuestas a prestarles toda clase de servicios.
Continúan los Anales: El muy Reverendo Padre no pudo dominar su
emoción al verlas y corriendo lágrimas de sus ojos, les dio su paternal
bendición, teniendo su voz alterada de contento y satisfacción. Su gozo era
grande, mucho tiempo había esperado el Buen Pastor, orado con instancia, por lo
cual era imposible ahogar sentimientos tan intensamente grabados en el alma.
Amaba tiernamente a Dios, en las almas pecadoras, buscando su rescate no se había
ahorrado ningún sacrificio para abrir el Amparo. Como había de permanecer
impasible, al ver las primeras religiosas del Buen Pastor pisar su amado suelo.
En Las Piedras
Llegadas a la
Esquina Las Piedras la recepción fue grandiosa, los autos de la comitiva
pararon frente al “Amparo Infantil”, la calle estaba completamente obstruida de
gente se notaba gran animación, al descender del auto una armoniosa orquesta
dejo oír sus suavísimos acordes llenando de alegría el corazón de todos los
presentes, pues se anunciaba la llegada de las mensajeras del Señor, latiendo
unísonos los corazones bajo la misma impresión de gratitud y amor. Estaban
presentes las grandes personalidades civiles y eclesiásticas de Caracas y las
Niñas del Amparo Infantil.
Pasaron
inmediatamente a la Capilla
donde el Rdo. Padre Fray Andrés Alesanza, O. P. subió al altar para darles en
nombre de los venezolanos la bienvenida. Inmediatamente después del sermón, se
expuso el Smo. Sacramento, entonando un magnífico “Tedeum” y luego la Bendición
solemne.
El Amparo Infantil había
sido fundado el 22-11-1917 por el Padre
Mariano Parra con la colaboración de sus feligreses con motivo de sus
Bodas de Oro con el fin de acoger a las niñas menores que deambulaban por las
calles en la zona de El Silencio en
Caracas y recogidas por la policía eran llevadas a la cárcel con mujeres
adultas, lo cual no les era favorable. – El
objetivo de esta obra era la Reeducación
y Rehabilitación de estas Niñas. Fue
entregado a las Hermanas de Ntra. Sra. de la Caridad del Buen Pastor el mismo 27 de Junio de 1925, al
momento en que llegaron a Venezuela.
Al día siguiente el Padre Parra, fue muy de mañana a
saber cómo habían pasado la noche. Tocó a la puerta y al salir la Madre Ma. del
Sagrado Corazón de María a recibirle, le dice él con mucha cortesía: “Antes, esta era mi casa y entraba y salía
cuando quería, y ahora les pertenece, pero si Ud. me permite entrar, lo haré
con el mayor gusto. Más si por algún motivo no lo encuentra conveniente, me
quedare a la puerta muy contento”. Cuanta
delicadeza hay encerrada en estas sus palabras, las Hermanas se sentían
conmovidas ante tanta humildad.
¿Cómo surge el Amparo Infantil?
En la Constitución Nº 1 de la Orden de Ntra Señora de Caridad, San
Juan Eudes escribió: Una alma vale
más que un mundo y por consiguiente,
extenderle la mano para retirarla del abismo del pecado, es obra más meritoria
ante los ojos de Dios, que … … … resucitar todos los cuerpos sepultados en las
tumbas[4].
Cuan empapadas estaban las
intrépidas hijas de Santa María Eufrasia Pelletier, nuestras misioneras
fundadoras en el sentido profundo de esta frase, al igual que nuestro fundador
en Venezuela, el Padre Mariano Parra!
Cuentan los Anales, que esto era lo que le llenaba de valor, y
desechando toda vacilación, contando únicamente con la buena voluntad de sus
feligreses y de algunas personas caritativas, que se mostraban adictas a la
obra, con limosnas allegaron fondos suficientes y compraron una pequeña
propiedad, situada hacia la parte sur de la ciudad, en el sitio llamado Esquina
de Piedras, para levantar el edificio destinado al asilo.
Allí tomando su primitiva idea que
desde hacía años albergaba en su corazón,
desarrollaron sus planos, construyendo desde los cimientos un edificio
relativamente amplio, con una bonita capilla exterior, un hermoso patio en el
centro, claustrado con ambos corredores, servicio regular de agua, luz y todo
lo más necesario.
Podemos imaginar, los sacrificios y
desvelos que esto significa, cuando los fondos son pocos y los gastos
indispensables, para facilitar alguna comodidad aunque bastante pobre. Es de
destacar el rasgo más hermoso de desprendimiento, que podamos concebir, en un
alma generosa que sabe sacrificarse en aras de la más alta caridad.
Para dar principio a estos trabajos, el
Padre Mariano Parra no contaba en caja, con dinero disponible, pues con la
compra del terreno habían agotado la colecta que tenían y como verdadero
imitador de su Divino Maestro, sus pequeñas entradas en su mayor parte pertenecían
a la parte doliente de Jesús, los pobres.
Por consiguiente su haber consistía en
una casa que era la de su habitación, y que no vaciló en gravarla con una
hipoteca, a fin de proporcionar el dinero necesario para empezar la
construcción, poniendo su confianza en Dios y pudiéndole que concluyera su
obra, como efectivamente sucedió, pues todo se terminó en poco tiempo con muy
buen resultado, quedando el edificio en capacidad de poder albergar unas 50
niñas, poco más o menos.
Cincuenta niñas arrancadas a las garras
del demonio, no era un número pequeño, y en su corazón guardaba la dulce
esperanza de que más tarde, al ver el resultado crecería el entusiasmo de
quienes miraban la pequeña obra con gran simpatía como preludio de mayores
beneficios. Ante esta perspectiva y con el edificio terminado, se trató de
arreglar lo más indispensable para inaugurarlo y empezar a recibir a las que
vendrían a ser sus moradoras.
Una vez todo listo, no se desdeñó este Padre cariñoso de las almas, de ir él
mismo a la sección de Policía, a buscar y traer en su propio carro la primera
ovejita que se encontraba en aquel lugar para dar principio y abrir la puerta
del tan suspirado redil, que ya desde este momento quedó definitivamente
establecido, bajo el manto protector de la Santísima Virgen ,
poniendo en sus virginales manos el porvenir de la naciente obra.
Denominándole “Amparo Infantil”, fue solemnemente
inaugurado el día 22 de Noviembre del
año 1917, fiesta de la gloriosa virgen Sta. Cecilia. Este hermoso día coincidía con las bodas de
plata sacerdotales del Padre Parra, trayendo a su corazón, el más grato
recuerdo que mortal alguno pueda experimentar, pues en él tuvo la dicha sin
igual de ser admitido al supremo sacerdocio hacia 25 años y en su parroquia
como los demás círculos sociales, se preparaban para festejar sus Bodas de Plata.
La gratitud desbordante
de su alma, quiso manifestarse ofreciendo al señor como gaje de fiesta, un
pequeño ramillete de flores cultivadas en su huerto y tomando las rosas de las
más acendrada caridad, las ofreció cual ricas primicias. Representadas en las
15 primeras niñas que tenía ya alejadas en el Amparo Infantil y que mostraban
con sus esfuerzos y la solicitud de que estaban rodeadas que la virtud muy
pronto reemplazaría, las costumbres desarregladas que habían llevado, para ser
regeneradas por medio de la gracia y poder llegar a ser un día, miembros útiles
de la sociedad y ciudadanas de la gloria.
Por su parte la culta sociedad
caraqueña, le obsequió en recuerdo de tan fausto día, con una suscripción levantada
por una junta de distinguidos caballeros y señoras para ayudarle mensualmente
con sus limosnas en su laudable cuanto meritoria empresa.
Poco tiempo después de su
llegada, todo quedó convertido en un pequeño convento y Obra de Nuestra Señora de Caridad del Buen Pastor,
arreglado las cosas lo mejor posible, según los usos y costumbres de la
Congregación y las reglas prácticas para el cuidado de las Niñas.
En la ventana, haciendo
esquina, por el lado de afuera del edificio, había un pequeño nicho en el cual
estaba colocada una imagen de la Santísima Virgen del Carmen, pues los
venezolanos le tienen gran devoción y es además la Patrona de los Choferes,
quienes la aman y veneran tiernamente, y muchas veces cuando el mundo se les
vuelve un poco al revés, llegan a decirle mil lindezas.
Debajo de la imagen, estaba una
alcancía, que abría por la parte de adentro, en donde venían a depositar su
limosna los fieles a cualquier hora del día o de la noche, despertando muchas
veces las moradoras del Amparo Infantil con el monótono caer del centavo desprendido
de la mano de alguno de sus devotos y que representaba el pequeño óbolo de la
viuda de que nos habla el Sto.
Evangelio, por ser el ahorro de su penoso trabajo. Y sin embargo, venía a
constituir para las pobres religiosas, una fortuna pues muchas veces tomaban el
reposo, sin tener ni un centavo, para pagar el pan del día siguiente. Tal era
la estrechez y pobreza de los primeros tiempos y que solo nuestro Señor conoce.
Obrándose muchas veces de este modo, verdaderos milagros, para atender a las
diarias necesidades de la vida.
A partir de 1927, la Obra iniciada en Las Piedras continuó en Duarte
durante muchísimos años. Para el
grupo de menores, en 1938, el Ministerio de Educación reconoció el Sexto
grado y hasta hoy, las numerosas exalumnas internas o externas siguen viniendo
a buscar su constancia de estudios.
Hacia la década de los 70, la Congregación a nivel
mundial comenzó a hacer cambios en su
estilo de trabajo apostólico, adecuando las Obras a las circunstancias de los
lugares y los tiempos. De esta manera en Duarte, posteriormente conocida
como “Obra Buen Pastor” o para la Congregación , la casa
de “Los Chorros”, y hoy “Obra Buen Pastor
Los Chorros”, Boleíta Norte, después de los Internados, hemos visto: Casas
Hogares, Residencias y programas de formación y crecimiento personal diversos
para Niñas y Jóvenes.
Hoy, 2015 la Obra principal es el Centro
de Formación Profesional Buen Pastor que acoge anualmente unos 300
jóvenes aprendices quienes después de recibir la formación humano-cristiana y
la teoría en materias administrativa y contable en este Centro y la práctica en
las Empresas que los patrocinan, al cabo de casi tres años, obtienen un diploma
INCE.
El carisma de Misericordia y
Misión de Reconciliación por el que las Hnas
de Nuestra Señora de Caridad del Buen Pastor son llamadas a hacer presente el Amor del
Corazón Misericordioso de Dios que en la Persona de Jesucristo vino a
salvarnos y reconciliar a la humanidad entre si y con El es siempre
vigente. A fin de cuentas, tanto con San
Juan Eudes en 1641 como con Sta María Eufrasia Pelletier en 1835, como cuando
llegamos a Las Piedras en 1925 como HOY, 2015 y mañana… en cualquier lugar
donde la Voluntad de Dios nos envíe… el
Evangelio es el mismo y la Misión
es la misma, igualmente los/as destinatarios/as… pero, la forma externa de
realizarla es dinámica, flexible y busca evolucionar y estar acorde a los
tiempos[5].
En este 90 aniversario de nuestra primera Fundación y presencia de nuestro Carisma y
Misión en muy diversos ámbitos en Venezuela queremos dar gracias a Dios,
alabarle y glorificarle
* por
su infinita Misericordia para tantas Almas que
han podido encontrarse con El a través de esta Congregación a lo largo y
ancho del país en nuestras diversas casas y misiones itinerantes.
* Por
todas las Hermanas de Ntra. Sra. de
Caridad del Buen Pastor misioneras que venidas de otros países en Venezuela
han trabajado y dado sus vidas por este Pueblo necesitado de reconciliación y
la misericordia de Dios.
* Por
las Vocaciones para las Hnas de Ntra.
Sra. de Caridad del Buen Pastor
Apostólicas y Contemplativas que las familias venezolanas generosamente
entregaron a Dios para continuar esta Misión de Misericordia en la Iglesia
Venezolana y también en muchos otros lugares del mundo.
* Por
cada una de las Exalumnas/os e infinidad de personas atendidas en los diversos
ámbitos de nuestra Misión que entre nosotras experimentaron su Amor
* Por los Laicos Asociados/as, bienhechores,
colaboradores, profesores, empleados, obreros, amigos y vecinos que han apoyado
y hecho posible la Misión específica de Jesús Buen Pastor por medio de esta
Congregación a lo largo de 90 años
* Por
todas las personas que silenciosamente y a través de su oración y/o ayuda
material nos han permitido continuar adelante.
* Por
todas las personas vivas o difuntas relacionadas con nuestra Congregación.
Que María, superiora, reina y
Madre de toda la Obra del Buen Pastor en Venezuela les guarde a todos en su
Gran Corazón que es uno con el de su Hijo Jesús y les obtenga del Padre las
bendiciones que cada uno/a necesita.
Como decía Santa María Eufrasia
Pelletier, “La Gratitud
es la Memoria
del Corazón”.
GRACIAS.
María Janina M Ponte, nscbp
CHEBPB
- Libro de Antecedentes de la Fundación de
Venezuela
- Libro de Anales - Caracas I
y enriquecidos por enriquecidos
por María Janina M Ponte, nscbp
[2]
Recordemos que para ese momento, después del Gran Exilio de Vida Religiosa
decretado por Guzmán Blanco el siglo XIX, solo existían en toda la Iglesia
Venezolana, 7 nuevas Congregaciones femeninas que apenas estaban dando sus primeros pasos y
4 Congregaciones extranjeras que habían venido o regresado al país a partir de
1889. Nuestra Señora de la Caridad del
Buen Pastor que llegó en 1925, fue la quinta Congregación en ingresar a
Venezuela. Por ello es causa de tanta alegría.
[3] Las
Hnas. de Caridad de San José de Tarbes fueron
el primer grupo religioso que llegó al país, luego de la expulsión a Obispos,
Sacerdotes y Congregaciones Religiosas hecha por el Presidente Antonio Guzmán
Blanco durante el siglo XIX. Las 18 primeras religiosas de Tarbes dirigidas por
la Madre Saint Simón, llegaron a La Guaira, Venezuela, el 13 de junio de 1889,
con el objeto de desempeñarse en centros hospitalarios y educativos, pues para
ello les pidió que vinieran él para entonces Presidente de la República Dr.
Juan Pablo Rojas Paul.
[4] Citado en Anales Caracas I –Antecedentes a la Fundación y en Estudio del Carisma original de N.S de C según S.J. Eudes,
Provincia de Medellín, Pg 62, Nºs 3-4.
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