Sacerdotes de La Guaira renovaron sus Promesas Sacerdotales



 ¡DIÓCESIS DE LA GUAIRA en SEMANA SANTA!  

Monseñor Raúl Biord Castillo presidió una de las misas el Miércoles Santo en la Basílica Santa Teresa de Caracas, donde pidió al Nazareno de San Pablo por las necesidades de los venezolanos 

Ramón Antonio Pérez / @GuardianCatolic
Notas de Prensa: Laura Beatriz De Stefano

La Guaira, 29 de marzo de 2016.- Ser fieles ministros de nuestro Señor Jesucristo, enseñar en su nombre y conducir a otros a Él, fue el compromiso asumido por los sacerdotes de las 25 parroquias eclesiásticas, quienes renovaron sus promesas sacerdotales en la Misa Crismal que ofició el obispo de La Guaira, monseñor Raúl Biord, junto al obispo emérito de Machique, monseñor Ramiro Díaz, en la Catedral San Pedro Apóstol.


“Estoy contento de celebrar esta misa con mis hermanos sacerdotes que fueron llamados por el Señor para cumplir una misión. No sabían si estarían en este presbiterio de La Guaira. Unos vienen de Colombia, otros de África y España. Pero el Señor los llamó y están aquí, en ese camino sacerdotal que pone su vida al servicio de los demás,” manifestó monseñor Biord.

Recordó que nadie es perfecto ni digno, ni siquiera los propios sacerdotes. Es Jesucristo que los hace dignos al ungirlos y consagrarlos para dar consuelo a los más necesitados. Dijo que todos somos discípulos y misioneros, y nos instó a ser cirineos para cargar con nuestra cruz. Pidió a los feligreses una oración por los sacerdotes del mundo y de esta Diócesis para cumplir con ese llamado de llevar la buena noticia del Evangelio. “Gracias Señor por este don”.


El obispo agradeció a monseñor Ramiro Díaz por estar de misionero en Vargas y a los párrocos que asistieron a la ceremonia eucarística. Felicitó a los padres Robert Cardona de Carayaca, Emilio Galán de Playa Grande y José Manuel Cuenca de la Soublette por sus 25 años de sacerdocio.

También al padre Ronald por sus cuatro años de ordenación, a los sacerdotes misioneros, a los diáconos, en especial a Rafael Carpio, a los seminaristas, y a las religiosas por su extraordinario trabajo con los niños y enfermos. Igualmente agradeció a la Policía Municipal y del estado Vargas por custodiar los templos.



Los encargados de presentar el Santo Crisma y los óleos de los enfermos y catecúmenos, para su consagración, fueron los párrocos que estaban celebrando sus bodas de plata sacerdotales. El crisma es la materia sacramental con la cual son ungidos los nuevos bautizados, signados los confirmantes, y ordenados los obispos y sacerdotes.

Mientras que las religiosas de las comunidades Hermanas María Teresa de Calcuta y Hermanas Eucarísticas de Nazaret fueron las encomendadas de presentar las ofrendas ante el altar, porque este año canonizarán a sus santos fundadores.

Fuerza de voluntad:- Al finalizar la ceremonia litúrgica, se entregaron reconocimientos a los grupos juveniles de Las Tunitas, Playa Grande, Zamora, Guaracarumbo y Tanaguarena por los murales alusivos al Año de la Misericordia.

La sorpresa del día fue la visita del corredor de larga distancia, Maickel Melamed, a quien el obispo de La Guaira lo calificó como un ejemplo viviente de fortaleza y voluntad que debemos imitar, especialmente los jóvenes.

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Monseñor Biord invitó al pueblo a ser pescadores de hombres

Cientos de fieles participaron en la misa y bendición del mar

Más de 700 personas acudieron al paseo La Marina en el estado Vargas para participar en la ceremonia eucarística del Domingo de Resurrección y en la tradicional bendición del mar que, por primera vez en 14 años, fue organizada por las diez parroquias eclesiásticas de la Zona Pastoral de Catia la Mar.



“Nos encontramos reunidos aquí, al aire libre, para celebrar la resurrección del Señor. El pueblo sabe que la Semana Mayor no termina el Viernes Santo, el último capítulo es el Domingo de Pascua. Jesús, como nos relata el Evangelio según San Juan, se les apareció a sus discípulos en el cenáculo para infundirles fe de vida y concederles el poder de perdonar los pecados,” expresó monseñor Raúl Biord, obispo de La Guaira, en su homilía.

Invitó a los feligreses a ser pescadores de hombres y mujeres, a echar las redes del Evangelio y a vivir como Jesús, curando a los enfermos con los óleos del consuelo. Dio como ejemplo el trabajo misionero de las Hermanas Madre Teresa de Calcuta con los niños de Mirabal y el de las Hermanas Eucarísticas de Nazaret, cuyo santo fundador, José Manuel González, será canonizado este año.

Igualmente elogió la labor de las religiosas y evangelizadores de La Esperanza, en Carayaca. Agradeció a Dios por bendecirnos con el obispo emérito de Machique, monseñor Ramiro Díaz, quien se encuentra de misionero en la Soublette.  Destacó las obras que realizó monseñor Mario Lizarazo en la Parroquia Nuestra Señor del Carmen y felicitó a la Zona Pastoral de Catia la Mar, por su activación.

Fuente de vida y trabajo


El boulevard se desbordó en un mar de fe y alegría por parte de los feligreses que, animados por los cantos del Ministerio de la Música, celebraron la Resurrección del Señor.  “Que el mar sea fuente de vida para Vargas y de trabajo para todos,” puntualizó.

Después de celebrada la santa eucaristía, el obispo llevó en procesión la custodia con Jesús Sacramentado hasta el malecón para la bendición del mar. Desde allí lanchas de Protección Civil y de la Guardia Nacional, y el patrullero Pagalo PG 51 de Guardacostas rindieron honores al Santísimo con el encendido de sus faros. En tierra, los bomberos activaron las sirenas de sus unidades.


Monseñor Raúl Biord agradeció al alcalde Alberto Alcalá y a sus directores por colaborar con la logística del sonido, tarima y sillas. También agradeció al gobernador Jorge Luis Carneiro por la reconstrucción de la iglesia Nuestra Señora del Carmen en la Soublette y a los cuerpos de seguridad por haber garantizado el orden.



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Monseñor Raúl Biord pidió al Nazareno de San Pablo por Venezuela

El obispo de La Guaira celebró una misa el Miércoles Santo, en homenaje al Nazareno de San Pablo, imagen ante la que rezó e imploró por las necesidades de Venezuela

“Nuestro pueblo no termina hoy la cuaresma, hace años que sufre pobreza, vejación y abandono. Particularmente en estos días sufrimos un verdadero viacrucis para conseguir la comida, el agua, las medicinas, los productos de limpieza, los repuestos e instrumentos de trabajo”.

Son las palabras de Monseñor Raúl Biord Castillo, obispo de La Guaira, durante la celebración de la eucaristía que presidió en honor del Nazareno de San Pablo, el pasado Miércoles Santo, en la Basílica Santa Teresa de Caracas.  

A continuación la homilía completa:


PETICIÓN AL NAZARENO

EL BIEN VENCE AL MAL, EL AMOR AL ODIO, LA INDULGENCIA A LA VIOLENCIA Homilía de Mons. Raúl Biord en el Nazareno de San Pablo (23-3-16) 

Hoy venimos con devoción a acompañar al Nazareno de San Pablo. Como Obispo de La Guaira le quiero agradecer al Nazareno, a esta arquidiócesis de Caracas y al Rector de la Basílica de Santa Teresa, Mons. Henry Padilla, la deferencia para conmigo al invitarme a presidir esta misa y sobre todo el cariño hacia la Diócesis de La Guaira. El Nazareno de San Pablo, por un gesto del recordado Cardenal Ignacio Velasco, en el año jubilar 2000 y a pocos meses de la tragedia de Vargas fue en procesión hasta La Guaira. El Nazareno fue a compadecerse de su pueblo derruido, a caminar sobre los escombros, a darnos esperanza para la reconstrucción de nuestro pueblo y nuestra diócesis.
Durante la cuaresma de este año 2016, recibimos la visita de su cruz. La recibimos con mucho cariño y devoción en La Plaza Mayor de Catia la Mar, luego recorrió todas las parroquias de esa zona pastoral llevando consuelo e invitando a la reconciliación y al perdón.
Gracias Jesús Nazareno por caminar por las calles de nuestra gente, especialmente con los más pobres que hoy te acompañan con agradecimiento. La tradición nos habla de unos limones caídos al paso de la procesión del Nazareno, le pedimos hoy al Nazareno que nos ayude a derribar nuestros pecados personales y sociales.
Que derribe el odio y el orgullo. Que derribe la indiferencia de muchos frente a los que sufren, frente a los hambrientos y sedientos, frente a los enfermos y presos, frente a inmigrantes y a los perseguidos, frente a la escasez de alimentos y de medicinas. Que derribe la corrupción de quienes roban el dinero público. Que derribe la injusticia de los privados que se enriquecen con el dinero mal habido. Que derribe la sed de venganza, el egoísmo y la apatía frente al sufrimiento de los pobres y frente a lo que pasa en el país.
 Como dice el profeta, que quite nuestro corazón de piedra y lo sustituya con un corazón de carne (Ez 36,36) como el de Dios, como el del Sagrado Corazón o el de Jesús de la Misericordia. Un corazón que se alegre con lo bueno y que se aparte del mal. Que el Nazareno cure nuestras heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza, que entre oración y oración quedemos sanados al paso nazareno de la procesión.  

EN EL AÑO DE LA MISERICORDIA

El Papa Francisco ha convocado un Año Jubilar de la Misericordia. Nos invita a todos a vivir la ex­periencia de entrar en la entraña de nuestro Dios para poder ser en medio del mundo y de la Iglesia signos vivos de su misericordia. Estamos llamados a hacer nuestro el programa de Jesús: «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso» (Lc 6,36), pues el misterio de la fe cristiana encuentra su síntesis en esta palabra y ahí, en la misericordia, se nos revela el corazón de la vida cristiana: Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Dios. «La misericordia de Dios no es una idea abstracta, sino una realidad concreta con la cual Él revela su amor, que es como el de un padre o una madre que se conmueven en lo más profundo de sus entrañas por el propio hijo… Es un amor que proviene desde lo más íntimo como un sentimiento profundo, natural, hecho de ternura y compasión, de indulgencia y de perdón» (MV 6). La cualidad central del Dios de la Biblia es la misericordia. He aquí el autorretrato que Dios nos hace de sí mismo: El Señor «es un Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en misericordia y fidelidad. Mantiene su misericordia hasta la milésima generación» (Éx 34,6-7).                
Ser misericordiosos nos lleva a vivir como vivió Jesús: hacernos cercano al hermano, entrar en contacto con su sufrimiento, vivir atentos a las situaciones de los que nos rodean, ir más allá de las apariencias, mirar a los demás con ojos de amigos de la vida, con miradas que no juzgan ni condenan, capaces de ver las posibilidades escondidas, de romper las cadenas que atan al pecado y al pasado, especialistas en abrir puertas y en construir puentes, derribando candados y cadenas.                
La misericordia que viene de Dios nos devuelve la dignidad que perdemos por el pecado, porque Dios nos ofrece sanación y salvación, particularmente en el sacramento de la reconciliación. El Kerigma del Evangelio, nos comunica la misericordia del Padre, y su expresión es la solidaridad con los más pobres y necesitados. La Semana Santa es para todos, un tiempo favorable para escuchar la Palabra y vivir las obras de misericordia. Mediante las corporales servimos al cuerpo de Cristo en los hermanos y hermanas que necesitan ser alimentados, vestidos, alojados, visitados y ayudados; mientras que las espirituales nos piden: aconsejar, enseñar, perdonar, consolar, educar, amonestar, rezar. En el pobre la carne de Cristo «se hace de nuevo visible como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido… para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado» (Papa Francisco).
No perdamos este tiempo santo propicio para la conversión.  

CIRENEOS PARA AYUDAR A CARGAR TANTAS CRUCES

En el camino hacia el calvario, un hombre llamado Simón de Cirene, ayudó a Jesús a llevar la cruz. Jesús cayó tres veces al suelo, golpeado y desfigurado, es ayudado por este hombre que pasará a la historia por este gesto caritativo (Mc 15,21). El Nazareno sigue recorriendo las calles de nuestros barrios y comunidades. Aquí en Caracas, en Achaguas, en Vargas y en todo el país. Es la procesión más sentida y acompañada de nuestro pueblo venezolano. Muchos se visten de morado para indicar que comparten la suerte del Nazareno. Todos nos acercamos y nos identificamos con ese rostro sufriente de Jesús que carga con su cruz. Le pedimos que nos ayude a cada uno de nosotros a llevar su propia cruz y a ser cirineos de las cruces de los demás.
Necesitamos hoy más que nunca muchos cirineos que ayuden a cargar las cruces de los demás, de los que sufren física o espiritualmente, de los que no pueden con su cruz. Estamos todos llamados a la solidaridad del Cirineo que se debe manifestar en gestos de misericordia y de justicia hacia los más pobres.
Nuestro pueblo no termina hoy la cuaresma, hace años que sufre pobreza, vejación y abandono. Particularmente en estos días sufrimos un verdadero viacrucis para conseguir la comida, el agua, las medicinas, los productos de limpieza, los repuestos e instrumentos de trabajo.
Jesús Nazareno de San Pablo, hoy al recibir tu cruz, sentimos que no eres un extraño, que caminas con nosotros en este valle de lágrimas, te pedimos fortaleza para seguir caminando en la esperanza cierta de la resurrección, porque estamos convencidos que el bien vence al mal, el amor al odio, el perdón a la venganza, la indulgencia a la violencia. 







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