FOTO REFERENCIA: Monseñor Ovidio Pérez Morales y el periodista Ramón Antonio Pérez. |
Durante
una entrevista concedida al portal mexicano Alianza Tex, el
Obispo Emérito de Los Teques, dijo al periodista Alejandro Palafox Beristain: “¿El Papa?
Una palabra directa podría favorecer el encuentro entre los diferentes sectores
de nuestro pueblo”
Ovidio Pérez Morales,
arzobispo emérito y ex-presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela, es
una de las voces de mayor autoridad entre los católicos del país. Y cuando se
le pregunta sobre la situación que se vive, no tiene ninguna duda: «Aquí hay un
régimen que solo se sostiene con la fuerza y la violencia».
Pero la Iglesia
venezolana, dice, debe estar dispuesta a «una eventual mediación entre las
partes», entre el gobierno y la oposición, para promover el diálogo. Mons Pérez
Morales está convencido de que, «a pesar de la represión, la mayor parte de los
venezolanos quiere la paz». ¿El Papa? «Conoce bien nuestra situación. Tal vez
nos ayudaría una palabra directa, una palabra que podría favorecer el encuentro
entre todos los sectores de nuestro pueblo, en el respeto de las recíprocas
diferencias, para reconstruir juntos el país».
Desde fuera, Venezuela parece al borde del precipicio.
Hace pocos días Maduro hizo arrestar al alcalde de Caracas. El martes 24 de
febrero fue asesinado un estudiante de la escuela superior durante una
manifestación. ¿Cuál es la situación en el país desde el punto de vista del respeto
de los derechos humanos?
Hoy, lamentablemente, no todos los venezolanos
disfrutan de los derechos humanos. Asistimos casi cada día a la encarcelación
de los disidentes, al asesinato de los estudiantes, a la criminalización de la
protesta de los ciudadanos. Hace pocos días, el cardenal arzobispode Caracas,
Jorge Urosa, denunció la muerte de tres jóvenes en es estado de Táchira, cuyos
cuerpos fueron encontrados con signos de disparos de arma de fuego. El
religioso también denunció el caso de tres estudiantes universitarios (Lorent
Saleh, Gerardo Carrero y Gabriel Valles, ndr), encarcelados en Caracas, en
donde, según las declaraciones de los padres, fueron torturados en una celda de
“tratamiento psicológico” llamada significativamente “la tumba”. A los representantes
de la Iglesia se les impidió visitar a estos muchachos.
¿Cuál es la actitud
del gobierno hacia los católicos y sus obras sociales?
Aunque no exista una persecución explícita y directa,
se intenta delimitar la presencia de la Iglesia en el campo de la educación,
por ejemplo con la cancelación del Programa Educación Religiosa Escolar, que
permitía la formación en la fe de millones de chicos de las escuelas públicas.
Y luego están los ataques frecuentes a la jerarquía, para negarle la simpatía de
los fieles, la promoción del “culto” del comandante Hugo Chávez; la
manipulación de los textos escolares según la ideología marxista...
En su opinión, ¿cuál
es el principal problema del país en la actualidad?
Dejo la respuesta a la Conferencia Episcopal de
Venezuela, que el 12 de enero de este año publicó una exhortación pastoral: “El
mayor problema y causa de esta crisis en general, como hemos señalado en otras
ocasiones, es la decisión del Gobierno Nacional de imponer un sistema
político-económico de carácter socialista-marxista o comunista. Un sistema
totalitario, centralista, que establece el control del Estado en todos los
aspectos de la vida de los ciudadanos y de las instituciones públicas y
privadas”. Es decir, un régimen ilegítimo que se sostiene solo con la fuerza y
la violencia.
Y en este contexto,
¿cuál es el aporte de la Iglesia?
Claro, la Iglesia debe denunciar la naturaleza
dictatorial y totalitaria de este proyecto político, además de todas las cosas
que no funcionan: desde la corrupción o la inflación por los cielos hasta la
falta de productos alimenticios. Pero, ahora más que nunca, sobre todo estamos
llamados al anuncio del Evangelio. El Evangelio, a veces, puede ser duro,
exigente, pero libera siempre. La nuestra no puede ser más que una llamada a la
conversión, a la tolerancia, a la solidaridad, a la justicia, a la libertad. Se
necesita paz, diálogo y perdón; solamente de esta manera los venezolanos, todos
los venezolanos, podrán reconstruir juntos una nueva sociedad. Y también,
fundamental, es el testimonio de nosotros los cristianos. Debemos ofrecernos
como lugar de encuentro entre las partes, promover el diálogo, mostrarnos
dispuestos a una eventual mediación; comprometernos en obras de asistencia
social, en servicios para la defensa de los derechos humanos; en la visita a
los detenidos y en la ayuda material y moral a las personas y a las familias
necesitadas.
¿Qué mensaje daría a
la comunidad internacional?
Durante muchos años, la “generosidad” de Chávez
compró, mediante el petróleo, la solidaridad de muchos países con nosotros.
Ahora, con el desplome mundial del precio del oro negro, el gobierno ya no
puede sostener sistemas políticos con una orientación semejante al propio. Y
así, durante cierto periodo, nos sentimos verdaderamente solos. Pero desde hace
algunos meses ha cambiado el viento: individuos, personalidades, organismos y
gobiernos de todo el mundo han manifestado su favor por una Venezuela
finalmente libre y plural.
¿Qué le pediría a Papa
Francisco?
Él conoce bien nuestra situación. Tal vez nos ayudaría
una palabra directa al pueblo venezolano, una palabra que podría favorecer el
encuentro de todos los sectores de nuestro pueblo, en el respeto de las
recíprocas diferencias, para reconstruir juntos el país. Porque estoy convencido
de que, a pesar de la represión y de la política de división, la mayor parte de los venezolanos quieren reconciliación y paz.
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