El nuevo Obispo de la Diócesis de Acarigua- Araure pidió
al “Señor Creador”, le permita
ejercer su responsabilidad “dentro del
marco de la sencillez, cercanía, sinceridad, entrega y disciplina”
Ramón Antonio Pérez /
@GuardianCatolic
Caracas, 11 de agosto de 2015.- “De mí, les
diré que conozco mis limitaciones, que son muchas, pido a Dios, haga de mi
pobreza riqueza de espíritu y fortaleza del alma, ello orientado a que todos
sientan que mi misión es servirles para lograr la unidad en la diversidad,
insistiendo sobre el poder de la Eucaristía para la comunión de todos”.
Fueron las
primeras expresiones del presbítero Juan Carlos Bravo Salazar al conocer que el
Papa Francisco lo había designado como nuevo obispo para la Diócesis de
Acarigua- Araure (estado Portuguesa, Venezuela), cuya sede estaba vacante desde
el 30 de octubre de 2013, tras el fallecimiento de monseñor Joaquín José Morón
Hidalgo.
El padre Juan
Carlos Bravo Salazar, quien nació en El Pilar, estado Sucre, el 2 noviembre de
1967, indicó en una misiva lo siguiente: “Amar a Jesucristo lo es todo, optar por el
Evangelio es nuestra vida, y nuestra pasión habrá de ser el anuncio del
Reino”, expresó el obispo. “Bienvenido cualquier destino y servicio que
nos encomiende la Divina Providencia”.
De igual manera indicó
que abre su corazón para conocer a la grey llanera que la iglesia le ha
asignado, “para tratarlos y poder consustanciarme con sus circunstancias, con sus
pesares, con sus alegrías, con todo su ser, para así demostrarles mi amor”.
Imposición del Solideo
Al conocerse la
noticia, el obispo de Ciudad Guayana, monseñor Mariano Parra Sandoval, le
impuso el solideo que lo acredita como prelado de la Iglesia católica, y que
además simboliza “la protección de Dios y la dedicación a solo Dios”.
“Con este
nombramiento, el Santo Padre le vuelve a regalar esta dicha a la iglesia de
Ciudad Guayana (…) y el orgullo de tener otro obispo. Que Dios acompañe a Juan
Carlos”, afirmó desde Guasipati junto al padre Bravo.
El nuevo Obispo
de Acarigua-Araure, ingresó en la Fraternidad de los Padres Operarios
Diocesanos, donde realizó sus estudios de Filosofía. Estudió Teología en el
Seminario Santo Tomás de la Arquidiócesis de St. Paul, Minneapolis, USA. Fue
ordenado Presbítero el 28 de noviembre de 1992, por la Diócesis de Ciudad
Guayana. Además, pertenece a los Movimientos Por un Mundo Mejor y a la
Espiritualidad del Prado.
Igualmente ha
desarrollado los servicios pastorales como Vicario para la Pastoral,
Administrador Apostólico de Ciudad Guayana, Párroco en la Parroquia Nuestra
Señora del Valle (Puerto Ordaz), Parroquia Inmaculada Concepción (San Félix), y
Parroquia Nuestra Señora del Belén (Guasipati), donde actualmente se encuentra.
A continuación
la carta del nuevo Obispo de Acarigua – Araure:
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A todo el pueblo de Dios que vive
en la Diócesis de Acarigua Araure: a su administrador apostólico, sacerdotes,
religiosos, religiosas, seminaristas, misioneros y laicos
Amar a
Jesucristo lo es todo, optar por el Evangelio es nuestra vida, y nuestra pasión
habrá de ser el anuncio del Reino, lo que recibiremos con coraje, entusiasmo,
pasión, misericordia, perdón, alegría y de esa forma valorar y evidenciar con
la humildad y modestia que pregonamos, la aceptación, sin remilgos de las
decisiones del Señor. Bienvenido cualquier destino y servicio que nos encomiende
la Divina Providencia.
Abro mi corazón
para conocerlos, para tratarlos y poder consustanciarme con sus circunstancias,
con sus pesares, con sus alegrías, con todo su ser, para así demostrarles mi
amor, traducido ello en gastar, desgastar y hasta dar la vida por ustedes,
emulando a aquel que dio la propia vida por todos nosotros, ¡¡Jesucristo, el
Buen Pastor!!
De mí, les diré
que conozco mis limitaciones, que son muchas, pido a Dios, haga de mi pobreza
riqueza de espíritu y fortaleza del alma, ello orientado a que todos sientan
que mi misión es servirles para lograr la unidad en la diversidad, insistiendo
sobre el poder de la Eucaristía para la comunión de todos. Recordemos el
Evangelio de Juan. Cap. X. (11) “Yo soy el Buen Pastor: el Buen Pastor da su
vida por las ovejas”. Y como siempre he actuado muy alejado de cualquier
discriminación o apego al poder, espero visitar a todos y pedirles a todos me
visiten, vuelvo a Juan. Cap. X. (16) “Tengo otras ovejas que no son de este
redil; aquellas también las llevaré, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un
pastor”.
Quiero
conocerlos y quiero que me conozcan, ¡me conozco! reitero, por ello pido
sinceridad, pueden estar seguros que les retribuiré con creces. En quebrada
seca del El Pilar, allá en Carúpano, en el estado oriental de Sucre quedaron
mis raíces campesinas afianzadas. Luego se consolidaron en Ciudad Guayana; en
cerro azul vía al Pao y en el Barrio la Lucha, se inició mi sensibilidad social
en las mejoras de Nuestro Querido Barrio. Hoy el árbol de mi vida, en manos del
Señor Creador, me designó un camino y espero me permita ejercerlo dentro del
marco de la sencillez, cercanía, sinceridad, entrega y disciplina, siendo como
soy y como cada día le pido a Dios me siga conduciendo. Estoy aquí, conforme y
seguro que la felicidad que hasta ahora me ha acompañado, por su Gloria se
agigantará y, por supuesto, ustedes son y serán el numen que dará toda la
fuerza para continuar así. En cuanto al conocimiento de la realidad que hay que
manejar, me queda asegurar que no la siento como un reto, sino como un estímulo
que me induce a responder con toda la fuerza que me infunde el Señor, para
afrontar cualquier situación, ungido con el óleo de la esperanza y con la más
sincera disposición y férrea voluntad.
Nunca he buscado
ni deseado ser Obispo; más bien hasta ahora he tratado huir de ello, pero los
caminos del Señor no son nuestros caminos. Les confieso que ha sido una
decisión dura de aceptar, asumir y asimilar, pero me entrego y me abandono en las manos del
Señor y de su Santísima Madre bajo la advocación de Nuestra Señora de la
Corteza. Que el Señor nos bendiga, y que haga brillar su rostro sobre cada uno
de nosotros y nos conceda su paz.
Su hermano,
+ Juan Carlos
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