El padre Jesús
Martínez exhortó a los devotos de San Antonio, rogar por cada uno de los
tocuyanos, pero también por Venezuela, que vive tiempos muy difíciles
Ramón Antonio
Pérez // @GuardianCatolic
Publicado el 23 de junio de 2017
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El
mes de junio es muy rico en celebraciones religiosas dentro de la
Iglesia católica. A lo largo de sus 30 días se recuerda a importantes santos y se practican diversas devociones cristianas. Se celebra la segunda fiesta principal del cristianismo
después de la Pascua, Pentecostés; y posteriormente, la Santísima
Trinidad.
Entre
otras festividades, en junio se disfruta de Corpus Christi y el Sagrado Corazón de Jesús. Se festeja en honor de San Juan Bautista, y hacia finales del
mes (29 de junio), se realiza la festividad de los apóstoles San Pedro y San
Pablo.
Pero en este mes -precisamente el 13 de junio- también se celebra a San Antonio de Padua, un santo muy querido en el mundo.
Su verdadero nombre era Fernando Bullones y nació en Lisboa, Portugal,
el 15 de Agosto de 1195. Se hizo religioso franciscano y tras una vida
misionera en África decide volver a su tierra. Una tempestad lo llevó a Italia
y también fue predicador en Francia. San Antonio muere en Arcelia (Italia) el
13 de Junio de 1231. Es llamado de “Padua” porque predicó en esa ciudad
italiana.
Celebrando la memoria
de San Antonio…
Venezuela,
como el resto del mundo, también recuerda a San Antonio de Padua, en un contexto
en el que el milagro de dar de comer los panes de su comunidad franciscana a un
grupo de hambrientos, se ha convertido en uno de los símbolos más fuertes con
que se le conoce en este país de América Latina.
Si bien en Venezuela son varios los templos que llevan su nombre y las poblaciones que lo tienen de santo patrono, es en El Tocuyo, municipio Morán del estado Lara, donde además de los milagros vinculados a la comida, se le venera con un baile típico llamado Tamunangue o Sones de Negros.
Estos ritmos tienen origen en los esclavos africanos que obligaron llegar a tierras venezolanas durante el período
colonial. Se hicieron devotos para ocultar su fe ancestral.
Con
varios días de antelación al 13 de junio, en El Tocuyo se organiza la
celebración del santo. La noche del 12 se hacen velorios. El punto culminante
es la misa matutina de ese día 13 con aires de solemnidad y que, por ejemplo, en el año 2017 (que fue cuando se escribió inicialmente este reportaje) comenzó a las 7:30 am, en la parroquia San Francisco de Asís, en el municipio Morán. Desde allí se narra esta historia.
El padre Jesús Martínez celebró esta misa por primera vez en su condición de párroco, y describió a San Antonio, como “el santo más conocido en el mundo”.
Desde
muy temprano, tocuyanos de todas las barriadas y caseríos aledaños se dieron
cita en el templo. Las mujeres y niñas estaban adornadas con largos y floreados
vestidos o faldas, y casi todas llevaron una flor en sus cabelleras.
El normativo del Tamunangue contempla que las mujeres deben bailar con esa vestimenta, con lo cual les está prohibido hacerlo en pantalones.
Los
hombres vistieron de liquiliqui color crema y sombrero de pelo é guama. Otros lucieron
su pantalón con una franela blanca de mangas largas y sombrero de palma. Portaban
sus instrumentos musicales: cuatro, maracas, quinto y tambor; y además, empuñaban
garrotes encabullados o varas que luego usan para bailar.
San Antonio desde sus
cenizas…
La
imagen de San Antonio estaba colocada al lado derecho del templo entrando desde
la calle. De aspecto joven, el ornato del santo le hacía lucir impecable con su
Niño Jesús en brazos.
Varios tocuyanos entre estos el profesor
Benigno Antonio Pargas, recordaron que esta imagen es nueva ya que la más
antigua fue consumida por las llamas en junio de 2012, a consecuencia de una vela que erróneamente fue colocada en su
pedestal.
De
aquella tradicional imagen que contaba con más de cuatrocientos años, sólo
quedaron las cenizas, decían con tristeza. Se mandó a elaborar una primera imagen
sustituta pero no contó con el visto bueno de la población. La segunda imagen es
la actual y sí cuenta con el cariño de los tocuyanos, aunque muchos devotos y
feligreses todavía añoran la vieja imagen que ya no existe.
Este
13 de junio de 2017, cerca de San Antonio se encontraba un ensamble de músicos en
su mayoría mujeres. Era la agrupación Expresión Morandina, que para la
fecha cumplió treinta años de vida artística. Al frente estaba su directora musical Xiomara
Sánchez que el día anterior explicó al redactor las reglas y el contenido del
Tamunangue, sus siete sones y “La Batalla”.
También estaban Griselda Yépez,
Zuleima Tovar, Isabel Colmenares, María Belén Garmendia, Rosario Ramos,
Gioconda Ramos. El profesor Rafael Pargas las acompañó con su Quinto.
Frente
a la imagen se encontraba Carlos Yépez, conocido como “El Pariente”, quien es el
capitán de los tamunangueros. Junto a él destacan María del Valle Alvarado,
José Argenis Torrealba y otros golperos.
El contagioso ritmo de la Misa Tocuyana llenó
de alegría el templo dedicado a San Francisco de Asís.
La homilía del Padre
Jesús Martínez
“Es la
primera vez que participo con ustedes”, dijo el Padre Jesús al comienzo
de su homilía.
Agregó que "esperaba con ansias este día, en el que pudiese ver
a reunido a todo el pueblo tocuyano y morandino, a feligreses y devotos del
estado Lara y de Venezuela que nos visitan, con del deseo de honrar y alabar a
Dios”.
Aseguró
que la fiesta de San Antonio está revestida de todo un ambiente cultural,
festivo, de mucho canto, alegría y regocijo; pero también y no menos, en esta
fecha, ha de ser, una fiesta religiosa.
Estamos celebrando la memoria de un santo, no de un hombre cualquiera (…) la memoria de un hombre que fue fiel a Dios toda su vida; un hombre que fue capaz de entregar toda su vida a Dios y a la predicación del Evangelio, dijo el padre Martínez.
Recordó
que San Antonio de Padua tenía una facilidad de palabras muy grande y un don de
predicación únicos.
Por eso era capaz de llegar al corazón de los hombres, tanto así que después de muchos años todavía sigue llegando al corazón de ustedes, expresó ante los fieles que atentos le escuchaban.
Cada gesto festivo
una súplica a Dios
El
sacerdote pidió a los devotos que el ambiente festivo se convierta en un
momento de oración sino de oración por las necesidades y por paz de Venezuela.
“Sabemos
todos que estamos viviendo tiempos muy difíciles; sabemos todos que estamos en
muchos aspectos de nuestras vidas pasando trabajo. Estamos pasando necesidades
y esto a nadie se lo podemos esconder. Y de esto nadie es inocente y ajeno”,
pronunció.
Por eso hoy queremos, a los pies de San Antonio, pedirles por cada uno de nosotros, queremos pedirle por nuestra patria, por nuestro país. Queremos pedirle por todos los venezolanos, dijo en el abarrotado templo.
Respecto
a San Antonio dijo que era un hombre de sensibilidad social y de una caridad
muy grande que no le importaba dar de lo suyo para poder ayudar a quien más lo
necesitaba. “Nunca le dio un ¡no! a nadie cuando le demandaban un consejo o
ayuda material”, expresó convencido de la bondad del santo.
El
padre Jesús Martínez reiteró su llamado a los fieles devotos de San Antonio
para que durante los festejos y la procesión, para que estos gestos se
convirtieran en oración.
Que cada canto que hagan, que cada Tamunangue que bailen, que cada alpargata que suene en el suelo y cada garrote que choque, sea un signo de una súplica al Señor, acotó Jesús Martínez.
Las ofrendas por Venezuela
La
parte correspondiente al ofertorio de la misa estuvo compuesta de muchos
significados.
Tal vez la más emblemática fue la entrega de la Bandera Nacional,
por parte de dos jóvenes acompañados de una tercera que con su violín
interpretaba la canción “Venezuela”, siendo colocada debajo de la imagen
principal de San Antonio.
También se ofreció una cesta de alimentos y varias
canastas de “panes de San Antonio” que luego fueron bendecidos por el sacerdote
al terminar la misa. Una familia, en nombre de los tocuyanos, fue presentada
ante el altar: padre, madre, hijos y abuelos recibieron la bendición del sacerdote.
Muy
emocionado el padre Jesús Martínez recibió la ofenda de los instrumentos
musicales representativos de la región. Entre estos iba un cuatro destinado a
su persona cuyo ademán de toque hizo ante los fieles generando alegría.
Dos niños
cruzaron el pasillo central de la Iglesia bailando “La bella…” al ritmo del
Tamunangue, hasta llegar al altar. “El Pariente” sumó su Cuatro al conocido
canto.
A recorrer las calles.
- La misa terminó, pero apenas comenzaba la
procesión con San Antonio. Una de las paradas obligatorias ocurre en la
plazoleta Pablo Rodríguez, “La Ñema”, ubicada en la avenida Lisandro Alvarado, quien
fue el fundador de la agrupación local “Los Golperos del Tocuyo”, en su momento
definido por uno de sus integrantes como “Los Beatles” de esta población.
Luego
prosiguieron hacia otros lugares como el asilo “San Antonio”, donde se
realizaba una vendimia pro fondos de su sostenimiento. Con sus cantos
recorrieron varios sitios de la ciudad donde había imágenes de San Antonio,
mientras algunas familias repartían los famosos panes en su honor. Otros,
organizan y reparten sopas y los famosos "mondongos de chivo", además de compartir tragos de cocuy.
“Ah mi
padre San Antonio, dónde está que no lo veo”, cantaban los golperos con
“El Pariente” que seguía encabezando la procesión. “Adorar, adorar, adorar a San
Antonio… Adorar, adorar, adorar, adorar a San Antonio”, repetían sin
cansancio los tocuyanos.
El retorno de la imagen a la iglesia San Francisco fue
en horas de la tarde, pero la fiesta siguió hasta bien entrada la noche,
orgullosos de cumplir con sus diversas promesas, y añorando el próximo 13 de
junio.
NOTA: Trabajo reescrito el 13 de junio de 2022
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