Monseñor Castor Azuaje fue recordado en Trujillo a un año de su fallecimiento

Misas y homenajes en las diferentes parroquias al cumplirse 1 año de su fallecimiento a causa del Covid-19. Los católicos lo recuerdan con gran aprecio por el trabajo pastoral realizado

Ramón Antonio Pérez // @GuardianCatolic
Vicaría episcopal para las comunicaciones
Caracas, 11 de enero de 2022

El 8 de enero del año 2021, de manera sorpresiva, los católicos trujillanos se vieron impactados con la noticia del fallecimiento de monseñor Cástor Oswaldo Azuaje Pérez, su pastor diocesano.  Pocos días atrás fueron informados de que el prelado había contraído el Covid 19 y, muy recientemente lo habían hospitalizado en la ciudad de Valera. 

Como en tantos casos, no hubo mucho tiempo para rendirle un merecido homenaje, aunque la diócesis organizó con la mayor solemnidad posible las honras fúnebres, las exequias y el novenario.

El pasado martes 8 de este año 2022, toda la diócesis, con su actual obispo a la cabeza rindió homenaje al pastor diocesano. En las diversas parroquias hubo demostraciones de afecto y la celebración de la Santa Misa en sufragio por su eterno descanso, tal como indicó monseñor José Trinidad Valera Angulo a sus sacerdotes.

Desde la Conferencia Episcopal en Caracas, donde se realiza la asamblea ordinaria de los obispos venezolanos, Monseñor José Trinidad y otros prelados cercanos a monseñor Azuaje enviaron su “video mensaje” a la diócesis recodando al querido pastor y animando a los diocesanos a proseguir sus buenos ejemplos y enseñanzas.

Por su parte los párrocos organizaron no solo los funerales y el Santo Rosario en sus respetivas iglesias, sino que le rindieron honores difundiendo videos, imágenes, canciones, y exaltando a través de diversos actos la figura episcopal del muy recodado monseñor Oswaldo Azuaje.

Pastor diocesano según el corazón de Cristo

En el templo catedral de Trujillo se ofició el funeral diocesano, presidido por el vicario general de la diócesis, presbítero Rubén Delgado y concelebrado por los presbíteros de la zona pastoral Nuestra Señora de La Paz. El padre Rubén, quién fue vicario general del obispo Azuaje y muy cercano colaborador, recordó la fructífera labor episcopal que en apenas ocho años desarrolló el obispo IV bispo de Trujillo.

También aprovechó el sacerdote para relatar brevemente el itinerario del presbítero, religioso y IV obispo de Trujillo quien había asumido la diócesis en la catedral el 9 de junio del 2012 para sustituir a monseñor Vicente Ramón Hernández Peña.

La obra episcopal del IV Obispo de Trujillo fue fructífera y abundante a pasar del corto tiempo. Durante estos ocho años y medio al frente de nuestra Iglesia particular su celo pastoral le llevó a desarrollar diversos planes acompañados por un seguimiento personal y cercanía con sus sacerdotes, religiosas, seminaristas y laicos”, expresó.

Una de sus primeras intenciones fue concretar el primer Sínodo para la diócesis de Trujillo. El objetivo central del Sínodo, en palabras del Obispo, consistió en que Trujillo sea una Iglesia discípula Misionera en Marcha, casa y escuela de comunión; las asambleas, convivencias, debates y acuerdos, produjo sus frutos de mayor conocimiento intra eclesial entre sus diocesanos, renovación pastoral y el establecimiento de los lineamientos pastorales para la renovación pastoral.

También tuvo entre sus principales afanes pastorales el acompañamiento de su clero; procuró brindarles afecto y orientación desde una actitud paternal. Así mismo impulsó decididamente la pastoral del clero e incrementó su número logrando ordenar casi 50 nuevos sacerdotes. Se empeñó en consolidar la formación permanente enviando a cursar estudios en el exterior unos 20 presbíteros.

El Seminario Diocesano Sagrado Corazón de Jesús constituyó para él una prioridad. Continuamente se hacía presente, atendía a los formadores y seminaristas en cuanto le fuese posible y dispensó dos visitas pastorales al seminario.

No menos importante fue para el pastor diocesano su cercanía a la vida religiosa. Las congregaciones masculinas y las hermanas religiosas dan testimonio de su estilo fraternal de comunión eclesiástica con ellos.

Pero se ocupaba también de la formación y el incremento de diaconado permanente; de apertura y escucha para con el laicado, cultivando en estos años muchas amistades y promocionando los grupos y movimientos de apostolado seglar. No faltó entre sus empeños la atención de su Iglesia de una manera organizada. Para ello se empeñó en la reestructuración de los servicios pastorales de la curia y de la diócesis: vicarios episcopales, consejos de asesores, arciprestes para las zonas pastorales, sacerdotes asesores para las pastorales, etc.

Unos de sus anhelos fue la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández. Se empeñó en crear la pastoral de santuarios.  Con mucha frecuencia la vida del Venerable era inspiración en sus homilías y dispensó innumerables visitas al santuario Niño Jesús, lugar de nacimiento y crianza del Dr. Hernández.

La obra episcopal de IV obispo de Trujillo fue prolífica: creación de parroquias, visitas pastorales, redacción de cartas pastorales, frecuentes visitas a las parroquias para presidir el sacramento de la confirmación o las fiestas patronales, presencia y constante relación con las instituciones educativas, culturales, empresariales y de diversa índole, valientes intervenciones en sus homilías sobre la situación social, etc. Nunca le fue ajeno el sufrimiento de los más vulnerables por quienes, desde su lugar de pastor, oraba, exhortaba e intervenía en la medida de sus posibilidades.

Otras dos facetas fueron muy importantes de la vida y obra de Monseñor Oswaldo: su fraternidad episcopal y el evidente afecto y compromiso por su familia.



Publicar un comentario

0 Comentarios