“Nosotros,
religiosos y religiosas en Venezuela, hombres y mujeres comprometidos con la Vida
desde el Evangelio,
deseamos expresar nuestra solidaridad y nos negamos a permanecer indiferentes
ante los innumerables hechos de violencia que tienen sumido a nuestro pueblo en
la angustia, el terror y la desesperanza”.
La Conferencia
de Religiosos y Religiosas de Venezuela (Conver), dio a conocer un mensaje este 11 de mayo, en el marco de la XIII asamblea de Superiores Mayores realizada
en Caracas, expresando su solidaridad ante la dramática situación de la violencia
e inseguridad ciudadana que se vive en el país bolivariano.
“Ese
clamor de la realidad, nos hace pedir perdón por las veces que hemos alimentado
la división en nuestro país y también nos llama a sostener en la fe y la
esperanza a este pueblo que, ya en otros momentos, ha caminado a oscuras y ha
sabido levantarse desde la fe en Jesucristo Camino, Verdad y Vida”, agregan los
Superiores Mayores.
Destacan
que Venezuela vive un proceso de deshumanización que obliga a huir y defenderse
de los demás. “Un
proceso potenciado en forma decidida por la violencia, en todas sus
manifestaciones. Esta
sigue despojando de su dignidad a miles de hombres y mujeres atrapados en una
espiral de muerte”.
PROPUESTA. Los religiosos no se han quedado
en el clamor. Han propuesto “caminos de encuentro, reconciliación y comunión como país”, guiados por el “Don del Evangelio dado en Jesucristo, Nuestro Señor,
que nos hace hombres y mujeres de fe para acoger y optar por el perdón y la
reconciliación”.
“Todos
sabemos que el dolor de las víctimas no se mitiga con la muerte de los
victimarios. El
único camino para superar el dolor y la angustia producidos por la muerte de
los que amamos es la reconciliación que conduce a la paz. Es imposible pensar en el
perdón y en la reconciliación desde el dolor de las víctimas. Pero sí es
posible pensar en ello si decidimos perdonar desde Jesucristo, el Hijo de Dios,
que nos permite a todos ser hijos/as y hermanos/as en él”, expresaron en su
mensaje.
Los
Superiores Mayores ruegan que este llamado sea atendido “de forma especial” por
“las Instituciones garantes de la seguridad y el bienestar de toda la
ciudadanía”. Igualmente, por “todos aquellos que deberían estar más
comprometidos en la protección y cuidado de la colectividad, sin exclusiones”;
y “las familias, llamadas a ser escuela de comunión a través de la aceptación
del otro, del respeto y el diálogo”.
Los
Superiores Mayores expresaron que la vida es don de Dios Padre y su amor tendrá
la última palabra. “La
seguridad es un logro de la justicia, cuyo fruto es la paz y lleva a la
reconciliación sincera de todos los que hacemos vida en esta "Tierra de
Gracia".
Jóvenes músicos asesinados
Carlos Daniel Hernández, de 13 años, asesinado en Cantaura a manos de la delincuencia. |
Jimbert
Hernández, de 15 años de edad, violinista de la Orquesta Sinfónica Juvenil
núcleo Montalbán - Caracas, quien murió el lunes 11 de mayo en el Hospital
Pérez Carreño, luego de agonizar durante dos días tras haber sido de herido de
bala por unos motorizados que llegaron disparando al puesto de ventas de
verduras que atendía junto a su padre, el pasado sábado, en la salida de La
Vega, en esta ciudad.
Carlos
Daniel Hernández, de 13 años también murió de un disparo en la cara cuando
salió en defensa de sus padres durante un atraco a su vivienda en el sector
Vista al Sol de Cantaura, municipio Freites (estado Anzoátegui), durante la
madrugada del martes 12. Hernández formaba parte de la Orquesta Sinfónica
Juvenil de Freites, y su muerte desató fuertes protestas en esa población del
oriente venezolano.
Algunas cifras de la violencia
asesina
Fermín Mármol García, criminólogo venezolano comparó
los trimestres de los años 2014 y 2015 y evidenció que “hay un incremento de niños
asesinados que supera el 10%”. Por su parte, el Observatorio Venezolano
de la Violencia, en su Informe 2014,
indica que en ese año, 24.980 personas fallecieron de manera violenta en el
país.
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La reconciliación, camino para la paz
"Nosotros, religiosos y religiosas en Venezuela,
hombres y mujeres comprometidos con la Vida desde el Evangelio, deseamos
expresar nuestra solidaridad y nos negamos a permanecer indiferentes ante los
innumerables hechos de violencia que tienen sumido a nuestro pueblo en la
angustia, el terror y la desesperanza.
Ese clamor de la realidad, nos hace pedir perdón por
las veces que hemos alimentado la división en nuestro país y también nos llama
a sostener en la fe y la esperanza a este pueblo que, ya en otros momentos, ha
caminado a oscuras y ha sabido levantarse desde la fe en Jesucristo Camino,
Verdad y Vida (cf. Jn 14,6).
Alzamos nuestra voz no desde una parcialidad política.
Nuestra preocupación nace esencialmente de la fe, que nos permite descubrir en
el otro a un hermano, creado también a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn
1,26). Por eso, nos duele hondamente cómo en nuestro país vivimos un proceso de
deshumanización que nos obliga a huir y defendernos de los demás. Un proceso
potenciado en forma decidida por la violencia, en todas sus manifestaciones.
Esta sigue despojando de su dignidad a miles de hombres y mujeres atrapados en
una espiral de muerte.
Ante ello, los religiosos y religiosas deseamos
proponer caminos de encuentro, reconciliación y comunión como país. Agradecemos
el Don del Evangelio dado en Jesucristo, Nuestro Señor, que nos hace hombres y
mujeres de fe para acoger y optar por el perdón y la reconciliación. Todos
sabemos que el dolor de las víctimas no se mitiga con la muerte de los
victimarios. El único camino para superar el dolor y la angustia producidos por
la muerte de los que amamos es la reconciliación que conduce a la paz. Es
imposible pensar en el perdón y en la reconciliación desde el dolor de las
víctimas. Pero sí es posible pensar en ello si decidimos perdonar desde
Jesucristo, el Hijo de Dios, que nos permite a todos ser hijos/as y hermanos/as
en él.
Rogamos que atiendan este llamado, por favor, de forma
especial las Instituciones garantes de la seguridad y el bienestar de toda la
ciudadanía. Igualmente, todos aquellos que deberían estar más comprometidos en
la protección y cuidado de la colectividad, sin exclusiones. Extendemos esta
invitación a las familias, llamadas a ser escuela de comunión a través de la
aceptación del otro, del respeto y el diálogo. Sostenidos en la convicción de
que la vida es don de Dios Padre y que su amor tendrá la última palabra también
sobre Venezuela, afirmamos que la seguridad que necesitamos como país no es un
logro de la represión.
La seguridad es un logro de la justicia, cuyo fruto es
la paz y lleva a la reconciliación sincera de todos los que hacemos vida en
esta “Tierra de Gracia”.
Caracas, 11 de Mayo 2015
LOS RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS DE VENEZUELA
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