Este domingo 5 de octubre
comienza el Sínodo de la Familia convocado por la Iglesia, y el Cardenal
Baldissieri explicó el método de trabajo que seguirán los 253 participantes
convocados de todo el mundo
Ramón Antonio Pérez
El Portal Católico Aleteia, en su
versión española, mediante un reporte de su corresponsal en Roma, Ary
Waldir Ramos Díaz, informó que el secretario del Sínodo de la Familia, Cardenal
Lorenzo Baldisseri explicó a la prensa el tema y método de la
Tercera Asamblea General Extraordinaria del Sínodo, que tendrá lugar del 5 al
19 de octubre en el Vaticano con el argumento: “Los desafíos pastorales de la
familia en el contexto de la evangelización”.
Libertad para hablar sobre la familia
El cardenal Baldisseri ha subrayado que Papa Francisco
ha querido desde el inicio un debate abierto y libre sobre el tema de la
familia. “La comunión crece en la libertad, podemos identificar las decisiones
pastorales más adecuadas para la familia en el contexto actual. De hecho, es
importante hablar con claridad y valentía”, dijo, presentando el
programa que se abrirá este domingo (5 de octubre) con la Santa Misa en la
Basílica de San Pedro (h.10.00).
El Papa Francisco ha indicado tres verbos para marcar
la línea pastoral que seguirán los Obispos en el Sínodo: “Caminar, edificar y
confesar”. Caminar con Pedro y
bajo la guía de Pedro (cum Petro e sub Pedro)”.
El Cardenal explicó que la palabra “sínodo” en su
etimología griega significa “caminar juntos”: por eso el Papa Francisco ha
querido concertar desde la base los temas del Sínodo, con los cuestionarios que
respondieron las parroquias, y con la participación de los Obispos de cada
Continente.
Esta es la segunda etapa, el Sínodo Extraordinario de
octubre, de un camino comenzado con el Consistorio de febrero pasado, y que
concluirá con la Asamblea Ordinaria convocada para el 2015. “Es
un Sínodo extraordinario con directivas especiales, es diferente al Sínodo
ordinario por número de participantes y duración” sostuvo el cardenal
Baldisseri, nombrado por Papa Francisco hace un año como Secretario del Sínodo.
NdR de El
Guardián Católico: Dada la importancia
de los debates que en torno a la Familia se están dando en diversas partes del
mundo, incluso dentro del seno de la propia Iglesia católica con motivo de los temas que serán abordados en este Sínodo, a continuación se reproduce una entrevista hecha
por el diario argentino La Nación al teólogo alemán, Cardenal Walter
Kasper.
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Kasper: "Algunos cardenales temen que todo colapse si se cambia
algo"
Una
semana antes del sínodo de la familia, el influyente cardenal alemán, cercano
al Papa y que promueve la comunión de los divorciados, dijo que hay miedo a un
"debate abierto"
"El
Evangelio no es un museo, no es un código penal, no es un código de doctrinas y
mandamientos. Es una realidad viviente en la Iglesia y nosotros tenemos que
caminar con todo el pueblo de Dios y ver cuáles son sus necesidades. Algunos
cardenales temen que haya un efecto dominó y que, si se cambia un punto, todo
colapse."
Cuando
falta una semana para el comienzo del sínodo extraordinario de obispos sobre
los desafíos de la familia, marcado al rojo vivo por la cuestión de los
divorciados vueltos a casar, el cardenal alemán Walter Kasper, favorable a una
apertura, dijo en una entrevista con la nacion que "hay miedo a un debate
abierto". Y subrayó que, si bien "la doctrina no puede cambiar, la
disciplina sí puede".
Kasper
es un teólogo de gran prestigio internacional y muy cercano a Francisco, que en
su primer Angelus elogió el libro sobre la misericordia que escribió y que le
había regalado durante el cónclave. Recientemente fue atacado por un grupo de
cardenales conservadores que, en un libro que significativamente sale a la
venta el 1° de octubre (titulado Permanecer en la verdad de Cristo. Matrimonio
y comunión en la Iglesia Católica), rechazan en forma tajante su apertura hacia
los divorciados vueltos a casar. Según Kasper, después de un camino penitencial,
bajo la supervisión de un sacerdote y luego de su absolución, éstos podrían ser
readmitidos a la comunión.
Durante la entrevista en un departamento lleno de libros del
Vaticano, Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción
de la Unidad Cristiana, lamentó que, debido al revuelo sobre este tema, se haya
reducido el sínodo a
la cuestión de los divorciados vueltos a casar. "Ése es un problema, pero
no el único. La agenda del sínodo es mucho más amplia y tiene que ver con los
desafíos pastorales de la vida de la familia de hoy. Algunos medios dicen que
habrá un gran avance y empezaron una campaña para eso. Yo también espero que
haya una apertura responsable, pero es una cuestión abierta, que deberá ser
decidida por el sínodo. Pero hay que ser prudentes, porque si después no
sucede, la reacción será de gran desilusión".
-Algunos cardenales y obispos
parecen asustados ante esa posibilidad y la
rechazan incluso antes del comienzo del sínodo. ¿Por qué cree que hay tanto
miedo a una evolución de la disciplina de la Iglesia?
-Creo
que temen un efecto dominó, que si uno cambia un punto, todo colapse. Ése es su
miedo. Todo esto se vincula con la ideología, una interpretación ideológica del
Evangelio, pero el Evangelio no es un código penal. Como el Papa dijo en la
exhortación apostólica "Evangelii Gaudium", citando a Santo Tomás de
Aquino, el Evangelio es una gracia del Espíritu Santo que se manifiesta en la
fe que obra por el amor. Ésa es una interpretación distinta. No es un museo. Es
una realidad viviente en la Iglesia y nosotros tenemos que caminar con todo el
pueblo de Dios y ver cuáles son sus necesidades. Luego, debemos hacer un
discernimiento a la luz del Evangelio, que no es un código de doctrinas y
mandamientos. No podemos simplemente tomar una frase del Evangelio de Jesús y
de ahí deducirlo todo. Hace falta una hermenéutica para entender todo el
mensaje del Evangelio y luego diferenciar qué es doctrina y qué disciplina. La
disciplina puede cambiar. Por eso me parece que acá tenemos un fundamentalismo
teológico que no es católico.
-¿Usted dice entonces que no se puede cambiar la doctrina, pero sí
la disciplina?
-La
doctrina no puede cambiar. Nadie niega la indisolubilidad del matrimonio. Pero
la disciplina sí puede cambiar y ya ha cambiado varias veces, como vemos en la
historia de la Iglesia.
-¿Cómo se sintió cuando se enteró de que se estaba por publicar un
libro de cinco cardenales que atacan su postura?
-Todo
el mundo es libre de expresar su opinión, no es un problema para mí. El Papa
quería un debate abierto, y creo que esto es una novedad y es algo sano que
ayuda mucho a la Iglesia.
-¿Hay miedo entre algunos cardenales porque, como dijo el Papa,
hay una construcción moral que podría colapsar como un castillo de naipes?
-¡Sí,
es una ideología, no es el Evangelio!
-¿Hay miedo a una discusión abierta en el sínodo?
-Sí, porque temen que todo pueda colapsar. Pero, primero de
todo, vivimos en una sociedad abierta y plural, y es bueno para la Iglesia que
haya una discusión abierta, como tuvimos en el Concilio Vaticano II (1962-65).
También es bueno para la imagen de la Iglesia, porque una Iglesia cerrada no es
una Iglesia sana. Por otra parte, cuando debatimos sobre matrimonio y familia,
debemos escuchar a la gente que vive esta realidad. Hay un sensus fidelium [el sentido de los fieles]. No
puede ser decidido sólo desde arriba, desde la jerarquía de la Iglesia, y
especialmente no se pueden citar viejos textos del último siglo, hay que
observar la situación de hoy, hacer un discernimiento del espíritu y llegar a
resultados concretos. Yo pienso que ésta es la aproximación del Papa, mientras
que muchos otros parten de la doctrina y usan después un método más deductivo.
-En una entrevista con un medio italiano usted dijo que el blanco
verdadero de los ataques de los cinco cardenales conservadores no es usted,
sino el Papa...
-Quizá fui imprudente. Pero mucha gente lo está diciendo, se
puede oír en la calle todos los días. No quiero juzgar a nadie, pero es obvio
que hay gente que no está totalmente de acuerdo con este papa, algo que no es
nuevo y ya sucedió durante el Concilio Vaticano II, cuando muchos estaban en
contra al aggiornamento de Juan XXIII y Pablo VI.
-Muchos analistas piensan que no es una coincidencia que este
libro salga justo en vísperas del sínodo...
-Sí,
es un problema. No recuerdo una situación semejante, en la que de forma tan
organizada cinco cardenales escribieran semejante libro. Es como se manejan los
políticos, pero creo que en la Iglesia no deberíamos portarnos así.
-¿Qué espera del sínodo?
-Creo
que mucho depende de cómo el mismo Papa abrirá el sínodo. Él no puede darnos
una solución al principio, pero sí una perspectiva, una dirección. Espero que
haya una discusión serena y amistosa de todos los problemas vinculados a la
familia, no sólo uno. Y creo que lograremos un gran consenso, como tuvimos en
el Concilio Vaticano II.
-En los últimos días, el Papa habló varias veces de la
misericordia, dijo que hay que captar los "signos de los tiempos",
que los pastores deben estar cerca de la gente, por lo que parece muy claro qué
es lo que quiere...
Sí,
leer los signos de los tiempos fue fundamental durante el Concilio Vaticano II.
No puedo imaginarme que la mayoría del sínodo en este punto pueda oponerse al
Papa.
-Sobre la cuestión de los divorciados vueltos a casar: ¿la
comunión es un premio para quien es perfecto o es una ayuda al pecador?
-La
comunión tiene un efecto sanador. Y especialmente la gente que vive en
situaciones difíciles necesita la ayuda de la gracia y necesita los
sacramentos.
-Otra solución sería anular en forma más rápida los matrimonios.
-Hay
situaciones en las que la anulación es posible. Pero tome el caso de una pareja
con diez años de matrimonio, con chicos, que en los primeros años tuvo un
matrimonio feliz, pero por diversas razones fracasa. Este matrimonio era una
realidad y decir que era canónicamente nulo no tiene sentido.
Fuente: La Nación
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