En el marco de la festividad de Nuestra Señora de la Candelaria, el arzobispo de
Caracas también pidió respeto para las instalaciones de la Iglesia, “porque son lugares sagrados”
Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Fotos Reportaje Eclesial
El
Cardenal Jorge Urosa Savino consideró este jueves 2 de febrero, al concluir la
misa con motivo de la festividad de la Candelaria, que es “alarmante” que a la
fecha el Consejo Nacional Electoral (CNE) no haya presentado el cronograma de
las elecciones regionales previstas para este año.
“Me
alarma muchísimo que a estas alturas el CNE no ha propuesto el camino que se
debe seguir para las elecciones regionales que estaban planteadas para el año pasado”
dijo el arzobispo de Caracas. “Eso
es sumamente grave. Es un signo de una
actitud de no querer contarse por parte de las autoridades que están
actualmente en el poder”, acotó.
Pide al gobierno una actitud
distinta
El
purpurado también se refirió al diálogo entre el Gobierno y la oposición y en
el que la Santa Sede ha jugado un papel de mediación.
“Lo importante es que el Vaticano
a través del cardenal Parolin, manifestó su insatisfacción por el hecho de que el
Gobierno no cumplió con lo acordado en sesión del 30 de octubre”, dijo.
Luego
mencionó los incumplimientos del acuerdo: “proceder a liberación de presos políticos,
estudiar ruta electoral, devolver atribuciones a la Asamblea Nacional y
resolver crisis alimentaria y de salude que es cada vez peor”.
Consideró
que “ese diálogo fracasó” y para que haya “un verdadero diálogo tendrá que
haber una actitud muy distinta por parte del Gobierno nacional y tendría que
haber muestras de respeto a la Asamblea Nacional en primer lugar y plantear de
una vez la ruta electoral”.
Los recintos sagrados son del
pueblo venezolano
Rechazó
los hechos de violencia suscitados recientemente contra la Iglesia por parte de
personas desconocidas y de grupos que han declarado su cercanía con el Gobierno.
“Es
muy lamentable porque la violencia es el arma de los que no tienen razón”,
dijo.
Así
mismo, expresó que ese tipo de agresiones son fundamentalmente negativas. “Simplemente
demuestran que no tienen capacidad para argumentar o expresar alguna opinión
distinta o manifestar que no están de acuerdo”, añadió.
El
arzobispo de Caracas denunció que “hay personas importantes en el Gobierno o
del oficialismo que alimentan eso”, ante lo cual exige “se mantenga la actitud de
convivencia y respeto que la Iglesia, ante todo, ha tenido con los ciudadanos”.
Pidió “respetar las instalaciones de la Iglesia, que son sagradas (…) y porque
son los lugares donde el pueblo venezolano católico se encuentra con Dios
Nuestro Señor”.
Preservar la familia cristiana
En
su homilía hizo un llamado a defender la familia como tradicionalmente es
impulsada y apoyada por la Iglesia.
En ese sentido, denunció la llamada “ideología
de género”, considerando que “es una corriente cultural, sociológica y política
que sostiene que el sexo y la genitalidad – anatómicamente y fisiológicamente -
no son lo importante ni determinante para el ser humano, para su identidad
sexual”.
“Esa
corriente es hoy en día activísima en el mundo entero y busca introducir modificaciones
a través de la educación y las leyes en la cultura relativa a la familia y las
relaciones interpersonales”, sostuvo el arzobispo de Caracas.
Argumentó
que la Ideología de género debilita la familia y, al querer equiparar al
matrimonio uniones entre personas de un mismo sexo, va en contra del matrimonio
natural, que es heterosexual.
“Quiere
crear una nueva sociedad, una nueva cultura sexual, en contra de las enseñanzas
morales del cristianismo sobre la sexualidad, el matrimonio y la familia”, dijo
finalmente durante la celebración religiosa en honor a la Virgen de la
Candelaria.
A continuación la homilía del Cardenal Jorge Urosa Savino:
COOPERACIÓN DE
LAS IGLESIAS ANTE UN NUEVO DESAFÍO
Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas, 2 de febrero de 2017
La Iglesia Católica y las
diversas Iglesias cristianas, en la búsqueda de su unidad en Cristo, están
llamadas a unir sus esfuerzos a favor de la humanidad en el campo de lo
cultural, social y político.
Como en estos tiempos se exige una colaboración amplísima en el campo social,
todos los cristianos son llamados a esta empresa común, por verse honrados con
el nombre de Cristo. Entre nosotros, dadas las actuales circunstancias de
penuria socio-económica, de severa escasez y desabastecimiento de comida y de
medicinas, esta colaboración es urgente.
Además,
hay otro campo que hemos de atender, es el campo social y cultural,
específicamente en relación a la familia. Desde hace pocos años, pero sobre
todo a partir del año 2016, han comenzado a actuar con fuerza en Venezuela
grupos organizados que promueven la así llamada ideología de género también
conocida como corriente LGBT.
La ideología
de género es una corriente cultural, sociológica y política que sostiene
que el sexo y la genitalidad –
anatómicamente y fisiológicamente - no son lo importante ni determinante
para el ser humano, para su identidad sexual. sino “el género”, es decir, la actitud o el
rol, algo subjetivo, que la persona y la sociedad – la cultura dominante –asuma
o le induzca al individuo.
Esa corriente es hoy en día activísima en el mundo entero y busca introducir modificaciones a través de la educación y las leyes en la cultura relativa a la familia y las relaciones interpersonales. En España, por ejemplo, han logrado que en las nuevas leyes no se hable de padre y madre, sino de “progenitor a y progenitor b”.
Esa corriente es hoy en día activísima en el mundo entero y busca introducir modificaciones a través de la educación y las leyes en la cultura relativa a la familia y las relaciones interpersonales. En España, por ejemplo, han logrado que en las nuevas leyes no se hable de padre y madre, sino de “progenitor a y progenitor b”.
Esa
es una concepción del ser humano que difiere de la concepción natural la cual
es acorde con la realidad anatómica y psicológica de varón y hembra,
tradicionalmente aceptada y vigente en la sociedad y en la tradición judeo
cristiana. Esta corriente minimiza la importancia de los hechos y datos sexuales
anatómicos, genéticos y sicológicos que configuran a los seres humanos como
varones o hembras. En su lugar ellos postulan que la identidad sexual sería
algo cultural, que cada persona cada uno de nosotros, independientemente de su
sexo natural propio, desarrollaría algo que llaman género, es decir una
identidad, una actitud y una conducta independiente del sexo anatómico
masculino o femenino. Así un hombre podría, según esa corriente, pensar como
mujer, actuar como ellas, y tener una vida sexual de mujer. Y lo contrario para
una mujer. Ella podría actuar sexualmente como hombre. Depende de su elección,
de la cultura, de la educación. Esta corriente postula, entre otras cosas, la
apertura a la actividad sexual sin límites culturales y fuera de las normas morales
cristianas en el campo de la sexualidad. En particular propugna la aprobación legal
de uniones entre personas del mismo sexo, pretendiendo para ellas la
denominación de “matrimonio” en detrimento de la institución matrimonial.
La ideología de género promueve, pues, un radical
cambio cultural de la sociedad humana y, además, conduce a la práctica
indiscriminada y sin límites de la sexualidad. En consecuencia, debilita la
familia y, al querer equiparar al matrimonio uniones entre personas de un mismo
sexo, va en contra del matrimonio natural, que es heterosexual. Quiere crear una nueva sociedad, una nueva
cultura sexual, en contra de las enseñanzas morales del cristianismo sobre la sexualidad,
el matrimonio y la familia.
Por esto es muy
necesario que las Iglesias cristianas nos unamos para defender la moralidad
sexual cristiana, los valores del matrimonio naturalmente heterosexual entre un
hombre y una mujer, y la realidad natural y cristiana de la familia estable,
heterosexual y moralmente virtuosa. Esta labor en pro de la humanidad y de la familia
debe incluir a las escuelas de nuestras Iglesias cristianas, en concreto, entre
nosotros, a todas las Escuelas y centros de educación católicos, a nuestras
Universidades, y a los organismos gremiales, como la AVEC.
La
unión de las Iglesias en este campo es tanto más necesaria e importante por
cuanto en otros países los lobbies que quieren promover la ideología de género
han promovido también una grave discriminación contra personas que piensan
distinto, y leyes que limitan la libertad de expresión y de culto. Acusan de
discriminatorios y discriminantes -homofóbicos
- a quienes se oponen a sus planteamientos y defienden la concepción cristiana
tradicional de la identidad sexual, de la moralidad sexual, del matrimonio y de
la familia. Hay sanciones legales de diverso tipo, y con ello se va extendiendo,
en países como España, un temor a manifestar con libertad la propia opinión en
contra de la ideología de género. Esa imposición y esas sanciones, así como el
ataque a la libertad de expresión, de fe y de culto, son totalmente
inaceptables.
Es
importante que en Venezuela nos demos cuenta del serio desafío que esta
corriente representa. Sin duda, los católicos rechazamos todo ataque, burla,
discriminación o maltrato contra personas homosexuales. Pero debemos sostener
firmemente el derecho constitucional a manifestar nuestra opinión diversa, y a
defender lo que nosotros pensamos es la verdadera naturaleza de los seres
humanos, creados por Dios varón y hembra, con una identidad sexual previa a
cualquier elección, o a cualquier influjo cultural, pues viene dada por la
anatomía, la fisiología y la psicología.
Por
supuesto, repito, nosotros hemos de respetar a las personas que tienen esa
concepción, y una práctica sexual diversa de la natural. El Catecismo de la
Iglesia Católica así nos lo exige (2358). Pero al mismo tiempo nosotros tenemos
derecho a exigir respeto a nuestra concepción, y libertad para exponerla y
defenderla toda vez que corresponde a los datos de la naturaleza, y a
la visión judeocristiana del ser humano, de la identidad sexual y de la
sexualidad. No podemos aceptar que se quiera presentar la ideología de género
como un pensamiento único, absoluto y obligatorio, ante el cual no cabe
diversidad de opinión.
El PAPA FRANCISCO ANTE ESTA TEORIA
Por su parte, el Papa Francisco en su Exhortación
Apostólica Amoris Laetitia presenta la ideología de género como un desafío para la familia. Es decir, una
amenaza, un grave peligro para el ser humano. En el n. 56 nos dice el Santo
Padre:
“La ideología de género «niega la
diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer. Esta presenta una sociedad sin diferencias de
sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia. Esta ideología lleva a
proyectos educativos y directrices legislativas que promueven una identidad
personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad
biológica entre hombre y mujer. La identidad humana viene determinada por una
opción individualista, que también cambia con el tiempo».
Es inquietante que algunas ideologías de este
tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles,
procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación
de los niños. No hay que ignorar que «el
sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender),
se pueden distinguir, pero no separar». ... … Y
concluye el Papa: “Una cosa es comprender la fragilidad humana o la complejidad
de la vida, y otra cosa es aceptar ideologías que pretenden partir en dos los
aspectos inseparables de la realidad. No
caigamos en el pecado de pretender sustituir al Creador. Somos creaturas, no
somos omnipotentes. Lo creado nos precede y debe ser recibido como don. Al mismo tiempo, somos llamados a custodiar
nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha
sido creada”.
CONCLUSIÓN
Tenemos, pues, un nuevo reto pastoral. Se trata de la promoción y defensa de la familia cristiana, tal como la han presentado las Iglesias a través de los siglos. Hay ahora una corriente que pretende cambiar la cultura, más aún toda la sociedad, implantando un nuevo modelo de familia.
Ante este desafío, como ante las tradicionales
necesidades y problemas de la humanidad en nuestra época, la cooperación entre las Iglesias cristianas debe
ir perfeccionándose más y más, en la promoción de la paz y en la aplicación de
cualquier tipo de remedio contra los infortunios de nuestros tiempos, como son
el hambre y las desgracias naturales, el analfabetismo y la miseria, la escasez
de viviendas y la distribución injusta de las riquezas. Pero también, para
promover y defender la auténtica familia cristiana y humana.
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