27 de ABRIL de 2016
Carmen Josefina Méndez es una mujer de los llanos venezolanos
próxima a cumplir 72 años de vida. Desde los 40 años padece artrosis en ambas
rodillas, malestar que por temor natural a una intervención quirúrgica nunca se
quiso tratar.
Con todo, a fuerza de voluntad y coraje, y en la condición de
madre soltera, superó las peores necesidades para levantar a una familia de
diez hijos. Ella vive en el céntrico estado Guárico.
No obstante, Carmen
no supera el malestar causado por el deficiente servicio eléctrico que en un lapso de 72 horas, desde que
este 25 de abril, cuando se comenzó a aplicar el Plan de Administración de Carga,
le dañaron sus dos aparatos de refrigeración.
En esos enseres domésticos, la mujer conservaba algunos rubros
alimenticios y medicamentos, de por si tan escasos como los repuestos de las
“neveras quemadas”, una riqueza para esta venezolana de escasos recursos
económicos. Perdió todo.
Carmen comienza a sentir que en
Venezuela “lo que reina es la oscurana”, según dice con su típico acento
llanero (dialecto de la zona de los Llanos colombo-venezolano). “Es
decir, la mala calidad de vida que cada día parece ensañarse contra nosotros
los más pobres”, lamentó la mujer guariqueña.
Operan bajo la luz del
celular
Otro testimonio pudiera “dar más luces” sobre esta situación que a
diario viven los venezolanos.
La noche del 8 de abril, un
grupo de médicos del Hospital Universitario de Maracaibo se vio obligado en la ardua tarea de trabajar dentro del quirófano
donde operan a los pacientes de emergencia,
usando solo la luz de sus celulares.
El caso se hizo viral en las redes sociales, siendo una dura realidad
constatada por los medios informativos de mayor tradición.
“Alrededor de las ocho y treinta de la noche, una falla eléctrica en el centro médico y
una activación tardía de la planta dejó un margen de 37 minutos en los que el
personal de salud trabajó usando únicamente las linternas en sus teléfonos”,
reseñó el diario El
Nacional.
Entre los venezolanos la responsabilidad por la “falta de luz”
tiene como destinatario al Gobierno y sus políticas de control.
“La carencia de comida, medicamentos y ahora electricidad,
son maneras de condicionar a la gente más humilde y menos informada por
parte de este gobierno”, explicó el profesor Rubén Darío Briceño.
“Es una historia que se repite en toda la geografía nacional.
No desde ahora, sino desde más de tres lustros, justamente el tiempo que tienen
gobernando con una marcada deficiencia en el mantenimiento de las estructuras
del Estado.
Esto el Gobierno lo usa a su
favor para controlar a la gente y desmovilizarla”, sostiene el educador.
Un país apagado a destajos
El plan de racionamiento está contemplado desde el 25 de abril
hasta el 1 de mayo. Son cuatro horas de racionamiento que deben experimentar
los ciudadanos venezolanos, cuyos sectores quedan organizados en “5 bloques (A,
B, C, D y E), con sus respectivas parroquias y horarios rotativos, los cuales
serán publicados semanalmente”.
El plan refiere que los bajos niveles de la represa “El Guri” es
consecuencia del fenómeno “El Niño” que ha permitido “la sequía más severa de
los últimos años”.
Esto, sin embargo, “no es creíble por la gente sencilla dado
el historial de mentiras del gobierno de Maduro y la poca información sobre
este tema”, dijo José Luis Caripe.
Recordó que desde febrero pasado, otras medidas del sector
eléctrico fueron dirigidas a “los centros comerciales quedando obligados a
trabajar entre la una y las tres de la tarde, y desde las siete a las nueve de
la noche”.
De igual manera, en los ministerios el horario de trabajo fue
reducido de lunes a jueves, desde las 7:30 hasta la 1:00 de la tarde.
Las nuevas medidas “no serán aplicadas oficialmente en la
Gran Caracas”, lo que es considerado “un temor por parte del gobierno a la
reacción de la gente”, dijo Caripe.
No obstante, desde este 25 de abril, en Maracaibo, donde la
temperatura supera los 30 grados, se generaron varias protestas en rechazo al
racionamiento eléctrico.
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