El natalicio del Padre Cesáreo Gil
Atrio, quien ya es Siervo de Dios, permitió conocer que en los próximos meses,
la iglesia venezolana anunciará el inicio de nuevas causas de hombres y mujeres
testigos de Jesucristo en los tiempos recientes del país
Caracas, 15 de mayo de 2022
Hoy iniciamos en este centenario del nacimiento del padre Cesáreo Gil Atrio su Causa de beatificación y canonización, pero tenemos otras entre manos que, de aquí a fin de año, iremos poniendo sobre el tapete.
Son palabras del cardenal Baltazar
Enrique Porras Cardozo, administrador apostólico de Caracas, al culminar la
misa en agradecimiento a Dios por los 100 años del natalicio del “Padre Gil”, un
operario diocesano que nació el 14 de mayo de 1922, en la provincia de Orense,
España.
Expresó que esto significa una inmensa alegría para la Arquidiócesis de Caracas, en la que tomó posesión el 24 de julio de 2018.
Hemos creado la vicaría de la santidad a raíz de la beatificación del Doctor José Gregorio Hernández Cisneros, generando que estemos abriendo toda una serie de causas. Ha habido mucha gente buena y mucha gente santa.
El inicio de nuevas causas de beatificación en Venezuela, “exige mucho trabajo y mucha dedicación” según las normas del Dicasterio para Causa de los Santos, explicó.
Los necesitamos porque son gente cercana en el tiempo, y son las que han sembrado la fe, la esperanza y la caridad en nuestro país, dijo para El Guardián Católico.
Aunque no se conocieron nombres
específicos es bueno recordar que ya existen más de 20 aspirantes a subir a los
altares, entre los que se cuentan obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos,
vinculados al trabajo de la Iglesia en Venezuela. Del lado de los laicos
existen dos matrimonios, hombres, mujeres y una niña. Lo dicho por el cardenal Porras
sugiere que vendrán nuevas incorporaciones.
Centenario del Padre Gil, una
verdadera reunión de Iglesia
Durante la celebración por el nacimiento de “Padre Gil”, el cardenal Porras estuvo acompañado del obispo de la Diócesis de Petare, monseñor Juan Carlos Bravo Salazar. En esta jurisdicción está la sede principal de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús y el Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC).
De entre los Operarios Diocesanos estaba el padre Paolo Borelli, director del Centro de Estudio Mosén Sol (CEMS) de El Marqués; y el padre Juan Gómez, vicarios de la parroquia "Sagrado Corazón de Jesús" de Petare.
En representación de la CEV estuvieron los padres Gerardo Salas y Alexis Piña, así como un enviado de la Nunciatura.
Con respeto hacia el obispo
petareño, el cardenal Porras solicitó la venia para expresar sus palabras. El recinto las esperaba con orgullo y gran expectación. Al lado izquierdo del altar, sobre la tumba con los restos del Padre Gil, estaba su busto como atento de quien fue uno de sus fieles discípulos.
Nos congrega en torno a la eucaristía la apertura del año centenario del nacimiento del Padre Cesáreo Gil y 25 años de su fallecimiento, en vistas a la apertura del proceso diocesano de su causa de beatificación, inició el también arzobispo de Mérida.
El
Purpurado agradeció a Dios “por habernos regalado a personas de bien y de
virtud que han sido motores de cambio, de transformación espiritual y
animadores de servicio al prójimo”. “Uno de ellos, es, ciertamente, el Cura
Gil”, dijo sin titubeos y como quien habla de un amigo.
“Su vida y su obra han despertado en
muchos de nosotros el anhelo de tenerlo como modelo y sostén de nuestras cuitas
y dolores, de nuestras ilusiones y proyectos”, ratificó en el templo parroquial
dedicado a “María Madre de la Iglesia”, en El Marqués.
El Movimiento de Cursillos con todas sus múltiples facetas sigue siendo una presencia eclesial de importancia en nuestro medio. Su preocupación por darle rostro criollo a la Hermandad de Padres Operarios también está en su horizonte. Toca a quienes se sienten herederos de su quehacer convertir esos talentos en fruto abundante para rendir cuentas como nos lo exigen las parábolas del reino.
Motivó que la causa de beatificación no es solo tarea de una comisión temporal sino
un desafío para asumir solidariamente. “La aprobación de la Santa Sede dando
el placet para llevar adelante la Causa, declarándolo siervo de Dios, es un
reto que debe cuestionarnos a todos. Qué hacer, cómo, cuándo, dónde y para
qué”.
La necesidad de proponer personas testigos del evangelio en el mundo de hoy es tarea ineludible. El año centenario nos brinda en bandeja de plata el hacer memoria, del pasado y del presente con proyección de futuro, de la vocación discipular y misionera del Padre Gil, para que quienes nos consideramos sus hijos espirituales, continuemos la obra y asumamos el carisma con alegría, entusiasmo, coraje y constancia.
Una anécdota con el “Padre Gil” que
se hizo modo de vida en Porras
En su mensaje para los lectores de El
Guardián Católico, el cardenal Baltazar Porras habló de la motivación que
recibió del “Padre Gil” para escribir su primer libro.
“Yo tuve la dicha recién ordenado
sacerdote, de ser nombrado asesor de los cursillos de cristiandad y entrar en
contacto con él”, rememoró al lado de Nora de Albarrán, secretaria
ejecutiva de la comisión para la causa de beatificación de Gil Atrio.
“Fue quien me incentivó a
escribir mi primer libro”, dijo con orgullo el cardenal Porras,
expresando que ha escrito más de cincuenta obras. “Se lo debo, en buena parte a
su tesón conmigo; a las muchas veces que también en público me decía que si no
era capaz de hacer algo. Y hay que ver lo que uno es capaz de hacer a través de
la pluma (escritura)”.
Una torta centenaria para muchos
Después de la eucaristía, el
regocijo era grande por todo el templo parroquial. Especialmente, entre los
integrantes del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC) que llegaron desde
varias parroquias de Caracas y la Diócesis de Guarenas.
Todos querían recibir un saludo y
compartir palabras con el Cardenal Porras y demás miembros del MCC. Por allí
se vieron a Orlando Arocha y su esposa Janeth García de Arocha; Agustín
Yancarlos García y su esposa Sorsirée. También, un grupo entre los que estaban
Janeth Martínez y su esposo junto a varios guareneros, disfrutaron el momento.
Para todos hubo atención de
parte del administrador apostólico de Caracas, quien hablaba y les permitía detener el
tiempo en una fotografía. Entretanto, las
anfitrionas encabezadas por Nora de Albarrán, Marisela Barrades Pérez y el equipo que las
acompañó, atendían los detalles.
Monseñor Juan Carlos Bravo Salazar
compartió sus experiencias en las comunidades del municipio Sucre, con la
presidenta del Consejo Nacional de Laicos de Venezuela, María Elena
Febres-Cordero; el presidente de CONVER Venezuela, Fray Eddy Omar Polo, Fray José
Juan De Paz Santos y otros. Desde temprano se vio a la investigadora María García
de Fleury que en vísperas de esta fecha compartió un sonido sobre la vida del “Padre
Gil”.
El canto de cumpleaños, como siempre
en el MCC, fue su Himno “De colores” que, en este centenario, tuvo un sonido muy
especial por el inicio al camino de santidad al que ahora todos estarán
abocados según el llamado de su actor principal, el cardenal Baltazar
Enrique Porras Cardozo.
Una corta biografía. El padre Cesáreo Gil Atrio nació en
la provincia de Orense (España), el 14 de mayo de 1922. Se ordenó sacerdote el
1 de marzo de 1947; y el 16 de julio de ese año, ingresó a la Hermandad de
Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús. Llegó a Venezuela el 3 de
abril de 1959. Logró que el 20 de agosto de 1959, se efectuara en Caracas el
primer cursillo con 25 laicos, un sacerdote, un hermano de La Salle y un lego
dominico. El 27 del mismo mes se efectuó el de mujeres, y con ello se cumplió
la condición del Arzobispo Arias Blanco en el sentido de que los Cursillos
fueran pensados para la pareja.
“Padre Gil” ruega por Venezuela, se rezó ante su tumba.
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