La Iglesia
venezolana pidió que el cierre de frontera no se convierta en una ocasión para
promover la xenofobia. Entre tanto, Nicolás Maduro, a pocas horas
de partir a China y Vietnam, anunció que al Estado de Excepción decretado se sumaban cuatro municipios más del estado Táchira
Ramón
Antonio Pérez @GuardianCatolic
Caracas, 28 de agosto de 2015.- La Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV) emitió
en esta fecha un comunicado en el que se solidariza con los ciudadanos
colombianos que han sido deportados en los últimos días tras el cierre de la
frontera por parte del gobierno venezolano y pidió “no estigmatizar a todo un
colectivo”.
“Nos solidarizamos con los
millones de colombianos que han hecho vida en nuestra patria y nos han enriquecido
con sus virtudes y capacidades”, indicó la CEV, agregando sentirse “profundamente
preocupada” por las denuncias sobre violaciones de derechos humanos en
la frontera.
En el escrito, firmado por
los monseñores Roberto Lückert, presidente de la Oficina de Justicia y Paz de
la CEV, y por Baltazar Porras, presidente de la Comisión de Pastoral Social
Cáritas, se sostiene que “no se puede estigmatizar a todo un colectivo
de presuntos delitos sin el debido proceso y el derecho a la defensa”.
La CEV también expresó
preocupación “porque persisten las denuncias sobre un uso excesivo y desproporcionado
de la fuerza por parte de agentes de seguridad del Estado, encargados de
realizar dicho operativo” en el marco del estado de excepción que el
presidente venezolano, Nicolás Maduro, decretó en la zona hace una semana.
“En un Estado democrático de
derecho y de justicia, no es posible aceptar que en aras de la defensa
nacional, la seguridad y la soberanía, se hagan procedimientos militares de
alta peligrosidad contra la población civil”, apunta la institución.
En este sentido, la CEV hizo
un llamado a las autoridades garantes de los derechos humanos de ambos países
para que este conflicto “no se convierta en un problema político o
ideológico, ni en una ocasión para promover la xenofobia o el desprecio de
ningún ciudadano por razón de su origen”.
Los obispos también piden
que les permitan a los deportados regresar a Venezuela para recuperar las
pertenencias que dejaron atrás por la abrupta salida del país y señalan,
además, que han recibido denuncias de que a muchos de estos ciudadanos les han
robado sus enseres en medio de esta crítica situación.
“Estas acciones efectistas
deben ponernos a reflexionar sobre el futuro de nuestro país, sobre las
responsabilidades de la dirigencia política y militar en la conducción de
nuestra nación, sobre la paz interna y lo que queremos y anhelamos los venezolanos”,
indicaron en el comunicado.
A continuación el comunicado
de la CEV:
SOBRE ACTUAL SITUACIÓN EN LA ZONA
FRONTERIZA COLOMBO/VENEZOLANA
“…He
visto la aflicción de mi pueblo y he oído su clamor” Éxodo 3,7
Alto
a los atropellos en las deportaciones.
Los derechos humanos son los
mismos para todos
1.-
La Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Venezuela, atenta
a todo lo que tiene que ver con los derechos humanos, se encuentra
profundamente preocupada por diversas denuncias sobre graves violaciones a los
derechos humanos en el marco del Decreto de suspensión de garantías
constitucionales en varios municipios de la frontera, pues es una situación que
afecta a todos los que vivimos en Venezuela, dado que es inmensa la presencia de
colombianos en nuestra tierra, y son más los vínculos de fraternidad y
cooperación existentes. Más allá de diferencias o de situaciones irregulares,
priva el respeto a la vida y a un trato cordial. No se puede estigmatizar a
todo un colectivo de presuntos delitos sin el debido proceso y el derecho a la
defensa.
2.-La
Comisión ha estado monitoreando y recabando información sobre los
acontecimientos que se han registrado en la frontera colombo/venezolana en los
últimos días, y ante las graves denuncias sobre masivas deportaciones de
ciudadanos de nacionalidad colombiana, que sin ningún tipo de procedimiento
previo, no se les ha garantizado un
debido proceso establecido en nuestra Constitución y en tratados internacionales
de Derechos Humanos debidamente suscritos y ratificados por Venezuela.
3.-
Hemos tenido conocimiento que muchas de estas personas han sido obligadas a
salir de manera abrupta, sin enseres, sin alimentos, muchos de ellos solo con
la ropa que llevan puesta, sus casas allanadas sin ninguna orden judicial y
destruidas; en algunos casos fueron robadas las pertenencias de aquellos pobres
moradores.
4.-
A ello se une el drama de ver familias separadas, especialmente madres y padres
que han sido obligadas a dejar a sus hijos menores en territorio venezolano, y
más grave aún resulta de enorme preocupación la utilización del poder punitivo
del Estado para criminalizar a estos ciudadanos de origen colombianos como
miembros de grupos irregulares.
5.-
Condenamos cualquier actuación de esta naturaleza y hacemos un llamado a las
autoridades venezolanas a aplicar todas aquellas medidas destinadas a
garantizar el debido proceso y la integridad física de las personas, con
especial énfasis en el derecho a la vida
y lo propuesto en nuestra Constitución y leyes.
6.-
Expresamos nuestra preocupación porque persisten las denuncias sobre un uso
excesivo y desproporcionado de la fuerza por parte de agentes de seguridad del
Estado, encargada de realizar dicho operativo. En un estado democrático de
derecho y de justicia, no es posible aceptar que en aras de la defensa
nacional, la seguridad y la soberanía, se hagan procedimientos militares de
alta peligrosidad contra la población civil.
7.-
Hacemos un llamado a las autoridades garantes de los Derechos Humanos de ambos
países para que este problema que nos afecta a todos, tenga una rápida solución
y que no se convierta en un problema político o ideológico, ni en una ocasión
para promover la xenofobia o el desprecio de ningún ciudadano por razón de su
origen.
8.-
Nos solidarizamos con los millones de colombianos que han hecho vida en nuestra
patria y nos han enriquecido con sus virtudes y capacidades. No hay familia
venezolana que no tenga vínculos consanguíneos, de afinidad, de trabajo o de
cualquier otra índole con nuestros hermanos colombianos lo que nos ha permitido
vivir en fraternidad. A todos los familiares de las víctimas, les expresamos
nuestra solidaridad y oración en estos momentos de tristeza y dolor. Pedimos a
todos orar intensamente y colaborar con nuestros hermanos evitando cualquier
estigmatización.
9.-
En estos dolorosos momentos hacemos un llamado a la sensatez y a la calma. Que
la condición de cristianos de la inmensa mayoría mueva las fibras de la
solidaridad, de la misericordia, del perdón, y desterremos todo lo que nos
lleve al desprecio, a la violencia, o a la guerra. Pedimos perdón porque los
hechos y dichos sobre nuestros hermanos colombianos no representan el sentir de
nuestro pueblo.
Exigimos
Que
se restituya la normalidad cuanto antes, pues son más las penurias y zozobras
que viven quienes habitan a ambos lados de la frontera, y no sólo a ellos, sino
a toda la población de los dos países que siguen con estupor el desarrollo de
los acontecimientos, a todas luces, denigrantes de la condición de seres
civilizados y hermanos.
Devolución
de bienes: muchas de las personas deportadas no han podido llevarse sus
pertenencias que han quedado en el territorio venezolano, es de justicia
devolver a quienes pertenecen los bienes inmuebles y de demás rubros; es
urgente que la familia se reunifique en la totalidad de sus miembros para
evitar una crisis humanitaria por deportaciones masivas, para ello deseamos
como venezolanos ver la respuesta del Poder Moral en pleno, no justificando
acciones, sino trabajando para que se respeten los Derechos Humanos de todos
los ciudadanos, sean Venezolanos o Colombianos.
Sabemos
de los dolores y tristeza en tantas personas que han sufrido y siguen sufriendo
por estas acciones. Expresamos nuestra solidaridad y esperanza en estos
momentos de angustia. Los ciudadanos venezolanos nos sentimos hermanos del
vecino país, nunca han sido extraños, sino que tenemos una historia común.
Estas acciones efectistas deben ponernos a reflexionar sobre el futuro de
nuestro país, sobre las responsabilidades de la dirigencia política y militar
en la conducción de nuestra nación, sobre la paz interna y lo que queremos y
anhelamos los venezolanos.
EL
ESTADO TIENE LA OBLIGACIÓN DE GARANTIZAR LOS DERECHOS HUMANOS DE TODOS SUS
CIUDADANOS INCLUYENDO LOS EXTRANJEROS BAJO SU JURISDICCION
En
Caracas, a los 28 días del mes de Agosto del 2015
Mons. Roberto Lückert León + Mons. Baltazar
Porras Cardozo
Presidente Presidente
Oficina de Justicia y Paz Comisión de Pastoral
Social-Caritas
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