Nuevamente
el obispo de San Cristobal realizó una serie de denuncias acerca de la realidad
venezolana, destacando el compromiso de la iglesia con los más sufridos del
país suramericano
Ago 18, 2019
Ya quisiera el
gobierno de Nicolás Maduro que monseñor Mario del Valle Moronta Rodríguez y la
iglesia venezolana en general, bajaran el tono de sus mensajes ante la cruda
realidad que agobia a los venezolanos. Antes bien, en cada celebración religiosa
y en la oportunidad de intercambiar con los medios de comunicación, el obispo
de San Cristobal y sus hermanos, asumen con mayor fuerza el compromiso con la
población más sufrida.
En estos tiempos
de supuestas “vacaciones políticas” en Venezuela, es cuando más trabajo tiene Moronta.
Él sabe que es un momento decisivo para el futuro del país: se habla de “fallidos
diálogos” y “llamados a elecciones”; desde la “ilegítima Constituyente” allanan
la inmunidad de diputados; y el “deseo de invasión gringa” hace surgir
rivalidades entre sectores vinculados a la oposición azuzadas por el gobierno
de Maduro.
El primer vice
presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, parece entender que quedarse
callado en este contexto significa prolongar el sufrimiento de los venezolanos.
Por eso prefiere hablar, denunciar y conciliar...celebrar, caminar y hablar con
el pueblo que acude en masa a las festividades en la diócesis tachirense, como
ocurrió el jueves 15 de agosto en la fiesta de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba, al mismo tiempo, festividad
de la Asunción de la Virgen María la iglesia universal.
“La
Iglesia no se aleja del sufrimiento ni del dolor de la humanidad”, dijo
en el mensaje enviado a Aleteia. Y por ahí comenzó, con uno
de los temas más sentidos en la población venezolana y de seria repercusión en
los países vecinos: la migración forzada.
“La
iglesia hace suyos los dolores y tristezas de tantos migrantes de nuestro país
y de otras naciones que salen en búsqueda de mejores condiciones de vida”,
dijo el obispo de San Cristóbal.
Violación de los derechos humanos
También habló de
otros temas sufridos a plenitud por los venezolanos: “los sufrimientos de
tantos enfermos abandonados a su suerte por no recibir la necesaria atención
que requieren por su propia dignidad humana”; “el dolor de tantas madres que
ven cómo sus hijos se pierden en la oscurana de las drogas y de la violencia”; y
“la angustia de quienes ven desaparecer a sus hijos conducidos por engaño hacia
paraísos inexistentes por las mafias de inhumanos y desgraciados que juegan con
la ilusión y la necesidad de la gente”.
Moronta mostró
también la solidaridad eclesial con los casos de violaciones de los derechos
humanos más impactantes, ocurridos en el último año en Venezuela de manos del
gobierno que dirige Nicolás Maduro. Así, habló de “los dolores de las esposas e
hijos de quienes están siendo torturados y hasta asesinados”, como el
Capitán de Corbeta Acosta y el Concejal de Caracas Fernando Albán, quienes
murieron estando bajo la custodia de los organismos policiales y militares
allegados al gobierno socialista de Venezuela.
Igualmente, se
refirió a la “indefensión, el llanto y la impotencia” del joven Rufo Chacón, “privado
de su visión por la saña de quien no tiene temor de Dios”; e hizo suyos
“los
angustiosos interrogantes de quienes están pasando hambre” en Venezuela.
Luego mencionó que comparte “el dolor y el sufrimiento causados por quienes se
dicen servidores de la nación y se dedican más bien a imponer un inhumano,
ilegítimo y destructor sistema de gobierno”, una clara alusión al gobierno que impera
en el país bolivariano.
Sin embargo, como
“Buen Pastor”, dejó abiertas las puertas a la esperanza y reconciliación de
todos los sectores “sin odio ni rencores”. Moronta dejó claro que “la Iglesia
escucha el clamor del pueblo sufriente y lo convierte en voz profética de
denuncia del pecado del mundo y en anuncio de la necesaria liberación que todos
requerimos”.
Para el Obispo
de San Cristobal esto es parte de la tarea misionera de la “Iglesia en salida”
que propone el Papa Francisco. “Una Iglesia que no se encierra en sus
sacristías como pretenden algunos; la que no se distrae en privilegios o
componendas de falsos pactos sociales; la que no se deja seducir por ideologías
que destruyen la esencia del pueblo”.
Virgen María intercede por Venezuela
La Virgen de la
Consolación se trata de una imagen original que data de 1508. Con mucho
entusiasmo los feligreses la llevaron en la madrugada del jueves 15 a la catedral
de San Cristóbal en medio de su tradicional procesión. Nuevamente las palabras
de Moronta guiaron en su andar a los devotos tachirenses. “Hoy la contemplamos,
como la consoladora de nuestro pueblo y la dolorosa que ha sufrido en su
corazón también la espada que se lo atravesaba, como bien lo profetizaba
Simeón, en el templo de Jerusalén”, expresó.
“Ambas
características propias de María se conjugan: es consoladora ante el dolor de
la humanidad; y es dolorosa al cumplir la misión de ser la primera discípula de
Jesús”, añadió implorando ayuda para el pueblo tachirense agobiado por
“la crisis que los afecta, con la escasez de alimentos, medicinas,
electricidad, gasolina”. “La Virgen de Consolación interceda por nosotros”,
fueron palabras de cierre de monseñor Mario Moronta.
De manera que la
fiesta de la Consolación, no sólo reunió a miles de devotos para peregrinar
hasta Táriba y participar en misa junto al obispo, también para escuchar la voz
profética y el mensaje de la iglesia. Ya lo decía un feligrés en el noticiero
local: “Hemos venido a escuchar de nuestra iglesia esas palabras de vida, de esperanza
y acompañamiento que no escuchamos en otros lados”. Moronta no los
defraudó, pero desde el gobierno de Maduro también lo escuchaban muy inquietos.
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