Eran tiempos
difíciles para la iglesia en Venezuela. Los sacerdotes y religiosos eran
perseguidos, encarcelados y expulsados del país; los conventos y seminarios,
cerrados. El padre Juan Bautista Castro motivó la devoción al Santísimo para
fortalecer la fe en esa época, publica Aleteia
Ramón Antonio Pérez - Aleteia Venezuela
Publicado, 2 de julio de 2021
“Que se
levante sobre Venezuela el Sol de la Divina Hostia, que se levante este Sol
amado de las almas para nunca más ocultarse en el horizonte de nuestra Patria”.
Estas hermosas palabras corresponden al arzobispo de Caracas, monseñor Juan
Bautista Castro en su carta pastoral del 17 de septiembre de 1906. La frase recoge
su devoción a la eucaristía. La salida de la oscuridad.
Juan Bautista Castro nació en Caracas, el 19 de octubre de 1846. Desde los inicios de su formación sacerdotal encontró fuerza en la eucaristía adquiriendo sólidos conocimientos teológicos que fortaleció con la oración y otras prácticas de piedad.
Sin embargo, aquel momento no era fácil para la iglesia. Esta venía
debilitada del proceso de Independencia. Tenía un clero reducido y trataban de
ahogarla por un conflicto personal y político surgido entre el General Guzmán
Blanco –presidente de Venezuela- y el arzobispo Silvestre Guevara y Lira, en el
año 1870.
A ello se suma
otro problema surgido con uno de los ministros de Guzmán Blanco, a quien se le
negó la dispensa de su matrimonio y los recaudos necesarios para casarse con la
hijastra. Sumando todo, se produjo el destierro del arzobispo de Venezuela.
Luego ocurren los intentos de controlar a la iglesia, el cierre de seminarios y
la expulsión de religiosos y religiosas.
Otro punto que
vendrá a añadir fuego a la tensa situación tiene que ver con la instauración
del matrimonio civil. Sin dudas, la iglesia estaba debilitada y las facciones
internas a punto generar un cisma con Roma. Solo quedaba clamar a Jesús, con un
corazón contrito y humillado.
La Hostia
iluminó en tiempos difíciles
En ese contexto, el presbítero Juan Bautista Castro había motivado la devoción a Jesús Sacramentado como una manera de fortalecer la fe de la iglesia, del clero y la feligresía. Elevó su propuesta a las más altas autoridades eclesiásticas siendo escuchado.
Se realizaron los actos y desde el 2 de julio de 1899, Venezuela
quedó consagrada al Santísimo Sacramento.
Pedro Reinaldo Bravo afianza que estos acontecimientos hicieron surgir la iniciativa del padre Castro de consagrar al país como República del Santísimo Sacramento.
“Se constituyó una junta nacional presidida por el doctor Francisco Izquierdo Martín quien presentó la propuesta a los obispos de Venezuela, la cual fue aceptada”, relata en nota enviada a Aleteia.
“Juan
Bautista se distinguió por su gran amor a la eucaristía en todo momento”,
dice. “Algunos años antes de la consagración, estableció la adoración perpetua
al Santísimo Sacramento al principio en la Iglesia de Las Mercedes en Caracas,
la cual fue trasladada a Santa Capilla –en el centro de Caracas- que fue
construida con esa finalidad y para ser también Santuario Eucarístico”.
Entre las obras de Castro resalta la fundación en 1896, junto a la Hermana Juliana, de las Siervas del Santísimo Sacramento con varias jóvenes caraqueñas a quienes preparó a los pies de Jesús Sacramentado en Santa Capilla.
Fue miembro de la Academia
Venezolana de la Lengua y fundador de periódicos. Con el diario “El Ancora”
inició la prensa católica en Venezuela no sólo para divulgar los documentos
pontificios, también defendía los intereses de las iglesias en esa época.
Debido a las
constantes denuncias en contra del gobierno, el General Guzmán Blanco prohibió
la publicación de El Ancora y envió a la cárcel al padre Castro. El sacerdote
no se amilanó y en el año 1890 fundó otro diario: La Religión, que se
convirtió en el decano de la prensa nacional. También fue arzobispo de Caracas
entre 1904 y 1915, desarrollando una pastoral intensa y reconocida.
¿Cómo fueron
los actos de la consagración?
Una vez que se
obtuvo la aprobación del episcopado comenzaron la preparación para el acto
solemne con actividades misioneras realizadas en la catedral de Caracas, desde
el 25 de junio hasta el 29 de junio de 1899. El sábado 1 de julio de 1899, al
mediodía, hubo repiques de campanas en todos los templos. Las casas de la
ciudad también se prepararon para el evento.
El padre Ramón
Vinke en su obra “Consagración al Sagrado Corazón de Jesús”, señala:
“Desde esa hora todas las ventanas y balcones sacaron a relucir sus banderas, decorándose, además, muchas casas con cuadros religiosos, imágenes, inscripciones, adornos simbólicos, corona de flores. Resaltaban, entre todas, las banderas blancas con franjas rojas, que llevaban grabada una Custodia y esta inscripción: Nuestro Refugio está en el Santísimo Sacramento”.
El domingo 2 de
julio, día de la consagración a Jesús Sacramentado, durante la mañana muchos
hombres y mujeres recibieron la sagrada comunión en los templos de Caracas. En
la Catedral de Caracas se expuso el Santísimo y hubo reflexiones y cantos.
A partir de la
una de la tarde, en la misma iglesia primada, cada párroco de la ciudad en
compañía de su feligresía leía con ellos y en nombre de ellos el Acto de la
Consagración. A las cinco de la tarde en ceremonia solemne presidida por
Monseñor Críspulo Uzcátegui leyó el Acto de Consagración de Venezuela al
Santísimo Sacramento.
¿Qué significa
la Consagración para Venezuela?
Pedro Reinaldo
Bravo tiene varias consideraciones sobre la consagración al Santísimo. “Significa
que Venezuela le pertenece a la Sagrada Eucaristía, sacramento por excelencia
instituido por el mismo Cristo”, dice. Recuerda que, en el momento de
la consagración durante la misa, “el sacerdote actualiza el sacrificio de
Jesucristo en la cruz para la salvación del mundo”.
Igualmente,
implica el deber de formarse y valorar este sacramento que es la fuente y
culmen de la vida de la Iglesia, como lo señaló el Concilio Vaticano II. “Es
un deber participar en la Eucaristía los domingos y preceptos; vivir
nuestra fe católica en todo momento en la práctica de los valores cristianos; y
estar en comunión con el Papa, los obispos y presbíteros”,
sostiene.
Comenta que, en
la práctica, Venezuela profesa este amor al Santísimo en diversos momentos:
“las celebraciones del Corpus Christi, durante los jueves eucarísticos, los
domingos de Minerva, las cuarentas horas, la adoración al monumento los Jueves
y Viernes Santo, la solemnidad al Sagrado Corazón de Jesús, la adoración de los
primeros viernes del mes, y los cuatros congresos eucarísticos nacionales
celebrados en los años 1907, 1925, 1956 y 2011”.
Destacó que, en
el último congreso eucarístico, el domingo 26 de junio de 2011, en
solemne misa presidida por el cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas
y concelebrada con todo el episcopado venezolano, se renovó la consagración de
Venezuela al Santísimo Sacramento.
La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) estableció que todos los años en el primer domingo de julio se celebre la acción de gracias por esta consagración de nuestro país a Jesús Sacramentado.
De manera que este año 2021, la acción de gracias será el domingo 4 de julio, de acuerdo con lo establecido en la 102 asamblea de la CEV, realizada del 7 al 11 de julio de 2014.
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