Las
esperadas palabras del Sumo Pontífice Romano se produjeron durante el rezo del
Ángelus. Sin embargo, mientras pide diálogo, el régimen sandinista recrudece
persecución contra la Iglesia católica
El Vaticano, 21 de agosto de 2022
Sigo desde cerca con preocupación y dolor la situación creada en Nicaragua que involucra a personas e instituciones. Quiero expresar mi convicción y mi esperanza de que, a través de un diálogo abierto y sincero, aún se puedan encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica.
Las palabras del Papa Francisco llegaron el domingo 21 de agosto durante el rezo del Ángelus.
Se refería a la situación de la Iglesia en Nicaragua, aunque no detalló hechos como el ocurrido hace dos días cuando el régimen de Daniel Ortega secuestró de su residencia episcopal a monseñor Rolando Álvarez obispo de Matagalpa.
El prelado ahora está detenido en su residencia familiar, en Managua. De modo que la prudencia de la Santa Sede se impuso por encima de anhelos personales, institucionales y de los grupos internacionales.
El miércoles 17 de agosto, 26 ex presidentes y primeros ministros de América Latina y España agrupados en IDEA, firmaron una Carta Abierta en la que exigieron al Santo Padre “una postura firme” ante lo que ocurre en Nicaragua.
El Sumo Pontífice añadió en el Ángelus:
Pidamos al Señor, por intercesión de la ‘Pura Purísima’, que suscite en el corazón de todos, una voluntad tan concreta.
Luego de conocerse las palabras del Papa, algunos periodistas como Emiliano Chamorro, desde el exilio informaron a través de las redes sociales que la repuesta del gobierno de Ortega sigue siendo hostil.
Mientras el Papa Francisco hizo un llamado al régimen Ortega-Murillo, de buscar mecanismos de paz y convivencia, la repuesta del gobierno sigue siendo hostil. Esta mañana la parroquia SAN Miguel de Masaya , es asediada por la policía y paramilitares de la dictadura pic.twitter.com/EpK4SLw6mI
— Emiliano Chamorro / Periodista Nicaragüense (@EmilianoCHM69) August 21, 2022
Monseñor Álvarez sigue arrestado en
su residencia familiar
Desde
el año 2018, Daniel Ortega ha mantenido intensos forcejeos con la Iglesia católica
acusando a los obispos de colocarse al lado de quienes han desafiado su poder.
Desde entonces ha ejercido el poder con claros signos de dictadura, llevando a
la cárcel a líderes opositores y manteniendo unas relaciones tirantes con la
iglesia.
La
noche del jueves 18 al viernes 19 de agosto, la Policía Nacional de Nicaragua
allanó la residencia del obispo de Matagalpa, y nueve personas, entre clérigos,
seminaristas y laicos, incluido el obispo Álvarez, fueron arrestadas.
El obispo fue puesto bajo arresto domiciliario, generando que varias conferencias episcopales en Latinoamérica y organismos multilaterales se pronunciaran.
Más de 1.600 detenidos arbitrariamente
“Desde
2018, Nicaragua atraviesa una crisis política sin precedentes marcada por una
fuerte oposición al gobierno que, según se informa, ha llevado a la muerte a
cientos de personas y ha obligado a miles de nicaragüenses a exiliarse. En esta
crisis, la Santa Sede trató de articular las negociaciones entre el poder de turno
y los opositores. En vano”, publica Aleteia, citando a I.Media.
En
marzo pasado, el Nuncio Apostólico en Nicaragua, Monseñor Waldemar Stanislaw
Sommertag, fue expulsado del país, una decisión entonces calificada como “grave”
e “incomprensible” por el Vaticano. El obispo Sommertag había pedido
repetidamente la liberación de los presos políticos, como lo hizo el Papa
Francisco en 2019.
Más
de 1.600 personas han sido detenidas arbitrariamente en los últimos años en las
cárceles del país, según un informe publicado en diciembre de 2020 por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
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