Ramón Antonio Pérez / @GuardianCatolic
Publicado en
Aleteia
Caracas, 28 de agosto de 2015.- Los presidentes de las conferencias episcopales de
Venezuela y Colombia han rechazado las deportaciones que el gobierno de Nicolás
Maduro ejecuta en la frontera de ambos países, y que ha generado el
desplazamiento de miles de colombianos forzados a volver a su país, tras la
aplicación del Estado de Excepción y cierre del paso fronterizo.
Monseñor Diego Padrón
Sánchez, presidente la Conferencia Episcopal Venezolana, en declaraciones
ofrecidas a una emisora de Caracas, expresó que las deportaciones masivas, como
en este caso de la frontera colombo-venezolana, constituyen faltas a los
derechos humanos de los ciudadanos colombianos.
“No nos podemos quedar
tranquilos”, aseguró Padrón. “Estamos analizando los datos que tenemos para
poder pronunciarnos en cualquier momento”, sostuvo.
Precisó que evalúa la
situación junto al obispo de San Cristóbal (estado Táchira), monseñor Mario
Moronta, y la Comisión de Justicia y Paz, así como con el resto de la directiva
de la CEV para emitir en “cualquier momento un comunicado oficial”.
Por su parte, monseñor Luis
Augusto Castro, presidente del episcopado de Colombia, expresó a la emisora RCN
su molestia por el trato que el gobierno de Nicolás Maduro les ha dado a los
colombianos, llamándolo a que “recapacite y tome actitudes mucho más humanas y dignas”.
Monseñor Castro, también
arzobispo de Tunja, destacó la importancia de que “todos los organismos de
Iglesia, estado y entes civiles ayudemos a buscar entre todos algo para que
estas personas que han tenido que salir de Venezuela puedan recuperar su
dignidad, sus bienes y tener en Colombia la acogida que merecen”.
Para el arzobispo, “lo único
claro de esta situación”, más allá de los imágenes de cientos de niños, mujeres
embarazadas y enfermos que cruzan el río con sus enseres a cuesta, “es que
dicen que hay un contrabando de millones y millones de pesos”.
Considera que “una persona
que maneja tanto dinero no va a estar sacando su colchoncito a su espalda”. Y
agrega: “hay algo mucho más allá que el sufrimiento de estas personas y eso
también hay que verlo para la paz y la convivencia de las dos naciones”.
Otro organismo de la Iglesia
que se pronunció sobre estas deportaciones masivas fue la Conferencia de
Religiosos y Religiosas de Venezuela, Conver, cuya directiva a través de un
comunicado expresó su “dolor y bochorno ante esta situación que viven nuestros hermanos
colombianos en la frontera” y se “niega a permanecer indiferente ante los hechos de violencia que
se están generando allí de manera indiscriminada”.
La Conver se propone enviar
una comisión de religiosos y religiosas que expresen su “cercanía con todos y
cada uno de ustedes hermanos, dar a conocer nuestra posición en la sociedad
venezolana y a sus autoridades, trabajar unidos con la conferencia de
religiosos y religiosas de Colombia y con las instancias de derechos humanos
vinculadas al tema migratorio”, según se
lee en su comunicado.
El estado de excepción en
cinco municipios fronterizos del estado Táchira fue decretado desde el pasado
21 de agosto por el presidente Nicolás Maduro para ser aplicado durante un
lapso de 60 día prorrogables.
Setenta y dos horas antes se
produjo el cierre de la frontera entre San Antonio del Táchira y Cúcuta, que al
cumplirse fue prorrogada de manera indefinida.
El gobierno venezolano alega
el supuesto ataque a una patrulla que dejó tres militares heridos, además dice
atacar el contrabando y a grupos paramilitares.
La medida ha dejado varados
a centenares de turistas que no han podido cruzar legalmente el Puente
Internacional “Simón Bolívar”, mientras los habitantes de origen colombiano han
sufrido la marcación y derribo de sus viviendas, además de ser deportados.
Estas personas hacen vida en
la región desde tiempos remotos, teniendo incluso doble nacionalidad y familias
a ambos lados de la frontera.
A continuación mensaje integral de la CONVER:
******************
COMUNICADO DE LA CONFERENCIA
VENEZOLANA DE RELIGIOSAS Y RELIGIOSOS
El Señor su Dios es el Dios
de los dioses y el Señor de señores, él es Dios soberano, poderoso y terrible
que no hace distinciones, ni se deja comprar con regalos, que hace justicia al
huérfano y a la viuda, que ama y da alimento y vestido al extranjero que vive
entre ustedes. Ustedes amen al extranjero porque también ustedes fueron extranjeros
en Egipto (Deut 10,17-19)
Nosotros, religiosos y
religiosas en Venezuela, deseamos expresar nuestro dolor y bochorno ante esta
situación que viven nuestros hermanos colombianos en la frontera y nos negamos
a permanecer indiferentes ante los hechos de violencia que se están generando
allí de manera indiscriminada. Hemos visto y escuchado el clamor de nuestros
hermanos colombianos que vivían en nuestra tierra y que de forma abusiva han
sido expulsados de sus casas y de nuestro país.
Ese clamor, nos hace pedir
perdón como venezolanas, venezolanos avergonzados por ese modo de proceder de
nuestro gobierno y de las autoridades. Nos duele hondamente cómo en nuestro
país se vive un proceso de deshumanización que nos obliga a huir y defendernos
de los demás. Un proceso potenciado en forma decidida por la violencia, en
todas sus manifestaciones. Esta sigue despojando de su dignidad a miles de
hombres y mujeres cada día.
No encontramos palabras para
expresar el horror que nos genera las tristes imágenes que hemos visto, los
fuertes relatos que hemos escuchado y las desafortunadas palabras con las que
han sido tratados nuestros hermanos migrantes colombianos que están en el mayor
grado de exclusión y pobreza social, quienes en muchos casos ya han sido
víctimas de desplazamientos forzados. Jesús nos recuerda “Les aseguro que todo
lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo
hicieron” (Mt 25,40).
No es posible guardar
silencio ante tamaño atropello a la dignidad de los más pobres. No se puede
admitir que el modo de responder a ciertas conductas ilegales por parte de
algunos ciudadanos venezolano y extranjeros sea vulnerar las viviendas y las
pequeñas propiedades de los más pobres y desvalidos en un acto que tiene fuerte
tintes xenofóbicos.
El Papa en múltiples
ocasiones se ha pronunciado en defensa de la vida y la dignidad de estos
hermanos más débiles. Recientemente el Papa oro diciendo: "Oremos por tantos
hermanos y hermanas que buscan refugio lejos de su tierra, que buscan una casa
para poder vivir sin temor, para que sea siempre respetada su dignidad".
Pero no contento con ello agregó: "Invito a pedir por las personas e
instituciones que cierran la puerta a la gente que busca un hogar, que busca
una familia, que buscan ser custodiados" (audiencia 17-6-15). Nosotros nos
sumamos a ambas peticiones.
Nos proponemos enviar una
comisión de religiosos y religiosas que expresen nuestra cercanía con todos y cada
uno de ustedes hermanos, dar a conocer nuestra posición en la sociedad
venezolana y a sus autoridades, trabajar unidos con la conferencia de
religiosos y religiosas de Colombia y con las instancias de derechos humanos
vinculadas al tema migratorio. Pero especialmente los queremos encomendar en
nuestras oraciones por lo que tendremos una jornada de oración vinculada con la
festividad de nuestra Señora de Coromoto Patrona de Venezuela, quien nos enseñó
el camino de integración (en la invitación al indio Coromoto a bautizarse), en
vez del de exclusión y violencia como modo de responder a las dificultades.
Que el buen Dios que nos
hizo una sola patria nos ayude a todos y todas a hacer verdad el sueño de
Bolívar que pasa por el respeto a sus hijos más desvalidos.
Caracas, 27 de Agosto 2015
LOS RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS
DE VENEZUELA
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