La presión internacional y la
necesidad de dialogar por parte del gobierno de Venezuela cuyo país está
marcado por una severa crisis humanitaria; la realización de un referendo
revocatorio a Nicolás Maduro y la posible aplicación de la Carta Democrática
Interamericana, permitieron que “revolución” e “imperio” se sentaran a
conversar.
El
estrechón de manos entre Delcy Rodríguez, canciller de Venezuela y
el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, ocurrió después de 8 años de
relaciones muy ásperas, y en el marco de la 46 asamblea general de la
Organización de Estados Americanos (OEA), este 14 de junio en República
Dominicana.
“Yo me
he comprometido a ver si esto funciona, así que veamos si podemos mejorar las
relaciones bilaterales”, dijo Kerry tras su reunión con Rodríguez,
anunciando que su gobierno, “de inmediato”, enviará a Venezuela al diplomático
Thomas Shannon.
Horas
después del encuentro, Maduro expuso: “Estados
Unidos nos propone que iniciemos una nueva etapa de diálogo de alto nivel.
¡Aprobado!”.
De
igual manera, agregó: “Yo
le propongo a John Kerry que designemos embajadores (…), yo estoy listo.
Ellos tienen embajadores en Beijing, Vietnam, Habana, y no tienen uno en
Caracas”.
Una
dura realidad que no se esconde
A
pesar de la alegría en las esferas del poder ejecutivo de Venezuela, el
contexto nacional no es el más halagador.
El
Fondo Monetario Internacional pronostica para este año 2016 una inflación de
más del 700%, lo que se traduce en la devaluación del bolívar y más pobreza para la población; y hasta
finales de mayo ocurrieron más de 300saqueos o intentos y 641 manifestaciones como consecuencia de la carencia
de alimentos.
Las
pruebas evidentes de la escasez no son únicamente las interminables colas para
obtener los insumos básicos sino los recurrentes saqueos, como el de este
14 de junio, cuando una protesta generada por la falta de comida en Cumaná,
estado Sucre, ocasionó la muerte de 2 personas, 25 heridos, 70 comercios
saqueados y más de 400 detenidos.
Además,
en la crisis resalta la violencia ciudadana que ha dejado en lo que va de junio,
solamente en Caracas, más de 250 personas fallecidas a manos de la delincuencia;
y el fallecimiento de al
menos 200 neonatos en varios hospitales del país junto a otras personas
enfermas que
también murieron debido a la falta de equipos y medicamentos.
¡El
revocatorio… el revocatorio…!
Pero
si algo tensa la cuerda de la paz y reconciliación en Venezuela, y en
consecuencia las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos, es la la
realización del referendo revocatorio presidencial, tema planteado por Kerry a
Rodríguez.
“Tratamos de decirle que debe responder
mostrando apertura y respeto a su propia ley”, refirió el
secretario de Estado al culminar la reunión.
Maduro
intenta que el revocatorio no se realice este año como desea la oposición. De
realizarse y perder tendrá que renunciar y quedar encargado el vicepresidente
de la república con la obligación de llamar en treinta días a una nueva
elección presidencial. Pero si lo pierde en 2017, el vicepresidente
“revolucionario” culminaría en 2019.
Diálogo
y Carta Democrática
La
OEA no escapa a estas preocupaciones y su secretario general, Luis Almagro,
convocó una asamblea para el venidero 23 de junio, donde se discutirá la
posible aplicación de la Carta Democrática Interamericana debido a las
obstrucciones a la democracia y a la violación de los derechos humanos por
parte de Maduro; no obstante, algunos países, incluida la delegación
venezolana, desean revertir esa posibilidad.
En
ese sentido, y adelantándose a la cita del 23, la Secretaría
del Consejo Permanente convocó a los representantes permanentes para que,
“a solicitud de la Delegación de la República Bolivariana de Venezuela”, asistan el martes 21 de junio de 2016,
a las 11 de la mañana, “con
el objeto de recibir a los señores ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero,
Leonel Fernández y Martín Torrijos”.
Estos
son algunos elementos que justifican la mención de Venezuela en los foros del
mundo a los que se han sumado la ONU y el Parlamento Europeo, y ante los cuales
líderes como el papa Francisco promueven un diálogo que conduzca a la paz y la
reconciliación.
Pero
los tiempos políticos no son los mismos para las necesidades básicas de quienes
en las calles de Venezuela siguen gritando: “¡Tenemos hambre, tenemos hambre!”.
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