No
hay noticias del sacerdote secuestrado en Yemen. Los salesianos indican que
‘quedarse en los lugares con división y la pobreza testimonia la fe en el
mensaje cristiano’
Ramón
Antonio Pérez / @GuardianCatolic
(ZENIT, Ciudad del Vaticano)
El
papa Francisco reiteró este domingo, después de la oración del ángelus, “su
cercanía a las Misioneras de la Caridad por el grave luto que las ha golpeados”
con el asesinato de cuatro religiosas en Yemen, “donde asistían a los
ancianos”. Y añadió que reza por ellas y por las otras personas asesinadas en
el ataque, así como por sus familiares.
El
acto terrorista del jueves pasado en la
ciudad de Aden, concluyó con el asesinato de 4 religiosas de la orden fundada
por Madre Teresa de Calcuta, de otras 12 personas que se encontraban en la
estructura y con el secuestro del
sacerdote salesiano, Tom Uzhunnalil.
“Estas
son los mártires de hoy” dijo el Papa que lamentó: “No son portada de los
periódicos. No son noticia”.
El
Pontífice señaló además que estas personas que dan su sangre por la Iglesia,
son víctimas de esos que las han matado, pero también “de esta globalización de
la indiferencia”.
“Madre
Teresa acompañe en el paraíso –concluyó el Santo Padre– a estas hijas suyas
mártires de la caridad, e interceda por la paz y el sagrado respeto de la vida
humana”.
Sobre
el secuestro del sacerdote salesiano Tom Uzhunnalil, quien vivía en la
estructura de Aden, aún no hay noticias.
El
vicario del rector Mayor de los Salesianos, Francesco Cereda señaló que “la
situación sigue siendo incierta y no estamos en condiciones de proporcionar
detalles específicos sobre lo que podría haber sucedido a nuestro hermano y
dónde se encuentra en este momento. Si bien los salesianos se encuentran en
contacto con las autoridades locales”.
El
vicario salesiano señaló la esperanza de que el sacerdote secuestrado “pueda estar
pronto entre nosotros y continuar con su valioso servicio que desarrollaba en
la misión”.
El
vicario Cereda recordó también “la violencia sin sentido”, que ha truncado la
vida a las religiosas y otras personas, y recordó la esperanza fundada en
Cristo “que cada gota de sangre derramada sea semilla de los frutos de la paz”.
“Como
Don Bosco y Madre Teresa que hicieron de su servicio a los últimos la misión de
la propia vida y el camino para la santidad; el quedarse en los lugares
marcados por la división y la pobreza, testimonia la fe en el mensaje
cristiano” concluye el comunicado.
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