Mejor
no pudo estar el 29 de septiembre para la Iglesia de Mérida. Fueron cuatro los festejos en
el marco de la solemnidad de los Santos Arcángeles Miguel,
Rafael y Gabriel
Así lo cuenta el padre Duglas Alexander Briceño, desde la oficina
de prensa de la Arquidiócesis de Mérida, cuya nota de prensa se reproduce a continuación, de manera íntegra:
Iglesia Merideña celebró Jubileo
Arzobispal
Prensa Arquidiocesis/DAB
Con
una solemne ceremonia celebrada en la catedral metropolitana el pasado viernes
29 de septiembre, solemnidad de los Santos Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel,
la Arquidiócesis de Mérida celebró el Jubileo arzobispal, en el marco de los
102 años del nacimiento del Siervo de Dios monseñor Miguel Antonio Salas Salas;
50 años de Ordenación Sacerdotal y 25 años de Arzobispo de SER Baltazar Enrique
Cardenal Porras Cardozo, y la Ordenación Episcopal de monseñor Luis Enrique
Rojas Ruiz, titular de Unizibira y Obispo Auxiliar de Mérida, y con la
participación de un gran número de fieles.
102 años del nacimiento de
Monseñor Salas
Luego
de la procesión de entrada, acompañada por más de 400 monaguillos,
seminaristas, sacerdotes y un grupo de obispos, el Cardenal Porras realizó una
oración ante el cuadro de Mons. Miguel Antonio Salas, Siervo de Dios, quien se
encuentra camino a los altares, luego de ello bajó a la cripta donde reposan
los restos para ofrecer oraciones, incienso y unas flores junto a sus
familiares.
Jubileo Arzobispal
Seguido
de ello el Cardenal sube al altar donde es revestido, acompañado por su hermano
Iván Porras Cardozo y su prima Doris Sánchez Porras, de rodillas ante la Imagen
de la Inmaculada Concepción, patrona de esta Iglesia de Mérida, renovó su Consagración,
como gesto de agradecimiento por estos cincuenta años de feliz y fecundo
ministerio sacerdotal al servicio de Cristo; luego el Padre Alexander Rivera,
leyó la carta enviada por el Papa Francisco al Cardenal Baltazar Porras con
motivo de sus bodas de oro sacerdotales en la que expresaba su cercanía y
afecto al Cardenal y recordaba su misión en la Iglesia. Posteriormente la
Señorita Andreina Ramírez dio testimonio en nombre de los “Consentidos del
Cardenal” como lo son los monaguillos y en nombre de toda la feligresía
merideña.
Ordenación Episcopal
Con
el canto del Veni Creator, se comenzó la Ordenación Episcopal, luego se leyó el
mandato pontificio para así proceder a la homilía en la que el cardenal hizo un
recorrido desde la fiesta litúrgica que se celebraba, unido a los
acontecimientos recordados, para finalizar con la exhortación al ordenando, de
su misión en la iglesia local.
Posteriormente
se continuó con el ritual de ordenación, empezando con las promesas del
elegido, donde el ordenando fue interrogado para asumir su compromiso de
entrega total y absoluta al Pueblo de Dios, y manifestó la voluntad de cumplir
su ministerio, según el deseo de Cristo y de la Iglesia; siguiendo con el
momento de la postración, signo de humildad y pequeñez del hombre ante Dios,
acompañado con el canto de las letanías de los Santos.
La
Imposición de Manos de los obispos y la Oración Consecratoria son el centro de
la ordenación episcopal. Con este gesto es invocado el Espíritu Santo en su
plenitud, ya sea para realizar una curación, transmitir una gracia, un carisma
o consagrar un elegido para una función determinada. Seguidamente se ungió con
el Crisma en la cabeza y se le entregaron las insignias episcopales, el anillo
que representa el poder para santificar; la mitra que simboliza el poder para
enseñar y el báculo pastoral que representa el poder para gobernar.
La
celebración de la eucaristía terminó con las palabras de agradecimiento del
nuevo obispo y la bendición a todos los presentes.
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