El Arzobispo de Caracas considera “una cosa
exagerada” emprender un juicio por magnicidio contra la diputada venezolana María
Corina Machado “cuando las pruebas son tan débiles”
Ramón
Antonio Pérez
@GuardianCatolic
Caracas, 01 de diciembre de 2014.-
El Cardenal Jorge Urosa Savino deplora “se vaya a emprender un juicio absolutamente
injustificado” contra la diputada a la Asamblea Nacional María Corina Machado, estimando que la acción
anunciada por las autoridades nacionales, “parece una persecución política que está
utilizando pruebas absolutamente débiles para acusarla de magnicidio”.
Las
palabras del Arzobispo de Caracas se produjeron este 30 de noviembre, durante
la celebración del Año Coromotano Arquidiocesano e inicio de la época de Adviento
de la Iglesia católica que en horas de la tarde se realizó en el Parque Miranda
de Los Dos Caminos de esta ciudad.
Expresó
que los Obispos de Venezuela rechazan cualquier tipo de violencia. “Rechazamos
el homicidio y rechazamos cualquier intento de magnicidio. No queremos que
nadie atente contra la vida del Presidente de la República. No queremos que
nadie atente contra la vida de nadie en Venezuela”, dijo. “Pero
acusar a María Corina Machado de magnicidio me parece que es una cosa exagerada
y sobre todo cuando las pruebas son tan débiles como eso de unos correos
electrónicos. Todos sabemos que los correos electrónicos se pueden falsificar,
se pueden hackear”, añadió respecto a los soportes con que el
Ministerio Público pretende imputar a la diputada este 3 de diciembre.
El
Cardenal Urosa considera que la diputada MCM es una mujer decente y demócrata.
“Yo
estoy seguro que no está absolutamente implicada en ningún intento de
magnicidio, de manera que lamento mucho eso y espero que ese juicio nunca se
lleve a cabo porque me parece que es tomar muy a la ligera la importancia que
tiene el Poder Judicial en nuestra Nación”, dijo a los periodistas.
“Creo
que no se debe llevar a juicio a la señora María Corina Machado porque eso no
tiene ningún fundamento”.
Pide se investigue “la masacre" de
Uribana
Tras
ser abordado sobre otros aspectos de la vida nacional, el Purpurado manifestó
su rechazo por la que denominó “la masacre de la cárcel de Uribana”,
ocurrida la noche del miércoles 26 de noviembre en la que fallecieron 35
privados de libertad por una presunta “intoxicación masiva”. Y pidió a las
autoridades se investiguen los hechos.
“Creo
que debe ser investigada a fondo, y por supuesto hay que erradicar
absolutamente todo tipo de violencia en las cárceles. Es necesario que el
gobierno desarrolle una política de apaciguamiento, de pacificación dentro de
las cárceles”, expresó con preocupación. “Esta masacre que ha habido en
Uribana debe investigarse a fondo y deben castigarse a los culpables (…) deben
ponerse los correctivos para que situaciones como esta no vuelvan a pasar más
nunca en Venezuela”, dijo.
En
el aspecto económico valoró de manera positiva el aumento de salario mínimo
para los venezolanos desde este primero de diciembre, pero mostró su
preocupación por el día a día que los afecta a toda la colectividad nacional,
especialmente en la obtención y carestía de alimentos. “Vemos con gran preocupación el
aumento del costo de la vida, la inflación disparada, la carestía, la escasez
de alimentos y el costo de los productos de primera necesidad. Creo que es
importante que el gobierno tome las medidas necesarias para normalizar la
economía y así todos podamos vivir mejor”.
“Ha
habido una cosa buena que es el aumento del salario mínimo pero eso debe ir
acompañado con otras medidas que permitan que haya producción, una economía
próspera y eso es lo que hay que procurar para que todos podamos vivir mejor”, alegó.
Buscar más a Dios en Navidad
“La
Navidad debe ser una época de encuentro, de fraternidad, de diálogo, y creo que
en ese sentido tenemos que aprovecharla y no desestimar esta oportunidad que se
nos da para encontrarnos como venezolanos”, expresó el Cardenal Urosa.
Finalmente
pidió a los venezolanos que en esta época cercana a la Navidad y que la Iglesia
denomina Adviento, buscar la paz e
interesarse más por las cosas de Dios. “Porque la Navidad no debe ser simplemente
festejos, regalos, gastos, dinero, licores (...) La Navidad debe ser encuentro
con Dios Nuestro Señor y buscar siempre todos el bien, y buscar siempre a
Jesucristo que es la fuente de la felicidad”, comentó.
A continuación la Homilía del Cardenal Jorge Urosa Savino durante este Encuentro Arquidiócesano:
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VIVIR NUESTRA FE COMO MARÍA
Homilía en la Celebración
Eucarística Arquidiocesana del Año Coromotano
Caracas, 30 de
noviembre de 2014
+Jorge Urosa Savino,
Cardenal Arzobispo de Caracas
Con gran alegría, queridos hermanos, estamos congregados esta
tarde para festejar a Cristo resucitado, recordando especialmente a su
santísima madre, María, Nuestra Señora
de Coromoto, Patrona de nuestra Arquidiócesis de Caracas y de toda Venezuela, en este año mariano coromotano. Hoy la Iglesia comienza el
Adviento, tiempo durante el cual nos preparamos para la celebración religiosa y
provechosa de la Navidad. Y
en este tiempo brilla con gran esplendor María Santísima, escogida por Dios
nuestro Padre celestial para dar al mundo la luz eterna, Jesucristo nuestro
Señor.
Al iniciar el Adviento,
recordamos el ejemplo de la
Virgen María : ella
acogió dócilmente y con amor la
palabra de Dios, y aceptó la maravillosa misión de ser la madre virginal del Mesías, la madre del Salvador del pueblo
de Israel y del mundo entero. A lo largo de su vida nos dio ejemplo de
cumplimiento de la voluntad de Dios. Especialmente al pie de la cruz, ella
estuvo firme, de pie, acompañando a su hijo Jesucristo durante ese suplicio
cruel e injusto que culminó con su muerte redentora. Por esa fidelidad, por ese
amor extraordinario, Dios, que la había
librado del pecado original, la llevó al cielo en cuerpo y alma, antes del fin
de los tiempos, anticipando así su gloriosa resurrección. El ejemplo de María
nos señala el camino de la felicidad, el
camino de la plenitud y la felicidad humana. Y nosotros estamos llamados a
imitarla para alcanzar esa plenitud.
En esta fiesta coromotana es
bueno recordar que, conforme lo enseñan los santos, la verdadera
devoción a la Virgen se
debe manifestar en la vida diaria, en la imitación de aquella Virgen Madre que nos indica el
camino a seguir: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”
(Lc 1, 38). La autentica devoción a
María se debe manifestar obedeciendo a María que en las Bodas de Caná nos dijo a todos: “Hagan lo que El les diga”
(Cfr. Jn 2, 1-5). Si queremos ser buenos
devotos de María Santísima, si queremos
alcanzar la vida plena, la
salvación y la felicidad, hemos de hacer lo que nos diga Jesús, hemos
de imitar a María en el hogar y en la
convivencia social, en el cumplimiento de la Palabra de Dios, de los 10 mandamientos, que son,
para todos nosotros, senderos hacia la vida eterna, hacia la paz y la
felicidad. ¡Imitemos a la Virgen María en el seguimiento
de Jesucristo!
SEGUIR A JESUCRISTO Y VIVIR
NUESTRA FE COMO MARIA
Ahora bien: ¿Por qué debemos
seguir a Jesucristo? La respuesta nos la da nuestra fe; la respuesta está en el
Credo. Debemos seguir a Jesucristo
porque el es Dios hecho hombre, que murió y resucitó para darnos vida, que está
sentado a la derecha del Padre, que reina glorioso en el Cielo, y que vendrá a
juzgar a los vivos y a los muertos. Nuestra fe cristiana y católica, la fe que la Coromoto nos invita a
seguir, está centrada en Jesús, que es el camino la verdad y la vida, la luz
del mundo, el salvador, la resurrección
y la vida, la fuente auténtica de la felicidad.
Jesucristo es mucho más que un
hombre extraordinario o un gran
profeta; no es un líder político o un
potentado de este mundo. Jesús es el
Hijo de Dios hecho hombre, es Dios, “Dios de Dios y Luz de Luz, Dios verdadero
de Dios verdadero”, como rezamos en el Credo. Traicionamos a Cristo, negamos
nuestra fe, si lo reducimos a una especie de promotor de cualquier sistema
sociopolítico
Tenemos el don de la fe. Pero vivir nuestra fe
comporta ser fieles al Señor, seguirlo y cumplir su palabra. Ser católicos implica afrontar los retos que
se presentan a nuestra fe, como lo dije en una ocasión semejante, en la Basílica de la Coromoto en Guanare. Y quiero aquí invitarlos a superar algunos de esos retos con actitudes realmente cristianas.
El reto de la indiferencia religiosa
En primer lugar tenemos que
superar el reto del secularismo, la confusión y la indiferencia religiosa
presentes hoy en Venezuela. Ahora, al acercarse la Navidad contemplemos la
maravillosa benevolencia de Dios Padre bueno,
que nos envía a su Hijo Jesucristo para redimirnos, para guiarnos hacia
la verdadera felicidad humana. No tengamos una navidad fría, materialista,
frívola, inútil. Aprovechemos para renovar nuestra fe en Dios, en la grandeza
de su amor, en las verdades de nuestra santa religión católica. Pero, mis
queridos hermanos, creer en Dios significa,
entre otras cosas, intensificar y ser constantes en nuestra práctica religiosa,
especialmente la participación en la Santa
Misa , participando
todos los domingos y fiestas de guardar en la Eucaristía dominical.
No basta con participar hoy en esta fiesta de la Coromoto. Es preciso
que proclamemos y celebremos nuestra fe
todos los domingos, que son precisamente la fiesta de Cristo resucitado.
Es preciso, por lo tanto, ser firmes en
nuestra fe y practicarla, vivir en constante unión con Dios, que está siempre a
nuestro lado, y que quiere tener un lugar privilegiado en nuestros corazones.
El reto de la violencia y la anticultura de la muerte
En segundo lugar: nos desafía el
desprecio a la vida humana que se manifiesta en la violencia asesina.
Respondamos a ese reto de la anticultura
de la muerte con el respeto a la gente, a la vida humana, a
cada persona, desde su concepción hasta
la muerte natural. Nos dijo el Papa Juan Pablo II en su encuentro con los jóvenes venezolanos
en 1996: “abrir las puertas a Cristo significa anunciar, celebrar y preservar el
don de la vida”.
Cada uno de nosotros, queridos
hermanos tiene unos derechos
inalienables. Y el más importante es el derecho a la vida. Pero además, Jesús
nos ordena amarnos los unos a los otros. Por ello rechazamos toda violencia, física,
verbal, política, social, económica. Por eso rechazamos el aborto, que es un
crimen abominable en contra de un ser humano indefenso e inocente de toda culpa
en el vientre de su madre. Y por eso rechazamos también la droga,
el secuestro, el homicidio, el robo, la violencia criminal que está
segando cada año millares de vidas, especialmente de nuestros jóvenes. Debemos
siempre ser gente de paz, de convivencia, de respeto a los demás, sacando de
nuestros corazones cualquier traza de egoísmo, de indiferencia, pero sobre
todo, de rencor y de odio.
El reto del relajo afectivo sexual
Un tercer reto, especialmente
para los jóvenes, es la tentación y la amenaza del libertinaje afectivo-sexual.
Ese desorden es malo, es pecado, porque produce graves daños en las personas
que lo practican especialmente en las jóvenes;
es malo y es pecado porque va contra la grandeza del verdadero amor
humano, que no puede reducirse a la práctica sexual. Pues bien: ante ese desafío los católicos respondemos con el compromiso
de promover y fortalecer la familia y el Matrimonio, de amar con generosidad y sin bajas
pasiones, de respetar a las personas, y
con la práctica de la castidad,
cumpliendo el Sexto Mandamiento de la Ley de Dios.
Es preciso que promovamos la
santidad de la familia, y valoremos la
unión conyugal cristiana, santificada por el mismo Jesús con el santo
sacramento del matrimonio. Es preciso que rechacemos el relajo afectivo-sexual
que tanto daño ha hecho y está haciendo en
nuestra patria; que promovamos la virtud de la castidad, que es dominio de
las pasiones y respeto a la persona. No
se puede separar la actividad sexual del
verdadero amor, del matrimonio que da protección y estabilidad a los
esposos y a los niños, de una familia estable, cariñosa y unida. La práctica
sexual del cristiano debe ser expresión de un amor auténtico, y estar enmarcada
en el matrimonio sacramental y en la
familia unida para siempre, con respeto, cariño y fidelidad para toda la vida.
!Como María Santísima vivamos
nuestra fe! Dejemos a un lado la indiferencia y la frialdad religiosa, dejemos
a un lado la violencia y el odio, y el relajo afectivo sexual. ¡Reafirmemos en
esta celebración, unidos a la Virgen de Coromoto, nuestra
fe en Jesucristo, nuestra fe en Dios Uno y Trino, y nuestra gloriosa condición católica! ¡Qué
grande es ser, como de hecho lo somos, hijos de Dios, discípulos de Jesucristo
y con la Virgen María ,
miembros de nuestra Santa Iglesia Católica! Por todo ello, ¡¡demos gracias a
Dios!!
INVITACIÓN AL SACERDOCIO Y A LA VIDA CONSAGRADA
En esta celebración tan bella,
quiero invitar a los jóvenes aquí
presentes a que consideren ante el Señor la posibilidad de seguir a Jesucristo
como sacerdotes, o religiosos o religiosas. La existencia de quien se consagra
a Dios para llevar la luz de la vida a
tanta gente que vive en tinieblas es una
vida hermosísima. Es una existencia dedicada siempre a hacer el bien, a ser
instrumento de paz, embajador de Cristo, promotor de la vida y de la felicidad.
Y a quienes sientan ese llamado, los invito a ser valientes y generosos, pues
Jesús nos dice que quien deja todo por seguirlo, tendrá “el ciento por uno, y
heredará la vida eterna” (Cfr. Mt.
19,29).
CONCLUSIÓN
Con esta Santa Misa, al amparo de
la Santísima Virgen
de Coromoto, preparémonos para vivir una Navidad verdaderamente cristiana. Los invito a proclamar y vivir nuestra fe con
decisión y firmeza, con alegría y
gratitud en nuestra conducta diaria.
Vamos a superar el reto de la indiferencia religiosa, el reto de la violencia
social que tanto daño nos hace; vamos a superar el reto del relajo afectivo
sexual, fortaleciendo el verdadero amor,
el matrimonio y la familia.
Pidamos al Señor, por intercesión
de nuestra madre amorosa, la
Virgen de Coromoto, que nos bendiga con abundantes vocaciones
al sacerdocio y a la vida religiosa. Que todos los venezolanos trabajemos por
la paz, sin odio ni rencor, practicando siempre la justicia defendiendo los
derechos de todos. Pidamos por nuestra querida Venezuela, para que resolvamos nuestros
conflictos pacíficamente.
Que esta próxima Navidad sea realmente tiempo de
gracia y salvación para todos los católicos venezolanos: que nos encontremos
con Jesucristo, Dios con nosotros, “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6),
el único Salvador, a quien sea el honor, el poder y la gloria, por los siglos
de los siglos. Amén
¡Viva Jesucristo; Viva la Virgen de Coromoto; Viva la Iglesia ; Viva el Papa
Francisco!
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