La iglesia de Guarenas, se sumó con
diversas actividades a la jornada convocada por el Papa Francisco, recibiendo
ancianos y niños a quienes le obsequiaron comida y prestaron otros servicios
Ramón
Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Guarenas, 29 noviembre de 2017
“No amemos de palabras sino con obras”,
fue el lema de la primera Jornada Mundial de los Pobres convocada para el
domingo 19 de noviembre por el Papa Francisco en toda la iglesia a nivel
mundial. Nadie se quedó indiferente ante este llamado de la máxima autoridad de
la Iglesia. La Diócesis de Guarenas tampoco se quedó atrás en esta labor social.
Bajo esa guía de
acción, los grupos de apostolado de la parroquia “Jesús Obrero” de Los
Naranjos, junto al padre Juan José de Abreu Falcón, tendieron una mano amiga a los
vecinos más necesitados de esta comunidad guarenera.
“Disfrutamos
de cada una de las misas dominicales, que estuvieron muy nutridas, y con homilías
llenas de mucho aprendizajes y de auténtica espiritualidad por parte de nuestro
párroco”, indicó Anadya Marín de Dorta, del Apostolado de la Divina
Misericordia y responsable de medios de la iglesia parroquial.
Durante la misa el padre Abreu reflexionó sobre “la capacidad que debemos tener de servir, impulsando la solidaridad hacia el prójimo, que se hace tan necesario en este tiempo, para así elevar la dignidad de cada ser humano”.
Además de la
ceremonia religiosa, la jornada ofreció actividades recreativas para niños y atención
médica asistencial a personas de la tercera edad, previamente seleccionadas a
través de un trabajo social.
Contaron con el apoyo de la empresa FARMATODO y destacado grupo de médicos voluntarios para las valoraciones de salud a los interesados.
Contaron con el apoyo de la empresa FARMATODO y destacado grupo de médicos voluntarios para las valoraciones de salud a los interesados.
Olla solidaria. Entregaron un plato de comida tanto
a niños como a los adultos que concurrieron a la jornada y prestaron el servicio
de peluquería. “Cada persona que participo se sintió acogida y valorada, por la atención prestada por
todos los que con mucho amor y caridad
trabajaron para hacer de este día algo muy especial”, dijo.
Comentó que el
Papa Francisco sugirió que la Jornada Mundial de los Pobres debía ser un día en
el que se ayudara a las comunidades y a cada persona bautizada a reflexionar
sobre cómo la pobreza está en el corazón del Evangelio.
Por su parte, el
padre Juan José de Abreu agradeció a Dios y a la feligresía por este día y por
permitir en medio de la pobreza del pueblo ayudar a los más pequeños y pobres.
“No sólo dimos comida, sino amor y atención. Me hace feliz escuchar de un
feligrés decir: ‘Cada día amo más a mi Iglesia’. Bendito sea Dios”,
concluyó el sacerdote.
Rubén Darío Briceño Fanay, fue uno de los
vecinos que junto a sus familiares y amigos apoyó la actividad que consideró un primer paso a
la hora de amar a los hermanos en Cristo.
“El amar de primero implica una
profunda significación social. Sirvamos y amemos de manera concreta ya que la
Caridad Cristiana no tiene miramiento alguno. Vivamos siempre con la
disposición de hacer el bien a los demás”, publicó el educador en su perfil Facebook.
La actividad contó en todo momento con el apoyo de monseñor Gustavo García Naranjo, obispo diocesano, que valoró la actividad “como muy positiva”. Así mismo, vale destacar que la Jornada de esta iglesia tuvo repercusión en algunos medios locales y nacionales como Diario Católico, El Pitazo y la edición impresa del diario La Voz.
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