La iglesia venezolana busca adaptarse a
los nuevos tiempos y asume las “realidades y el cambio de época”, a partir de
cuatro desafíos: anuncio, comunión, servicio y formación, como ejes de la Asamblea Nacional de Pastoral
Ramón Antonio Pérez /
@GuardianCatolic
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Caracas, 07 de noviembre de
2015.- “No queremos ver a grupos armados que
estén dando vueltas por la ciudad y los centros electorales amenazando a la
gente que no esté de acuerdo con su línea política,
de manera que publicaremos un documento el martes
que viene para instruir e invitar a todos para este proceso electoral”.
Es
la preocupación del cardenal Jorge Urosa Savino, quien habló con los
periodistas en el marco de la inauguración de la Asamblea Nacional de Pastoral
que desde el viernes 6 y hasta el domingo 8 de noviembre reúne a la Conferencia
Episcopal en pleno, junto a los casi trescientos delegados (sacerdotes,
religiosos, religiosas y laicos) procedentes de todas las provincias eclesiásticas de
Venezuela.
Solicita Observación
internacional
La
inquietud del arzobispo de Caracas es compartida por toda la iglesia
venezolana, ya que en los últimos días se han generado amenazas por parte del
mandatario Nicolás Maduro y del diputado Diosdado Cabello, insistiendo en que
van a ganar las elecciones parlamentarias del venidero 6 de diciembre, “como
sea”.
“Esperamos,
primero, que la gente vaya a votar, a ejercer su derecho ciudadano en paz y de
manera masiva; y en segundo lugar, que se respeten los resultados electorales”,
indicó en torno a este tema. “No es posible – acotó - que haya personas que
digan que van a ganar como sea, y que si no ganan, arrebatan. Eso no es
posible, eso no es democrático”, argumentó ante los medios.
Urosa
señaló que la Iglesia ha solicitado en varias ocasiones la presencia de
observadores internacionales. “No simplemente acompañantes o gente amiga que
los venga a ver. Debe ser una observación política que, precisamente, brinde
una garantía de transparencia, de seguridad, equidad, igualdad de condiciones
para la realización de las elecciones”, apuntó.
El
arzobispo de Caracas refirió que la Iglesia católica no está ajena a los
problemas de Venezuela y los mismos son tomados en cuenta por la asamblea
nacional. Uno de esos retos (el servicio) vincula el tema de la violencia, que
según el cardenal “ha tocado” a todos los venezolanos. “Hay una violencia que se ha
desatado, que es cada vez más cruel, no respeta nada, y es algo que tenemos que
resolver todos como sociedad”, dijo.
Considera
que la violencia no es un problema solo del gobierno o de las leyes. “Es un
problema de todos los ciudadanos (…) por supuesto, quienes más obligaciones
tienen son quienes detentan el mandato constitucional de proteger el
patrimonio, la vida y la seguridad de todos los venezolanos”, sostuvo.
Recomendaciones a los delegados
El
cardenal dejo escuchar una intensa homilía dela que ha sido posible extraer
algunos mensajes ye recomendaciones especiales asambleísta.
“Más
allá de concentrarnos en las actividades pastorales, tengamos muy presente la
necesidad de nuestro encuentro personal, de fe viva, de amor intenso, de
entrega, de fidelidad, de amistad, con Jesús, nuestro Divino Salvador, que es
la luz del mundo y nos da su Espíritu, el agua viva que salta hasta la vida
eterna”, indicó.
Exhortó
a no caer en lo que denomino “un activismo seco, secularista, privado de la
fuente, de la savia y de la sangre viva de Cristo”.
Aseguró que “la renovación
de la Iglesia y la evangelización de Venezuela solamente exigen, pasan por una Iglesia santa, cristocéntrica, llena del
Espíritu de Dios, unida intensamente a Jesús por el amor, fervorosa en la en la
liturgia y la oración, y fiel y virtuosa el cumplimiento de su Palabra en la
práctica de los mandamientos”.
Padrón: Una Iglesia “en
la calle”
Diego
Padrón Sánchez, presidente de la CEV, refirió que “esta asamblea es el punto de
partida para una `Iglesia en salida´, como ha dicho el papa Francisco, para una
iglesia en la calle, y para tener conciencia de que somos pueblo”.
El
prelado acotó en sus palabras de apertura: “nosotros como Iglesia no podemos
dejar de sentirnos pueblo o miembros de esta nación. Nuestra misión es
acompañar a Venezuela”.
También
dijo que la ANP 2015 “es un ejercicio de participación y de comunión para una
toma de decisiones sobe aquellos puntos prioritarios que se vinculan con la
ciudad, la nación y la propia iglesia”. Recordó los cuatro desafíos que marcan
la agenda de la asamblea nacional de pastoral: anuncio, comunión, servicio y
formación.
Finalmente,
explicó que la iglesia está haciendo “un alto en el camino para evaluar el
trecho recorrido durante los últimos diez años”, marcados por el Concilio
Plenario Venezolano, “sobre todo, para enrumbar de nuevo y con mayor experiencia,
frente a las nuevas realidades y el cambio de época, sus inquietudes y
desafíos”.
El obispo emérito de Los Teques, monseñor Ovidio Pérez Morales, promotor y hasta hace poco presidente honorario de la aplicación del Concilio Plenario de Venezuela, habló acerca un descubrimiento que hizo la III Conferencia del Episcopado Latinoamericana, que se realizó en Puebla, México, en 1979, y caracterizó a este gran concilio en el país.
Se trata de la Línea Teológico-Pastoral que se hizo en la asamblea de Puebla y que utilizó un sinónimo denominado ‘hilo conductor’ en el desarrollo de los trabajos. Es una categoría que se congrega alrededor de un eje estructural tanto en lo teórico como en lo práctico, y "que la Conferencia de Puebla implicitó esa línea que luego explicitó con el término: ‘Comunión’ que quiere decir unión, compartir, unidad, encuentro, etcétera”.
Refirió que por línea teológico pastoral “se entiende la noción o categoría, interpretativa y valorativa, que constituye el principio o eje unificador de lo que teológicamente se afirma y pastoralmente se propone”, explicó.
El Prelado declara que en Dios, esa ‘comunión’ se realiza de manera plena y perfecta. “Si nos preguntamos ¿qué es Dios?, la respuesta es: Dios es comunión, es unión interpersonal, Dios es Trinidad, es como una familia y una comunidad”.
A continuación, la homilía completa del Cardenal Jorge Urosa Savino:
¡Con fuerza y entusiasmo para que el
mundo crea!
Homilía en la Santa Eucaristía
de apertura de la Asamblea Nacional de Pastoral,
Universidad Católica Andrés
Bello, Caracas, 6 de nov de 2015
+Jorge Urosa Savino, Cardenal Arzobispo de Caracas
Movidos por la acción del Espíritu Santo, con la alegría de nuestra fe y
con intenso entusiasmo pastoral, nos congregamos como hermanos para ofrecer y consagrar
al Señor en esta Eucaristía nuestras labores en la Asamblea Nacional de
Pastoral. Obispos, sacerdotes y diáconos, religiosos y laicos nos unimos en
torno a Jesús, luz del mundo, para reafirmar nuestra unión eclesial y nuestro
ardor apostólico con el fin de llevar la
esplendorosa verdad del Evangelio a todos nuestros hermanos.
Lo hacemos respondiendo a la convocatoria de la Conferencia Episcopal venezolana, en atención a un
mandato del Concilio Plenario de Venezuela que en el documento Instancias de comunión del Pueblo de Dios
para la misión” (ICM 216), establece: “A fin de impulsar la puesta en
práctica del Concilio, celebrar, bajo la guía de los obispos, asambleas
periódicas, a nivel nacional, con la participación de representantes del clero,
de los institutos de vida consagrada y del laicado. Estas sean
precedidas por asambleas parroquiales, diocesanas y provinciales”.
Las lecturas que hemos escuchado nos ayudan a entonar nuestro espíritu y a
responder a las exigencias de nuestra vida eclesial, de testigos entusiastas de
Cristo resucitado.
El profeta Isaías nos invita a considerar, aún en medio de las dificultades
de todo orden que vivimos, la presencia de Dios que ilumina la Iglesia y la alegra
con su luz y su gracia (Cf. Is 60 1-5), para vivir su vocación de esposa de
Cristo. Y el mismo Jesús, en el sermón de la Cena pide a su Padre celestial que
nos consagre en la verdad, para proclamarla al ser enviados por El al mundo
(Cfr. Jn 17, 17-20) e insiste el Señor con fuerza en la necesidad de que
vivamos unidos como hermanos para que el mundo crea que Él es el Señor (Cfr Jn
17, 21). En esta homilía voy a centrarme en la vivencia de la comunión y en el
anuncio gozoso de Jesucristo en nuestra acción pastoral.
EL CONCILIO PLENARIO
Nuestra Asamblea hace presente, revive, el Concilio Plenario de Venezuela,
el acontecimiento eclesial más importante de la vida de la Iglesia en Venezuela
después del Concilio Vaticano II. “Fue un acontecimiento de gracia, una
manifestación viva del Espíritu de Dios, una expresión palpable de la unidad de
la Iglesia. Sin lugar a dudas, nuestro Concilio fue una experiencia de
Dios. Nos comunicó la alegría de la fe, la confianza de la presencia permanente
del Señor en su Pueblo, y el deseo de fidelidad a la tarea evangelizadora que
nuestro Señor Jesucristo encomendó a su Iglesia” (1) Los 16 documentos
Conciliares son valiosos instrumentos de enseñanza y acción. En Caracas han
sido la base de nuestro actual Plan de Pastoral. Y es preciso recordar con
afecto y gratitud a quienes fueran grandes
motores de este gran acontecimiento, S.E. Mons. Ovidio Pérez Morales,
Presidente del Concilio, y S.E Mons Mariano Parra Sandoval, Secretario General.
UNA IGLESIA UNIDA: “CON CRISTO COMUNIÓN Y SOLIDARIDAD”
Esta Asamblea que estamos inaugurando está llamada a vivir e intensificar
la línea teológico-pastoral del Concilio. “Con el fin
de dar unidad a las afirmaciones teológicas y a las orientaciones de todos los
documentos del CPV se estableció una línea teológico pastoral que se formuló a
través de la expresión: Con Cristo hacia la comunión y la solidaridad.
En esta línea teológico pastoral se sintetiza, en sus rasgos fundamentales, la
espiritualidad propuesta por el Concilio: Encuentro con Jesucristo, camino de
conversión, comunión eclesial y solidaridad con los más pobres. La
mención de Cristo hace presente el carácter cristológico del plan salvífico de
Dios, cuya centralidad ha subrayado el Concilio Vaticano II y que fue objeto de
reflexión durante el Jubileo del año 2000, fecha de inicio de nuestro Concilio.
El Documento de Aparecida nos ha invitado renovar el “encuentro con Jesucristo”
(cfr. EG 3) lo cual refuerza la conciencia de esta centralidad” (2).
Y es preciso que en esta Asamblea, más allá de concentrarnos en las
actividades pastorales, tengamos muy presente la necesidad de nuestro encuentro
personal, de fe viva, de amor intenso, de entrega, de fidelidad, de amistad,
con Jesús, nuestro Divino Salvador, que es la luz del mundo y nos da su
Espíritu, el agua viva que salta hasta la vida eterna.
No caigamos en un activismo seco, secularista, privado de la fuente, de la
savia y de la sangre viva de Cristo. La renovación de la Iglesia y la
evangelización de Venezuela solamente exigen, pasan por una Iglesia santa, cristocéntrica, llena del
Espíritu de Dios, unida intensamente a Jesús por el amor, fervorosa en la en la
liturgia y la oración, y fiel y virtuosa el cumplimiento de su Palabra en la
práctica de los mandamientos.
“La noción de comunión acompañada por la de solidaridad
explicita bien lo que la primera implica en nuestra relación con el prójimo. La
comunión con el Señor y con los hermanos impele al servicio del prójimo en sus
necesidades materiales y espirituales; por ello la solidaridad es fruto de la
comunión y se expresa en el amor que busca el bien del otro, particularmente de
los más necesitados. El Papa Francisco habla de “repercusión” del encuentro con
Cristo que se expresa en el amor y la cercanía al otro, al que está en las
periferias (cfr. EG 177)” (3).
ASAMBLEA Y “SINODALIDAD”
Con esta asamblea ponemos en práctica un anhelo del Papa Francisco para la
Iglesia que él puso de relieve en el recién finalizado Sínodo de los
Obispos, la Iglesia sinodal.
La palabra Sínodo significa caminar juntos; la Iglesia es sinodal cuando vive y
ora unida, cuando camina y trabaja unida,
cuando proclama la fe unida en torno a Jesús, con el Papa y bajo el
Papa.. Así lo hemos practicado con gran tesón y constancia con nuestro
Concilio. Plenario, que durante varios años concentró los esfuerzos de nuestra Iglesia, a pesar de
circunstancias adversas, como la permanente agitación política de comienzos del
siglo XXI, desde 1998 hasta el año 2006, con la solemne clausura. Y luego hemos
ido realizando esta Iglesia comunión, esta Iglesia sinodal no solo en nuestras
Asambleas Ordinarias de la Conferencia Episcopal sino en las asambleas que
hemos realizado con los religiosos, con los sacerdotes, y próximamente con los
laicos.
ANUNCIAR CON GOZO Y CON FUERZA A JESUS, EL SALVADOR, LUZ DEL MUNDO
Esta Asamblea, además de reforzar la vigencia y la importancia del Concilio
Plenario de Venezuela, deberá dar un impulso enérgico para nuestra actividad
evangelizadora.
A este respecto debemos tomar conciencia de que el mundo, especialmente Europa
y América, - también nuestra Venezuela -, está siendo sometido a los ataques de
una fuerte corriente antirreligiosa y anticristiana, que se encarna en el
secularismo, es decir la tendencia y actividad destinada a sacar a Dios y a la
religión de la vida de los seres humanos. Y ante eso nosotros, con renovada
energía, debemos redoblar nuestro entusiasmo evangelizador, nuestro celo
pastoral, nuestro ardor apostólico con especial énfasis en la actitud de la
misericordia: “para que el mundo viva”, como dice Nuestro Señor (Cfr. Jn 6,51).
De manera particular, asumamos como un reto y con una gran ilusión, la
evangelización de la juventud y la familia, en la línea del Sínodo recién
concluido que ha querido reafirmar la grandeza, la belleza y la importancia de
la familia y del matrimonio cristiano para la humanidad y para la sociedad y la Iglesia.
Mis queridos hermanos:
Paulo VI en la Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, y luego San Juan Pablo II, el Concilio Plenario,
Aparecida, Benedicto XVI y el
Congreso Misionero Mundial nos llaman a
una intensa actividad evangelizadora.
Ahora el Papa Francisco, en concreto, nos urge a ser una Iglesia activa, que lleve la luz del
Evangelio y la misericordia del Señor, a todos los hombres, que deja la
comodidad para acercarse a los más alejados, que se esfuerza por comunicar los
dones de Cristo a la humanidad . El “nos pide ser una
Iglesia “en salida misionera”, al
encuentro de quienes están en las periferias
y presenta la misión como “el paradigma de toda obra de la Iglesia” (EG
15). Y añade “cuando se asume un objetivo pastoral y un estilo
misionero, que realmente llegue a todos sin excepciones ni exclusiones, el
anuncio se concentra en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más
atractivo y al mismo tiempo lo más necesario(EG 35) (4)”.
Recordemos aquí la sentida oración del Señor en la última Cena: “Conságralos
en la verdad” (Jn. 17,17). El ora al Padre celestial por quienes
por medio de nuestra palabra creerán en
El. Porque nuestra misión es, anunciar a Jesús como el Salvador, como la luz
del mundo, la verdad que nos libera. Sin complejos ni temores; sin reticencias
ni respeto humano: sin ceder a las tentaciones del secularismo, que quiere
sacar a Dios de la sociedad. Hemos de fortalecer nuestra misión evangelizadora
y pastoral en todos los órdenes, especialmente la evangelización, la comunión, el
servicio social, y la formación.
En este contexto permítanme subrayar un reto gravísimo de la Iglesia en
Venezuela hoy: la educación en la fe, la enseñanza del evangelio, la
explicación misericordiosa de nuestra esplendorosa doctrina católica a nuestros
niños y jóvenes. Especialmente importante porque regulaciones del gobierno nos
han hecho más difícil algo que la Iglesia realizó desde tiempo inmemorial y que
estaba consagrado en la Ley de educación: la enseñanza de la fe en las escuelas
públicas u oficiales. Ahora no tenemos esa oportunidad, y esto está provocando
que muchísimos muchachos, de nuestras familias católicas, de nuestras
parroquias, los alumnos de las escuelas públicas, no puedan recibir le
educación religiosa escolar. Por esto es preciso que inventemos iniciativas
pastorales para educarlos en la fe, en nuestras parroquias, con más y más
catequistas, en horarios convenientes. Y no me refiero a la educación
pre-sacramental, sino a la enseñanza de la fe sistemática, para que nuestros
muchachos conozcan y amen a Jesús, nuestro Divino Salvador.
Otro problema que requiere nuestra atención: la pastoral vocacional.
Tenemos una realidad muy difícil que hemos de afrontar, y es la escasez de
vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Hemos de realizar una adecuada
pastoral juvenil, y presentar de manera atrayente, hermosa, luminosa, la
grandeza de la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada. Ojalá que podamos
tocar este tema, y afrontarlo en todas nuestras Diócesis e instancias
eclesiales. Sin sacerdocio no hay eucaristía; sin vida religiosa la Iglesia
está incompleta. Sin ministros sagrados la Iglesia no puede vivir. Asumamos el
reto que nos plantea la escasez de vocaciones para darle un impulso decidido a
la pastoral vocacional en nuestra querida Venezuela.
CONCLUSION
Pongamos todas estas ilusiones, anhelos, problemas, retos, esperanzas y dificultades
en las manos de Dios nuestro Señor. Y pidámosle con fervor en nuestra
Eucaristía que esta Asamblea Nacional de Pastoral de noviembre de 2015 sea, en
continuidad con el Concilio Plenario, un decidido impulso renovador que
provoque un salto cualitativo en nuestra vivencia religiosa y en nuestra actividad pastoral, rica en obras de
misericordia materiales y espirituales, en toda la Iglesia venezolana. Que,
unidos como hermanos, con fuerza y entusiasmo, proclamemos la verdad
esplendorosa de Cristo, para que el mundo crea en El, que es el rostro de la
misericordia del Padre, “el Camino la Verdad y la Vida” (Jn 14,6).
Encomendemos estas intenciones a la piadosa intercesión de nuestra amorosa madre
celestial María Santísima de Coromoto, Amén.
1 CEV Documento Preparatorio a la Asamblea Nacional de Pastoral, II
2. Ibid, IV
3. Ibid, IV
4. Ibid, V, a
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