La exigencia principal es la salida de Nicolás Maduro del poder, “porque su gobierno es ilegítimo y no genera confianza”; pero la CEV también ha pedido elecciones presidenciales en el menor tiempo posible
La Iglesia católica en coherencia con su misión, sabe que los conflictos siempre deben resolverse dentro de un clima de respeto, tolerancia y apegado a los ordenamientos legales. Así ha actuado en Venezuela, aunque sus orientaciones no han sido tomadas en cuenta, especialmente, por uno de los factores en pugna, el que impuso el sistema de gobierno conocido como “socialismo del siglo XXI”.
Desde la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), han visto con preocupación cómo el resultado de este tipo de régimen solo ha generado inestabilidad social, política y económica, desatando una “crisis humanitaria” que azota a la nación, con serias repercusiones en varios países de América Latina y el mundo.
No son únicamente los más de cuatro millones de personas que han “huido” de Venezuela buscando las maneras de sobrevivir; los prelados también han denunciado al régimen de Nicolás Maduro, de cometer “graves violaciones de los derechos económicos y sociales, incluidos los derechos a la alimentación y la salud”. Además, “el Estado ha denegado sistemáticamente los derechos de las víctimas de violaciones de los derechos humanos a la verdad, la justicia y la reparación”. Coinciden así con el Informe de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, presentado el 4 de julio.
Maduro no genera confianza
No es un panorama fácil pero la iglesia sigue ofreciendo sus análisis y orientaciones; y ayuda a superar la crisis, muchas veces cumpliendo de manera más eficiente que el Estado en temas de contenido social. Es, en esencia, la institución con mayor credibilidad en el país bolivariano. Así, el pasado 11 de julio, tras finalizar su asamblea plenaria, la CEV dio a conocer la exhortación: “Dios quiere para Venezuela un futuro de esperanza”, ofreciendo una de sus propuestas más arriesgadas para salir de la dramática situación.
“Ante la realidad de un gobierno ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo, una vuelta a la Constitución”, dijeron en el documento leído por los monseñores Jesús González de Zárate, arzobispo de Cumaná; Jorge Aníbal Quintero, obispo de Barcelona; y José Manuel Romero, obispo de El Tigre. Los obispos plantearon la necesaria “elección en el menor tiempo posible de un nuevo Presidente de la República”.
La postura de los prelados fue unánime en cuanto al diagnóstico y la solución sobre Venezuela. El cardenal Baltazar Enrique Porras Cardozo, al ser consultado para Aleteia, pronunció que “nosotros no tenemos propuestas concretas sino unos principios generales expresados en la última exhortación, donde se habló de la necesidad de unas elecciones entre cuyos argumentos está la ilegitimidad del Presidente (Nicolás Maduro)”.
Indicó que la logística necesaria y cómo hacerlo, debe surgir de las partes negociadoras para que estas elecciones “puedan darse con transparencia y contando con la presencia y observación de los organismos multilaterales”. Ratificó: primero, la necesidad de que se este proceso electoral se realice; y segundo, que Maduro no esté más el poder. “Pareciera que con la presencia de él en la Primera Magistratura no se genera la confianza necesaria”, expuso el administrador apostólico de Caracas y arzobispo de Mérida.
Las condiciones de la Iglesia
Efectivamente, la Conferencia Episcopal Venezolana postuló una serie de “condiciones indispensables”, con el propósito de buscar que esa elección presidencial “sea realmente libre y responda a la voluntad del pueblo soberano”.
Nuevo CNE. La primera exigencia es la escogencia de “un nuevo Consejo Nacional Electoral imparcial”. “Los obispos hacemos esta propuesta porque la población ha perdido su confianza en el árbitro electoral; entonces, es necesario que se escoja un nuevo organismo electoral”, dijo González de Zárate en conversación exclusiva con Aleteia.
El prelado indicó que “los nuevos rectores del CNE deben ser escogidos por los diputados de la Asamblea Nacional”, el único poder legítimo en manos opositoras.
Actualizar el registro electoral. El segundo lineamiento de la CEV en su exhortación del 11 de julio, en torno al llamado de unas elecciones. “busca despejar las dudas que existen sobre el padrón electoral”, dijo el arzobispo de Cumaná. “Los obispos solicitamos que esta data se actualice y se le brinde la posibilidad a todos de participar. Cuando hablamos de condiciones de libertad y justicia es la aspiración de que puedan participar en unas eventuales elecciones todos los grupos de opinión y partidos políticos”, apuntó.
Permitir votar fuera de Venezuela. “Facilitar el voto de los venezolanos en el exterior”, ha sido otras de las condiciones expresadas en la exhortación de la CEV. González de Zárate, argumentó que “fuera de Venezuela existe un gran número de ciudadanos, en su mayoría jóvenes, cuya opinión es muy importante para definir un proceso electoral”.
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Observación internacional. Supervisar las elecciones con los organismos multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea (UE), ha sido una de las líneas de acción planteadas por los obispos y que las partes en conflicto deberían tomar en cuenta. “Estos organismos multilaterales deben tener el reconocimiento y la aceptación de las partes”, dijo.
Agregó que “a Venezuela han venido acompañantes en anteriores procesos pero solo han estado días previos a las elecciones, sin formar parte de todo el proceso de preparación previo al acto del voto; velar por las condiciones durante todo el proceso técnico de las elecciones, es decir, que puedan cumplir con los estándares internacionales”.
Discrepancias en el gobierno de Maduro
A la par de la asamblea episcopal, se cumplieron algunas conversaciones entre delegados de Nicolás Maduro y Juan Guaidó, en Barbados, sin presencia de la iglesia. La mediación fue responsabilidad del Reino de Noruega y aunque ya existe un “acuerdo” para que las partes “realicen consultas para poder avanzar en la negociación”, no todos los sectores del régimen socialista parecen dispuestos a aceptar unas elecciones presidenciales.
Entre estos, el primer vicepresidente del partido de gobierno y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, quien afirmó en el Canal 8 (VTV), que en la mesa de Noruega no estaba planteada la realización de una elección presidencial y “el diálogo para nada significa claudicar o rendirse”.
Diosdado expresó que los únicos que pueden convocar elecciones fuera del lapso presidencial que culminaría en 2025, son los integrantes de la Asamblea Constituyente, sin embargo, esta institución es considerada ilegítima por más de cincuenta países de América y Europa y por varios organismos multilaterales y regionales.
Por eso, la CEV también le salió al paso a estas voces, solicitando “igualmente el cese de la Asamblea Nacional Constituyente”, según dejó claro en su exhortación del 11 de julio.
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