Medarda Piñero avanza en su proceso de beatificación



Dios le pague mijitico, es la frase que marcó su práctica caritativa. El Vaticano realizó segunda revisión al proceso de beatificación de la tachirense Medarda Piñero, una Sierva de Dios, cuya vida estuvo dedicada a su familia y practicar la caridad entre sus hermanos más necesitados, como modelo a seguir de creyente cristiana.

Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic 

Roma, 15 de abril de 2014.- La segunda apertura del supletivo relacionado con el proceso de beatificación de la Sierva de Dios, Medarda Piñero, se cumplió en esta fecha durante una diligencia que realizó el presbítero Roberth Hernández, ante la Congregación para la Causa de los Santos en Roma, según reportó la oficina de prensa de la Diócesis de San Cristóbal.


El Padre Hernández, postulador de la causa, dijo que “hoy 15 de abril, a las 10 de la mañana, se llevó a cabo en Roma la segunda apertura del supletivo del Proceso de Beatificación de la Sierva de Dios Medarda Piñero. Es importante recordar que hace aproximadamente un año se realizó el proceso de la primera apertura”.

“Posteriormente la Congregación para la Causa de los Santos, pidió fuesen agregados alguna documentación con testimonios de las obras de la Sierva de Dios, este proceso diocesano se llevó a cabo en unos 10 meses aproximadamente”, agregó.

Según explica después de esto se espera la pronunciación de la Congregación para la Causa de los Santos con la validez jurídica del proceso.

“Posteriormente se lleva a cabo la elaboración de la Potitio, que es la elaboración de un trabajo científico sobre la Sierva de Dios. Finalizada esta etapa se concluye con el reconocimiento canónico de las Virtudes Heroicas de nuestra Sierva de Dios Medarda Piñero”, señaló el sacerdote tachirense.

El reporte indica que el Padre Roberth Hernández estuvo acompañado como testigo de este proceso, por el seminarista José Gregorio Duque, también de la diócesis tachirense y fueron recibidos en la sede de la Congregación para la Causa de los Santos por Monseñor Giaccomo Pappalardo.

¿Quién era la Sierva de Dios, Medarda Piñero?


“María Geralda Guerrero de Piñero, pocos identifican este nombre que encierra una historia de sacrificios y trabajo, dedicados al más pobre y necesitado”, se puede leer en una reseña elaborada por Héctor Yepez

Nació el 13 de octubre de 1885, en Caricuena, municipio La Grita, “en el seno de una familia pobre, pero donde reinaba la alegría y el amor”, dijo Yepez citando al escritor Antonio Sánchez en su libro “Caridad hecha Mujer”.

Desde muy joven tuvo que sortear diversas dificultades como la muerte de su padre, Maximiliano Guerrero y una de sus hermanas, debido a la enfermedad conocida como viruela negra, que azotaba a la humanidad en aquella época.

Es por esta razón, que su madre Juana García se ve en la obligación de alejarse de La Grita, con su pequeña hija, contando apenas doce años de edad y en busca de un lugar más seguro, llegaron a la pequeña población de Seboruco, donde para sorpresa de ellas se encontraron los estragos de la viruela.

Allí fue cuando comprendió la gran cantidad de personas que necesitaban atención y ayuda. Fase importante en su corta vida, pues se entregó por completo al servicio de caridad a enfermos y desposeídos.

“Cuando cumplió 28 años de edad se casó, el ocho de mayo de 1915, con José Piñero en la Parroquia San Pedro Apóstol de Seboruco. De dicha unión nacieron 10 hijos: Marco Arecio, Juan, Antonio, José Encarnación, María Nieves del Carmen, Digna Rosa, José Bernabé, Fernando José, Josefina y Leonor”, relata Yepez.

“En la casa de los Piñero Guerrero, había una sala de tres metros por tres, allí recibían de 10 a 15 enfermos”, lo cual indica la clara vocación social y humanitaria de esta creyente venezolana que ahora va rumbo a los altares de la santidad.

En el libro de Sánchez describen a una mujer que “se paseaba por las calles de Seboruco, con sus alpargatas rotas y sostenidas por una cabuya, en busca de dinero para comprar el ataúd del que partió de este mundo terrenal, acongojada por el fallecimiento; al tiempo que buscaba  la comida del que aún luchaba por sobrevivir”.

“Dios le pague mijitico”

Muchas personas recuerdan su frase “Dios le pague mijitico” cada vez que algún buen cristiano le ayudaba en su obra caritativa. Fue una fiel creyente del Niño Jesús, hasta el momento de su muerte el seis de enero de 1972.

Su trabajo por los más necesitados ha sido reconocido por la Cruz Roja venezolana, que le otorgó el botón de oro; y sus restos reposan en la capilla del cementerio de Torcoroma, en Seboruco.


La iglesia católica del Táchira trabaja por alcanzar la beatificación y canonización de Medarda Piñero, que ya logró escalar su primer peldaño al ser nombrada Sierva de Dios por el papa Juan Pablo segundo en su visita a México, en julio de 2002.


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