El Arzobispo de Caracas
habló de la necesidad de una Ley de Amnistía que resuelva “la situación de
muchos presos que están en una condición terrible”. “No entiendo por qué tienen
que estar incomunicados los alcaldes Enzo Scarano y Daniel Ceballos, y Leopoldo
López. Creo que una Ley de Amnistía, sería positiva para todo el país”, dijo.
Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic
Caracas, 16 de abril de 2014.- “Reivindicamos el derecho de los estudiantes y del
pueblo en general a la protesta pacífica, llamamos al Gobierno a respetar los
derechos de los ciudadanos a manifestar, y le pedimos que atienda las
exigencias de quienes protestan y resuelva los problemas que están en la raíz
de las mismas”.
De esta manera se expresó el
Cardenal Jorge Urosa Savino durante la eucaristía que presidió el Miércoles
Santo, en la Basílica “Santa Teresa” de Caracas, a la que la feligresía
católica concurrió para venerar al Nazareno de San Pablo. Sus palabras están contenidas
en la homilía: “Renovar la fe, el amor a Dios y el amor al prójimo”.
“Hoy ante su imagen de
Nazareno, imploramos a Cristo resucitado por nuestras familias, por nuestra
patria, por nuestras necesidades. Y sobre todo, lo proclamamos como nuestro Dios
y Señor, único, inigualable e irrepetible”, expresó el Purpurado.
Rotundo “¡No a la violencia!”
El Arzobispo de Caracas
llamó nuevamente a que reine un clima de paz en Venezuela e indicó que los
católicos, y venezolanos en general, están llamados a ser buenos con los demás,
caritativos y generosos, solidarios y justos.
“Esto debemos recordarlo,
porque en las últimas semanas muchas regiones del País y diversas zonas de
Caracas han sido escenario de serios conflictos políticos y sociales, con una
gran carga de violencia que ha dejado ya más de cuarenta personas fallecidas y
muchos heridos y detenidos, lo cual deploramos de corazón”, dijo.
Se mostró solidario con el
dialogo que han emprendido el gobierno y la oposición y espera resultados
positivos para todo el país. “Independientemente de la simpatía política de
cada uno, es necesario que los católicos desterremos de nuestros corazones el
odio, el rencor, la venganza”. Igualmente resaltó el deseo de que “los
venezolanos saquemos de nuestros corazones el odio y el rencor, y vivamos de
verdad en el amor”.
Los católicos debemos renovar la fe
Con un templo abarrotado de
personas de todas las edades, sexo y condiciones, en su mayoría vestidas de
morado para “pagar promesas” al Nazareno de San Pablo, el Cardenal llamó a
renovar la fe en Jesucristo.
“La Semana Santa es ocasión
propicia para que los católicos renovemos, conozcamos vivamos, celebremos y anunciemos con mayor
fuerza y fidelidad, nuestra fe en Jesús, nuestro Divino Salvador”, dijo durante
la homilía.
Enseñó que Jesucristo es el
núcleo de la Fe y de la Religión Católica. “Jesucristo enviado por Dios para
guiarnos hacia la plenitud de la vida, comenzando aquí en la tierra, y para que
la disfrutemos por toda la eternidad, es su Hijo Unigénito, la segunda persona
de la Santísima Trinidad, el mismo Dios que se hizo hombre, y asumió nuestra
naturaleza humana en todo, menos en el pecado”.
“Ese es el contenido de la
fe cristiana en Jesucristo de la cual no debemos desviarnos. Jesús es Dios
hecho hombre. Jesús es único, inigualable
e irrepetible.
Explicó la necesidad de
renovar el amor a Dios, apartarse de la indiferencia religiosa y del desorden
afectivo sexual. “Creer en Dios, en Jesucristo, en la Iglesia, en los
Sacramentos y en los santos (…) Es más que eso (…) Amar a Dios sobre todas las
cosas significa renunciar al mal, al pecado en todas sus formas, a la
indiferencia religiosa, al desorden afectivo sexual, a lo ídolos del dinero y
de la soberbia”.
Natalicio de
José Gregorio Hernández
El Arzobispo de Caracas
recordó que este año se celebra el 150 aniversario del natalicio de Doctor José
Gregorio Hernández, “Médico de los Pobres y cristiano ejemplar””, cuyo camino a
la beatificación sigue esperando por un milagro.
“Es necesario que acudan a
llevar sus testimonios de sanación a la oficina para la causa que funciona en
la Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria. Hagan su reporte del milagro recibido
del Doctor José Gregorio Hernández, es necesario conocerlo”.
Finalmente invitó a los
devotos del Nazareno de San Pablo a sentirse “felices, orgullosos y agradecidos
de nuestra gloriosa condición cristiana de hijos de Dios, discípulos de
Jesucristo, y miembros de nuestra Santa Iglesia Católica”.
La Basílica “Santa Teresa”
retumbó con alegres vivas al Nazareno de San Pablo, a Jesucristo, a la Virgen
de Coromoto, a la Iglesia católica y al Papa Francisco, con las que el Cardenal
Urosa cerró la homilía, dejando grata sensación entre los feligreses.
A continuación, la Homilía del cardenal Urosa durante la Misa del Miercoles Santo en la Basílica SAnta Teresaa de Caracas:
La Semana Santa es
ocasión propicia para que los católicos renovemos, conozcamos vivamos,
celebremos y anunciemos con mayor fuerza y fidelidad, nuestra fe en Jesús,
nuestro Divino Salvador. Una ocasión propicia para crecer y renovar nuestro
amor a Dios y nuestro amor al prójimo
A continuación, la Homilía del cardenal Urosa durante la Misa del Miercoles Santo en la Basílica SAnta Teresaa de Caracas:
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RENOVAR LA FE , EL AMOR A DIOS Y EL AMOR AL PRÓJIMO
Homilía en la Misa del Nazareno, Basílica
de Santa Teresa,
Miércoles Santo, 16 de abril de 2014
Cardenal Jorge Urosa
Savino, Arzobispo de Caracas
Hemos venido a esta Basílica de Santa Teresa para expresar y
renovar nuestra fe en el inmenso amor de
Jesús de Nazaret, nuestro Dios y Señor. Esta hermosísima imagen lo representa
cargado con la cruz de nuestros pecados, de nuestras tragedias, de nuestras
penas y dolores. El nos amó hasta la muerte, y muerte de cruz. Hoy ante su
imagen de Nazareno, imploramos a Cristo resucitado por nuestras familias, por
nuestra patria, por nuestras necesidades. Y sobre todo, lo proclamamos como
nuestro Dios y Señor, único, inigualable e irrepetible.
RENOVAR NUESTRA FE
La bellísima imagen del Nazareno
de San Pablo despierta en nosotros una intensa respuesta de fe. Jesús de
Nazareth es mucho más que un gran hombre de la historia. Es el mismo Dios hecho
hombre, que fue enviado por nuestro amoroso Padre celestial para revelarnos
así la inmensidad de su amor, y para
enseñarnos el camino de una vida serena, santa, y feliz, a fin de que, libres
del pecado y de toda clase de maldad e ignorancia, alcancemos la felicidad y la
salvación eterna.
¡JESÚS ES EL SEÑOR, PARA GLORIA
DE DIOS PADRE! (Flp. 2,11) Ese es el núcleo, el centro de nuestra fe y de
nuestra santa Religión: que Jesucristo, enviado por Dios para guiarnos hacia la
plenitud de la vida, comenzando aquí en la tierra, y para que la disfrutemos
por toda la eternidad, es su Hijo Unigénito, la segunda persona de la Santísima Trinidad ,
el mismo Dios que se hizo hombre, y asumió nuestra naturaleza humana en todo,
menos en el pecado.
Ese es el contenido de la fe
cristiana en Jesucristo de la cual no debemos desviarnos. Jesús es Dios hecho
hombre. Jesús es único, inigualable e irrepetible. Es Dios mismo, el único al
cual podemos adorar. Renovemos, pues nuestra fe en Dios, Padre, en su Hijo Jesucristo
Nazareno, y en el Espíritu Santo.
RENOVAR NUESTRO AMOR A DIOS
Jesucristo Nazareno nos invita a
que hagamos un examen de conciencia sobre cómo vivimos nuestra fe y nuestra
santa Religión. Porque creer en Dios, en Jesucristo, en la Iglesia , en los
Sacramentos y en los santos, mis queridos hermanos, no es simplemente asentir
con la mente a esas hermosas verdades reveladas que iluminan nuestras vidas. Es
más que eso. Es, sobre todo, amar a Dios, practicar nuestra Religión cumpliendo
los Diez Mandamientos. Amar a Dios sobre todas las cosas significa renunciar al
mal, al pecado en todas sus formas, a la indiferencia religiosa, al desorden
afectivo sexual, a lo ídolos del dinero y de la soberbia.
Jesús mismo nos dice: “No todo el
que me dice “Señor, Señor”, entrará en el Reino de los cielos; sino el que
escucha la voluntad de mi Padre, ese entrará en el Reino de los cielos” (Mt, 7
21). Jesús Nazareno nos invita a rechazar cualquier pecado, pues el pecado se
opone al amor de Dios, nos hace un daño terrible y nos puede llevar a la
condenación eterna. Y para poder ser fieles necesitamos la ayuda de Dios. Es
preciso entonces que mejoremos en el cumplimiento de la práctica religiosa. Que
vayamos a Misa todos los domingos y fiestas de guardar, y no solamente en las
grandes ocasiones, como Semana Santa.
AMAR AL PRÓJIMO:
El segundo gran mandamiento es
amar al prójimo como a nosotros mismos. Los mandamientos nos recuerdan lo que debemos
evitar, pero sobre todo, nos recuerdan que hemos de vivir como Jesús, que amó a
la humanidad hasta el extremo de morir por nosotros. Estamos llamados a ser
buenos con los demás, a ser caritativos y generosos, a ser solidarios y justos.
Y sobre todo, hemos de evitar cualquier cosa que pueda causar daño a nadie.
Esto debemos recordarlo, porque en
las últimas semanas muchas regiones del País y diversas zonas de nuestra Ciudad
de Caracas han sido escenario de serios conflictos políticos y sociales, con
una gran carga de violencia que ha dejado ya más de cuarenta personas
fallecidas y muchos heridos y detenidos, lo cual deploramos de corazón. Por
ellos oramos intensamente a Dios.
Los Obispos de la
Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana
hemos abordado estos problemas en sendos documentos publicados el 14 y el 25 de
febrero, y el 2 de abril. Allí rechazamos la violencia, venga de donde venga; reivindicamos el derecho de los estudiantes y
del pueblo en general a la protesta pacífica, llamamos al Gobierno a respetar
los derechos de los ciudadanos a manifestar, y le pedimos que atienda las
exigencias de quienes protestan y resuelva los problemas que están en la raíz
de las mismas. Invitamos al diálogo entre las partes en conflicto, y también
exigimos sanciones para quienes puedan haber delinquido en las protestas y en
la represión de ellas por funcionarios de cuerpos de seguridad del Estado y por
civiles armados. Nos complace que ya se esté dando ese diálogo, y le pedimos a
Dios que tenga resultados positivos paa todos los venezolanos.
Pues bien: independientemente de
la simpatía política de cada uno, es necesario que los católicos desterremos de
nuestros corazones el odio, el rencor, la venganza. Es preciso que, manteniendo
la defensa de nuestros derechos, los venezolanos saquemos de nuestros corazones
el odio y el rencor, y vivamos de verdad en el amor. Por eso insisto: ¡no a la
violencia! Todos debemos cumplir con nuestros deberes cívicos de acuerdo a
nuestra conciencia, pero teniendo en cuenta que nadie, partidario del Gobierno o de la oposición,
tiene derecho a insultar, odiar o causar daño alguno, material, moral, o
físico, y mucho menos, a matar a otro venezolano.
CONCLUSIÓN
En esta Semana Santa busquemos a
Dios, fuente de la auténtica felicidad. Renovemos nuestra Fe católica,
fortalezcamos nuestro amor a Dios, y crezcamos en el amor al prójimo Acerquémonos
al Señor recibiendo los santos sacramentos de la Reconciliación o penitencia y la Sagrada Comunión.
Demos gracias a Dios por habernos
llamado a formar parte de su pueblo santo, la Iglesia católica, a través
de la fe y el bautismo. Sintámonos felices, orgullosos y agradecidos de nuestra gloriosa condición cristiana de
hijos de Dios, discípulos de Jesucristo, y miembros de nuestra Santa Iglesia
Católica. Y practiquemos cabalmente nuestra Santa Religión, que nos lleva a
la felicidad y a la salvación eterna. Para ello, encomendémonos a la maternal
protección de la
Virgen Santísima , nuestra amorosa Madre celestial, la Virgen de Coromoto, Patrona
de Venezuela y de nuestra Arquidiócesis de Caracas.
¡Viva Jesús Nazareno! ¡Viva la Virgen de Coromoto! ¡Viva la Iglesia Católica ! ¡Viva el Papa
Francisco! Amén.
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