Miércoles Santo: El Nazareno - Fe y devoción




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Jn 19, 17-18

Un predominio de morado de incienso y de genuflexión… invade la geografía espiritual de Venezuela el miércoles santo, cuando la multitud de creyentes se congrega en torno a la imagen de El Nazareno, Jesús que carga la cruz sobre sus hombros camino del Calvario. Es esta la imagen de Jesucristo que mueve y conmueve con mayor fuerza la devoción del pueblo católico venezolano. No hay pueblo ni ciudad, capilla ni templo donde no se venere una imagen de este “paso” de la pasión del Señor. Innumerables son los testimonios de quienes confiesan haber recibido “un favor”, “un milagro” de El Nazareno. Y esos milagros son la respuesta de Dios ante la diversidad de necesidades de los creyentes: la salud, la conversión, la libertad, la reconciliación, el perdón, el trabajo, la vivienda, la vuelta a los sacramentos… Diversas e incontables son las manifestaciones de gratitud de los que se han visto socorridos en sus necesidades tras haber suplicado a Jesús cargado con la cruz de nuestros pecados, miserias y penurias.
La devoción a El Nazareno está enraizada en los albores de la evangelización de Venezuela.
Ha crecido el país con esta devoción y ha crecido la devoción con el país.
Digna de admiración es la fidelidad con la cual los “promesantes” o “promeseros” cumplen cada año con el piadoso rito de “vestirse de Nazareno”; de ofrendar flores, velas, y limosnas; de permanecer horas contemplando el rostro adolorido y ensangrentado de Aquel que ha tomado para sí, sus plegarias y congojas; de caminar descalzos tras su imagen en procesión. Así le “pagan la promesa”, con el corazón lleno de gozo porque El Nazareno, con su acción providente y misericordiosa, transformo sus penas y angustias en causa de fe y alegría.
El Nazareno de San Pablo, El Nazareno de San Jacinto –perteneciente al hoy desaparecido Convento de San Jacinto de los Dominicos frente a la Casa Natal del Libertador-, en Caracas; El Nazareno de Achaguas en el estado apure, El Nazareno de Lecumberry en el estado Miranda, entre otras… son imágenes celebres y emblemáticas por la devoción de los fieles y por los hechos o circunstancias que la motivaron. Sin embargo, en cada pueblo o templo donde se venera a El Nazareno, goza de igual importancia y valor el fervor que sus devotos le profesan y son singulares y sorprendentes los milagros que ha obrado para el bien, sanación y salvación de personas y comunidades.
La tradición popular le atribuye a estas imágenes de El Nazareno prodigios que causan asombro al hombre actual.
Es necesario, a la luz de la fe verdadera, deslindar la leyenda y “algunas creencias” del verdadero culto que se le debe tributar a las imágenes.
Por ello, la Iglesia en su misión de llevar a todos los fieles al conocimiento pleno de la Revelación en Cristo, no escatima esfuerzo. Es su vocación y su servicio: ver, juzgar y actuar con amorosa y maternal solicitud para exhortar, corregir y proponer los medios necesarios a fin de que esta manifestación, tan sublime de la piedad popular, contribuya al conocimiento de la Persona y el Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo, que despierte en los creyentes una adhesión capaz de transformar su vida y su realidad social y eclesial.
¿Que tengo yo, que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, … que agobiado con el peso de la cruz, cargado con nuestros dolores y pecados, con nuestras necesidades y aflicciones sigues mostrándote a la humanidad con rostro herido y amoratado, con mirar dulce, sereno y comprensivo? ¿Qué persigues de nosotros Jesús mío, fatigado y doblado por el peso del madero camino del Calvario?
Estas interrogantes nos nacen al ver como el pueblo devoto y sencillo, humilde en su fe se acerca a este icono del Siervo de Dios sufriente. Es comprensible.
Pero... también surgen al contemplar la realidad de nuestro mundo que pretende vivir de espaldas a Dios. De un mundo deslumbrado y sometido por el falso destello de los …ismos: materialismo, consumismo, relativismo, egoísmo, esoterismo, y…¡Es Misterio!
La fe del hombre es respuesta a la invitación que Dios le hace para que le conozca, le ame y le siga. Es iniciativa de Dios la propuesta de diálogo con la humanidad. Es una búsqueda constante de Dios para que el hombre cultive una amistad personal e intima con Él.
Y en Jesús de de Nazaret, el Hijo de Dios hecho hombre, esta invitación alcanza su plenitud: Dice El Nazareno: <> (Lc 9, 23)
Es esta la invitación permanente que nos hace a todos los hombres, sin distinción ni exclusión. Y ÉL nos da el ejemplo. En Jesucristo, Dios y hombre, la humanidad encuentra la revelación de un Dios cercano, semejante en todo a los hombres menos en el pecado. Un Dios que sufriendo aprendió a obedecer, que cargó sobre sí todas nuestras flaquezas y limitaciones para liberarnos. Un Dios capaz de compadecerse con nuestro dolor porque Él mismo los padeció. Un Dios que en sus caídas, bajo el peso de la cruz, nos da el aliento, el ejemplo, la fuerza -tan necesaria- de su gracia para levantarnos. Un Dios que no se queda en el dolor sino que lo transforma en instrumento, en medio de redención.
Es esa la amistad que en nosotros, los creyentes, El Nazareno procura.
Tomar la propia cruz de mi vida... De mi realidad personal, de mi propia historia, de mi familia. De la sociedad donde me ha tocado vivir, del estado de vida al que fui llamado y vivo. De la Iglesia de la cual soy miembro por el bautismo…
La propia cruz, la mía. En el hoy y ahora de mi existencia. En la ciudad y en el país donde estoy.
Y El Nazareno sigue llamándonos: <> (Mt 11, 28-30).
La verdadera devoción a El Nazareno nos interpela. Nos compromete a revestirnos de Él, de sus sentimientos, de su mensaje, de su ejemplo, de su manera de amar y de servir a Dios y a los hermanos, porque en El Nazareno todos somos hermanos y coherederos con Él, de la gloria del Padre.
Porque <<Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores:.. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz, por sus llagas hemos sido curados.>> (Is 53, 4-5)

y el Nazareno de San Pablo salió otra vez en procesión.  La experiencia del recorrido de El Nazareno por las diversas parroquias de la ciudad de Caracas ha sido una feliz ocasión para renovar la fe y avivar el encuentro de todos los fieles con Jesucristo, con su palabra y con sus sacramentos. También ha sido la ocasión de acercar el mensaje de salvación a los más distantes o indiferentes. Como en el evangelio, Jesús cargado con la cruz camino del calvario salió a encontrarse con quienes hacen vida en la ciudad. Los testimonios gráficos dan cuenta del fervor que ha despertado en el pueblo creyente El Nazareno en misión.
Inscrita dentro de la propuesta de los Obispos Latinoamericanos y del Caribe reunidos en la ciudad de Aparecida (Brasil, 2007) de realizar una Misión Continental Evangelizadora, los Pastores de la Iglesia de Caracas: el Sr. Arzobispo Cardenal, Jorge Urosa, sus Obispos Auxiliares, los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos en general salieron a misionar. Presididos por El Nazareno de San Pablo han salido a invitar al Pueblo de Dios que peregrina en Caracas a un encuentro vivo con Jesucristo para impulsar la comunión con Dios y fraterna, el compromiso misionero y la solidaridad social especialmente con los más necesitados.
La misión quiere: renovar la fe y la vida cristiana de los caraqueños; acercar el mensaje de salvación a los que se han alejado y a los indiferentes; que conozcan el amor de Dios, su palabra de vida y se encuentren con Él para que su vida cambie. Que trabajemos por la paz. Que todos seamos constructores de paz para que nuestros conflictos, nuestras diferencias sean resueltos a través del diálogo, de la concertación. Que caminemos por las sendas de la fraternidad, de la justicia y del progreso social. Que saquemos de nuestros corazones todo signo de violencia. Que se renueve la vida de la Iglesia y haya un resurgir de vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa.
Todos estamos llamados a participar en esta nueva Misión Continental Evangelizadora nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión para anunciar a Jesucristo.
Todos estamos llamados ser Discípulos Misioneros de El Nazareno, Jesucristo el mismo, ayer, hoy y siempre. (Heb 13, 8)
Sean el esfuerzo, el sacrificio y la entrega confiada y generosa; junto a las conversiones, los favores concedidos y el gozo de esta Misión Arquidiocesana la mejor ofrenda a El Nazareno en esta Pascua de 2011.
JORAFA/ abril 2011


Nazareno de San Pablo durante peregrinación en sectores de Caracas en el año 2011. Foto: RAP


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