Hace 122 años la consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento fue promovida por el presbítero Juan Bautista Castro, quien se distinguió por su gran amor a la Eucaristía. La Conferencia Episcopal Venezolana estableció que el primer domingo de julio, se celebre la acción de gracias
Pedro
Reinaldo Bravo
Caracas, 2 de julio de 2021
El domingo
2 de julio de 1899, Venezuela fue consagrada al Santísimo Sacramento en solemne
ceremonia que se realizó en la Catedral de Caracas, presidida por monseñor Críspulo
Uzcátegui, el VII
arzobispo de Caracas. La máxima autoridad de la Iglesia leyó el
acto de consagración a perpetuidad a Venezuela como república del Santísimo
Sacramento del Altar, y hasta los momentos es el único país que tiene la
gracia de estar consagrado a la Sagrada Eucaristía.
Se
trata del sacramento por excelencia en donde Cristo está verdaderamente y
realmente presente en cuerpo, alma, sangre y divinidad en las especies de pan y
vino. De esta manera permanece cerca de nosotros y al mismo tiempo se entrega como alimento y
fortaleza espiritual en nuestra vida.
La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) estableció que todos los años en el primer domingo de julio se celebre la acción de gracias por esta consagración del país a Jesús Sacramentado. Este año 2021, la acción de gracias será el domingo 4 de julio, de acuerdo con lo establecido en la 102 asamblea de la CEV, realizada del 7 al 11 de julio de 2014.
La
ceremonia de consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento fue promovida
por el presbítero Juan Bautista Castro quien se distinguió por su gran amor a
la Eucaristía en todo momento: estableció la adoración perpetua al Santísimo
Sacramento al principio en la Iglesia de Las Mercedes en Caracas, la cual fue
trasladada al templo Santa Capilla que fue construida con esa finalidad y para
ser también Santuario Eucarístico en donde fue Capellán.
Este
sacerdote eminente quien compuso el Acto de Consagración de Venezuela al
Santísimo Sacramento, fundó en 1896 la congregación religiosa “Las Siervas del
Santísimo Sacramento”, con varias damas caraqueñas a quienes él preparó a los
pies de Jesús Sacramentado en la Santa Capilla.
Fue
también miembro de la Academia Venezolana de la Lengua; cofundador del diario
“La Religión”, el decano de la prensa nacional y director de la misma; y además fue nombrado octavo
Arzobispo de Caracas entre los años 1904 y 1915, desarrollando una gran labor
pastoral durante su episcopado.
El
presbítero Juan Bautista Castro llevó adelante estas iniciativas por las
circunstancias difíciles que debió afrontar la Iglesia en Venezuela durante el
siglo XIX: la guerra de independencia, la guerra federal, las diferentes
revoluciones que se suscitaron posteriormente y los tiempos difíciles del
gobierno de Antonio Guzmán Blanco quien expulsó obispos, sacerdotes y
religiosos, cerró los conventos y seminarios, y confiscó bienes eclesiásticos
como por ejemplo el templo de San Pablo que fue demolido para construir lo que
es hoy el Teatro Municipal, y el famoso convento de las monjas concepcionistas donde
es actualmente la Asamblea Nacional.
Estos acontecimientos hicieron surgir la iniciativa del Padre Castro de consagrar al país como república del Santísimo Sacramento. Se constituyó una junta nacional presidida por el doctor Francisco Izquierdo Martín quien presentó la propuesta a los obispos de Venezuela, la cual fue aceptada.
Una
vez que se obtuvo la aprobación del episcopado se comenzaron las respectivas
preparaciones para este acto solemne con unas misiones que se realizaron en la
catedral de Caracas desde el 25 de junio hasta el 29 de junio de 1899.
El sábado 1 de julio de 1899 al mediodía hubo repiques de campanas en todos los templos de Caracas, y en las casas de la ciudad también se prepararon para este acontecimiento.
El padre Ramón Vinke en su obra “Consagración al Sagrado Corazón de Jesús”, señala:
“Desde
esa hora todas las ventanas y balcones sacaron a relucir sus banderas,
decorándose, además, muchas casas con cuadros religiosos, imágenes,
inscripciones, adornos simbólicos, corona de flores. Resaltaban, entre todas,
las banderas blancas con franjas rojas, que llevaban grabada una Custodia y
esta inscripción: Nuestro Refugio está en el Santísimo Sacramento”.
El
domingo 2 de julio día de la consagración a Jesús Sacramentado en la mañana muchos
hombres y mujeres recibieron la sagrada comunión en los templos de Caracas, también
en la mañana en la Catedral de Caracas se expuso el Santísimo y hubo
reflexiones y cantos; y a partir de la una de la tarde, en la misma catedral, cada párroco de la ciudad en compañía de su
feligresía leía con ellos y en nombre de ellos el Acto de la Consagración.
A las cinco de la tarde, en ceremonia solemne presidida por Monseñor Críspulo Uzcátegui, leyó el Acto de Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento.
El
estar consagrado a Jesús Sacramentado, significa que Venezuela le pertenece a la
Sagrada Eucaristía, sacramento por excelencia instituido por el mismo Cristo el
Jueves Santo en donde Él se hace verdaderamente y realmente presente en cuerpo,
sangre, alma y divinidad en las especies de pan y vino. Vale recordar que,
durante la misa en el momento de la consagración, el sacerdote actualiza el
sacrificio de Jesucristo en la cruz para la salvación del mundo. Después es reservado
en el sagrario para que los visitemos, oremos y adoremos.
El
estar consagrado implica, además, que debemos formarnos y valorar este sacramento que es
la fuente y culmen de la vida de la Iglesia como lo señaló el Concilio Vaticano
II; de participar en la Eucaristía los domingos y preceptos; y que debemos de
vivir nuestra fe católica en todo momento en la práctica de los valores
cristianos y estar en comunión con nuestros pastores el Papa, los obispos y
presbíteros.
Como se mencionó, Venezuela hasta los momentos es el único país que está consagrado a la Eucaristía y nuestra nación profesa este amor en las celebraciones del Corpus Christi, los jueves eucarísticos, los domingos de Minerva, las cuarentas horas, la adoración al monumento los Jueves y Viernes Santo, la solemnidad al Sagrado Corazón de Jesús, la adoración de los primeros viernes del mes, y los cuatros congresos eucarísticos nacionales celebrados en los años 1907, 1925, 1956 y 2011.
Durante el último congreso eucarístico nacional, el domingo 26 de junio de 2011,
en solemne misa presidida por el Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de
Caracas y concelebrada con todo el Episcopado Venezolano, se renovó la
consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento.
País de
adoradores del Santísimo
Venezuela
también ha dado grandes amantes a la Sagrada Eucaristía: las beatas María de
San José, Candelaria de San José, Carmen Rendiles; y el beato José Gregorio
Hernández. De igual manera, otros venezolanos que están en proceso de
beatificación y canonización: la Venerable Madre Emilia de San José, los
siervos de Dios Monseñor Salvador Montes de Oca, Monseñor Arturo Celestino Álvarez,
la Madre Ysabel Lagrange y la Madre Georgina Febres Cordero, entre otros.
También
se cuenta con venezolanos que amaron la Eucaristía y vivieron su fe en el día a
día como Monseñor Juan Bautista Castro, a quien le debemos la consagración al
Santísimo Sacramento; y el padre Santiago Machado, fundador junto con la Madre
Emilia de San José de la congregación de las Hermanitas de los Pobres de
Maiquetía.
El
Acto de Consagración de Venezuela a la Sagrada Hostia compuesta por Juan
Bautista Castro es una oración muy hermosa con un significado profundo en cada
párrafo. Comienza con la proclamación y alabanza a Jesucristo quien se dignó
por amor a quedarse en la Eucaristía hasta el fin de los tiempos. A medida que
se lee y profundiza, se conoce el inmenso valor que contiene.
El
padre Ramón Vinke explica detalladamente la oración: “Recibidnos, Salvador nuestro (…) En seguida, el Acto cita la
oración del Padrenuestro (cf. Mt 6,10; Lc 11,2): (…) y concedednos que venga a nosotros
Vuestro Reino Eucarístico. Y sigue la petición: “Levantad bien en alto Vuestro
trono en nuestra República, a fin de que en ella Os veáis glorificado en
singular manera y sea honra nuestra, de distinción inapreciable, el llamarnos La República del Santísimo Sacramento”.
Que
el Señor sacramentado bendiga nuestra patria consagrada a Él; que cada uno
tanto los que vivimos en Venezuela como aquellos que están en otros países
volvamos a Dios por medio de una autentica conversión y vivir la fe en el día a
día. Y que el Señor tenga misericordia de esta patria por la crisis política,
social y económica que vivimos y padecemos y sea una nación que predomine la paz,
la justicia y los valores cristianos.
Que el Sol se
levante sobre Venezuela
Termino
el presente escrito con estas palabras de Monseñor Juan Bautista Castro siendo
Arzobispo de Caracas en su Carta Pastoral del 17 de septiembre de 1906: “Que se levante sobre Venezuela el Sol de
la Divina Hostia, que se levante este Sol amado de las almas para nunca más
ocultarse en el horizonte de nuestra Patria”.
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