La Iglesia de
Venezuela se sumará a los actos de beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo
Romero, arzobispo de San Salvador, “quien dio la vida por la defensa de los más
pobres, y de los derechos de su pueblo”, muriendo asesinado el 24 de
marzo de 1980 durante una eucaristía que celebraba en la capital de El
Salvador.
El
anuncio lo hizo el cardenal Jorge Urosa Savino durante la misa crismal que
presidió el Jueves Santo en la catedral metropolitana de Caracas, en la que
fueron bendecidos los óleos y aceites de consagrar; y en la que el salvadoreño
monseñor Oscar Romero; y el venezolano monseñor Salvador Andrés Montes de Oca
fueron presentados como ejemplos a seguir al presbiterio que renovaba sus
promesas sacerdotales.
El
cardenal Urosa Savino explicó que el arzobispo de San Salvador “fue
asesinado para silenciar su clamor en defensa de los pobres, de los derechos
humanos, de la paz”.
Detalló
que la beatificación de monseñor Romero “fue decretada por el Papa Francisco después
de un largo proceso y estudio de su vida y obra”, y tendrá lugar el
próximo 23 de mayo, en la ciudad de San Salvador.
“Aquí
en Caracas, en la Iglesia de San Juan Bosco, a las 11 de la mañana, tendremos
ese día una eucaristía de acción de gracias, para unirnos a la Iglesia en El
Salvador, América Latina y el mundo entero, en el júbilo de alabar al beato
arzobispo Romero”, puntualizó. Por tanto, invitó a dar “gracias
al Señor por ese testimonio valiente de entrega de la vida por Dios y por el
pueblo”.
Monseñor Montes
de Oca
Pero
el cardenal Urosa no sólo habló del martirio de monseñor Romero, sino que
comparó su testimonio cristiano con el experimentado por el segundo obispo de
la diócesis venezolana de Valencia, monseñor
Montes de Oca, “insigne mártir de la libertad y la caridad”, aunque todavía
no hay decisión sobre su causa en el Vaticano.
Narró
que el obispo venezolano fue fusilado junto a once monjes, hace más de setenta
años, por soldados nazis alemanes que asaltaron un convento de la Orden de los
Cartujos, en la región de Toscana, Italia, por dar refugio a perseguidos
políticos.
Plena comunión
con la Iglesia
Estos
dos sacerdotes son ejemplos preclaros de entrega, abnegación e identificación
con Cristo, dijo el cardenal venezolano. “Hombres de Dios, de la Iglesia católica, no
de una Iglesia parcializada y casi cismática, la supuesta Iglesia popular de
aquellos días en El Salvador”, recalcó en su mensaje del Jueves Santo.
Y
destacó que sus actuaciones estuvieron “en plena comunión con el Papa, que con
valentía defendieron a los oprimidos y perseguidos, que cumplieron con su deber
de defender a los oprimidos y de construir la paz; de ser, como Cristo, buenos
pastores de la santa Iglesia católica, apostólica y romana”.
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