Mañana es un día de
luto, afirma recordando el centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial
“¡Deteneos por favor, os lo
pido de corazón, es la hora de deteneros, deteneos por favor!”. El Papa
Francisco se emocionó al lanzar desde el balcón de la logia un nuevo
llamamiento por la paz a Ucrania, Oriente Medio e Irak. “¡Todo se pierde con la
guerra, nada se pierde con la paz!”.
“Hermanos y hermanas, nunca
la guerra, nunca la guerra, pienso sobre todo en los niños, a los cuales se les
quita la esperanza de una vida digna, de un futuro, niños muertos, niños
heridos, niños mutilados, niños huérfanos, niños que tienen como juguetes
residuos bélicos, niños que no saben sonreír”.
El Papa Francisco, al término
del rezo del Ángelus, quiso evocar el centenario, que se cumple mañana, del
estallido de la Primera Guerra Mundial. “Millones de víctimas e inmensas
destrucciones – recordó – en un conflicto, que el papa Benedicto XV definió una
‘masacre inútil’, y que terminó, después de cuatro largos años, en una paz que
resultó muy frágil”. “Mañana es un día de luto”, añadió el Papa.
“Mientras recordamos este
trágico evento, auguro que no se repitan los errores del pasado, sino que se
tengan presentes las lecciones de la historia, haciendo siempre prevalecer las
razones de la paz mediante un dialogo paciente y valiente”.
El Evangelio, en el bolsillo
Al introducir el rezo del
Ángelus, el Papa Francisco habló de las prrábolas del Evangelio del domingo: la
del agricultor que encuentra un tesoro escondido y la del mercader que
encuentra perlas finas.
"El descubrimiento del
Reino de Dios puede suceder de forma imprevista, como para el agricultor que
arando, encuentra el tesoro inesperado; o bien después de una larga búsqueda,
como para el mercader de perlas, que finalmente encuentra la perla preciosísima
soñada desde hacía tiempo". Pero en un caso y en el otro, "cuando los
encuentran, renuncian a todo lo demás para poder comprarlos. No necesitan hacer
razonamientos, pensarlo, reflexionarlo: se dan cuenta en seguida del valor
incomparable de lo que han encontrado, y están dispuestos a perderlo todo con
tal de tenerlo".
Ese "tesoro" es
Jesús y se le encuentra en el Evangelio, subrayó el Papa: "Cuántas
personas, cuántos santos y santas, leyendo con corazón abierto el Evangelio han
sido tocados por Jesús de tal forma que se han convertido a Él". "El
Evangelio te hace conocer a Jesús verdadero, vivo; te habla al corazón y te
cambia la vida. Y entonces sí, lo dejas todo".
El Papa insistió, como lo ha
hecho en muchas ocasiones, en la necesidad de que los cristianos tengan un
contacto diario con los evangelios: "llevar el evangelio en el bolsillo,
leer cada día un pasaje, es así como se conoce a Jesús", subrayó también
hoy.
"Puedes cambiar
efectivamente de tipo de vida, o seguir haciendo lo que hacías antes, pero tú
eres otro, has renacido: has encontrado lo que da sentido, sabor, luz a todo,
también a las fatigas, también a los sufrimientos, también a la muerte. Todo
adquiere sentido cuando encuentras este tesoro, que Jesús llama “el Reino de
Dios”, es decir, Dios que reina en tu vida, en nuestra vida; es amor, paz y
alegría en cada hombre y en todos los hombres", añadió.
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