El
seminarista realiza una intensa labor humanitaria en la
parroquia Juan Pablo II de Leópolis. Desde allí envió un mensaje esperanzador.
Y considera que las palabras del Papa son “como una invitación a que se escuche
el grito de los que sufren”
“Estoy aquí por petición del padre Gregorio
Draus, párroco de la Iglesia San Juan Pablo II, quien ha abierto las puertas de
nuestra casa parroquial y templo para que sea refugio de todos aquellos que
huyen de las ciudades más afectadas”, dice el joven seminarista venezolano José Jesús Pacheco Ordaz, de 31 años, desde
Leópolis, Ucrania.
La historia del
joven, inicialmente la dio a conocer el portal Vatican News, y fue replicada
por la Conferencia
Episcopal Venezolana. José Jesús está por culminar sus estudios.
Actualmente es misionero en la iglesia parroquial
San Juan Pablo II de esa ciudad, convertida en refugio humanitario para
quienes huyen de las ciudades más afectadas.
Incluso, el drama de
esta guerra ya ha dejado cifras de muertos y heridos que sigue creciendo.
Entretanto, el número de refugiados que han abandonado a Ucrania superan los 3
millones según la Organización de las Naciones Unidas.
Es una guerra,
pura y dura. Pero José Jesús y más de 30 voluntarios de esta iglesia parroquial,
día a día se esmeran en servir a estas personas que lo han perdido todo.
Desde Carúpano, Venezuela hasta Ucrania
José Jesús Pacheco
Ordaz, es oriundo de Carúpano, Venezuela. Estudia desde hace 10 años en el
Seminario misionero diocesano Redemptoris Mater de Kiev, y realiza sus
prácticas misioneras en la ciudad de Leópolis (Lviv).
De acuerdo con las
fuentes citadas, José Jesús subraya que desde el inicio de los ataques han
acogido en la parroquia Juan Pablo II, a más de 2.000 personas, mayormente
mujeres y niños. “Actualmente tenemos alojados aquí a unos 163 refugiados”.
“La ayuda que
prestamos a estos hermanos necesitados es una gracia que no depende de nosotros,
sino que es un humilde y pobre servicio que va acompañado de más de 30
voluntarios de nuestra parroquia, que día a día dan la vida para servir a estas
personas que lo han perdido todo”.
El joven seminarista
hace hincapié en que precisamente en los rostros de esta gente, pueden ver que “Cristo
está presente”.
Les damos un techo, alimentos y les hacemos llegar toda la ayuda que recibimos, tanto de la vecina Polonia, como de Hungría, Italia, España; y los hermanos de Latinoamérica, Costa Rica, Venezuela, Argentina.
Ayuda material y espiritual para los refugiados
Sin embargo, en la parroquia San Juan Pablo II de Leópolis, convertida ahora en un refugio, no sólo trabajan en la contención material, sino también en la espiritual, que resulta fundamental en medio de estas trágicas condiciones.
Vatican News
preguntó:
– El domingo 13 de marzo, a la hora del rezo del
Ángelus, el Papa Francisco renovó su llamamiento para que termine la guerra en
Ucrania. ¿Cómo recibieron ustedes estas palabras del Santo Padre? ¿Siguen
teniendo la esperanza de que triunfe la paz?
“El domingo fue un
día en el que experimentamos un poco más de miedo porque por primera vez,
empezamos a escuchar los lejanos estallidos de bombas que se produjeron a las
afueras de Leópolis”, dijo.
“En este contexto, conmovidos y con temor,
hemos recibido las palabras del Papa como un apoyo, como una invitación a que
se escuche el grito de los que sufren”, acotó Pacheco Ordaz.
La esperanza no muere, sino que es lo que mantiene viva la ilusión de tantas personas que se han visto obligadas a abandonar Ucrania, para volver a esta tierra, donde Dios ha hecho y hace su historia con ellos.
El seminarista
venezolano comentó que ellos han acogido el llamado del Papa Francisco a
intensificar la oración por la paz.
“Por ello,
intentamos seguir adelante incluyendo a estas personas en la actividad pastoral
de nuestra parroquia, que continúa con la misión de evangelizar y extender la
Buena Noticia de que Cristo Resucitado, ha vencido la muerte y la ha vencido dando
su vida por amor a nosotros”, concluye.
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