Integrando a excluidos en Venezuela: “Patear el barrio y estar con la gente”



18 ABRIL, 2016
“Nuestra intención es promover iniciativas comunitarias y socio-pastorales alternativas a los sistemas socio económicos y políticos establecidos en Venezuela, desde la realidad de las comunidades pobres, con el liderazgo y el protagonismo de los niños y jóvenes”.
De esta manera, el padre José Honegger Molina, describe los objetivos de FundaEpékeina, una organización que arribó a seis años de creada, y cuyo nicho de trabajo se ubica en las barriadas populares del área metropolitana de Caracas, aunque poco a poco se ha extendido hacia otras poblaciones en el interior del país.
Queremos contribuir con varias iniciativas en la formación de una nación justa, democrática, pluricultural y multicultural, en paz y convivencia armónica con las riquezas naturales que el Creador nos ha dado”, dice el entusiasta sacerdote.
La Red Joven en Caracas es uno de sus proyectos. “Fue creado para la capacitación e integración de los jóvenes de las zonas populares de todo el país”, aseguró Molina.
La intención es “motivar el surgimiento de ciudadanos emprendedores, líderes que formen parte del proceso de cambio socio-cultural y político de Venezuela”. De allí que en “La Red” participan jóvenes de las zonas pobres más de la ciudad como Petare, Catia, barrio Kennedy, así como sectores de Baruta y San Agustín del Sur, apuntó.
“Estoy emocionado de poder acompañarles y compartir con ustedes, esto es un sueño cumplido para la fundación y para todos los que trabajamos acá”, dijo durante la realización de una de las jornadas en Petare, el barrio más grande de América Latina.
FundaEpékeina fue creada hace seis años por Honegger Molina, impulsando diversos proyectos de contenido social: Murales, Papagayos por la Paz, Proyecto PNUD y Proyecto Juvenil que abarca: voluntariado juvenil nacional, grupo de estudiantes de Mérida y el grupo Las Acacias de Caracas, entre otras iniciativas.
Tiene cuatro coordinaciones resaltando primeramente la Casa Sacerdotal de Caracas, que se encarga de brindar apoyo a sacerdotes jubilados, enfermos o que sirven en lugares de extrema pobreza en la iglesia arquidiocesana de la capital venezolana.
La coordinación de Mérida desarrolla campamentos juveniles, foros, talleres e impulsa el núcleo de en la población de Canaguá, donde el 26 de febrero, inició el proyecto de recuperación del Paisaje Productivo de la aldea La Laguna en Canaguá, en alianza con el PNUD y con el apoyo técnico de la Universidad de Los Andes.
Luego viene la coordinación de Las Acacias, donde además de la sede, tienen un programa de formación en valores, un voluntariado juvenil y el proyecto infantil. En La Boyera, Honegger Molina es párroco de “La Anunciación del Señor”, y allí cuentan con un voluntariado juvenil, el proyecto infantil y el programa de refuerzo escolar.
Finalmente, la coordinación de Guarenas-Guatire (Miranda) acompaña un proyecto infantil; pero también está en proceso la creación de un núcleo en el estado Carabobo.
“Patear el barrio y estar con la gente”
“La manera de llegar a los más excluidos es regalándoles tiempo”, asegura el sacerdote. 
“El trabajo se da a través del acompañamiento e inserción”, explica Honegger quien llama a esto: “patear el barrio y conocer su gente, sudar el barrio”. Lo que implica y significa: “estar con ellos y caminar junto a ellos, hacerse amigo de los humildes, procurando que las acciones en que participamos sean prioritariamente, iniciativa y necesidad de las comunidades y sus sectores empobrecidos”.
La palabra ‘Epékeina’ habla del objetivo de la organización. Proviene del griego epékeina o hepekeína que significa ‘más allá de’ (…) De ahí nuestro lema: “Más allá de lo humano”, que también implica “trascender más allá del ser”, explicó.

Los integrantes de esta ong se llaman entre sí ‘epékeinos’, y sus valores característicos, son: “la fe en Jesucristo, la honestidad, el amor al trabajo, perseverancia y la paz; el compromiso, la excelencia, el respeto y la tolerancia, todos necesarios en la Venezuela de estos tiempos”, concluyó José Honegger Molina.




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