El
mundo recibió con alegría la reunificación y fusión de las religiosas de
Nuestra Señora de la Caridad y del Buen Pastor que trabajan con personas en
situaciones de extrema necesidad y pobreza.
Ramón Antonio Pérez
@GuardianCatolic
Trabajo publicado en: Aleteia
MONSEÑOR Nicolás Bermúdez (CJM) |
El
Vaticano por intermedio de la Congregación para los institutos de vida
consagrada y las sociedades de vida apostólica, “habiendo estudiado cuidadosamente
tanto la situación en que se encontraban las congregaciones Nuestra Señora de
la Caridad (NSC) y Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor (NSCBP)”, y
tras cumplir los debidos procesos, decidió fusionar ambas comunidades en una
sola para mayor eficiencia en la ejecución de sus carismas y obras de
apostolado.
La
fusión de las religiosas también tuvo eco en Venezuela, donde Monseñor Nicolás Bermúdez,
el obispo auxiliar emérito y miembro de la Comunidad de Jesús y María – padres
eudistas -, leyó el decreto emitido por la Santa Sede, durante una eucaristía
que presidió el 29 de junio, en la Iglesia “Santa María Eufrasia Pelletier” de
la Obra el Buen Pastor, en Los Chorros-Caracas.
Lo acompañó el padre José
Antonio Sabino, provincial de los eudistas en Venezuela, los sacerdotes Martín
Solano, Alejo Fernández y Teófilo Briceño, además de un grupo de seminaristas de
la Casa La Misión San Gabriel.
Por
parte de las religiosas del Buen Pastor, asistieron: Leonor Gómez, Aurelia
Barrantes, Efigenia Ramírez, Miguelina Alzate, Margarita Duque, Cecilia Casaña,
María Janina Ponte, Francisca Terán, Elvira Alzate, Fidelia Duarte, Marina
Montes, Pilar Montes, Delvis Morraz, Aura Lila Morraz y Amanda Gómez.
Durante
la monición de entrada suplicaron a “San Juan Eudes y Santa María Eufrasia que
el abrazo filial del padre y de la hija en el cielo, irradie el abrazo
fraternal de cada hermana de Nuestra Señora de Caridad del Buen Pastor en esta
tierra”.
Junto
a familiares y allegados “suplicaron a Dios la gracia de esa reunificación tan
anhelada”, y pidieron que “pueda llegar a ser profundamente vivida por cada
miembro” de esta comunidad, cuyos votos fueron renovados.
El
decreto de reunificación y fusión firmado el 27 de junio, festividad del Sagrado
Corazón, contempla que todos los miembros de la congregación Nuestra Señora de
la Caridad que pasan a la congregación Nuestra Señora de la Caridad del Buen
Pastor, “permanecen en la misma condición de profesión religiosa”, dijo el
obispo auxiliar durante su lectura.
Por
su parte, la Hermana Leonor Gómez durante la lectura del acta dijo que el hecho
es “un gran don que Dios le ha dado a la Iglesia”, y una oportunidad para
“glorificar al padre de Misericordia que en su infinito amor nos ha dado su
Sagrado Corazón”.
Nuestra Señora de la Caridad y
del Buen Pastor
La
Orden de Nuestra Señora de Caridad, fue fundada en 1641, en Caen (Francia) por San
Juan Eudes, siendo destinada a recibir prostitutas en albergues o refugios que
luego se expandieron por todo el mundo; este sacerdote también fue creador de
la Comunidad de Jesús y María.
Las Hermanas de Nuestra Señora de Caridad del
Buen Pastor, nacieron de una escisión de las primeras, en 1835, en Angers
(Francia), cuando Santa María Eufrasia Pelletier, superiora en Angers, crea con
la aprobación de Roma, un Generalato para reunir todos los conventos de la
Orden de Nuestra Señora de Caridad”. También estaban motivadas por el mismo carisma
de trabajo con mujeres necesitadas.
El
Buen Pastor llegó a contar con más de 12.000 religiosas en todo al mundo y
actualmente son unas 4.000, mientras Nuestra Señora de la Caridad solo cuenta
con 300. La hermana María Janina Ponte –rbpa - facilitó información según la
cual, la actual Provincial en Francia de las Hermanas de Nuestra Señora de la
Caridad, Marie-Françoise Le Brizaut, sentía temor de “ser absorbidas”, porque “éramos
diez veces menos numerosas, pero teníamos algo que aportar las unas a las
otras”.
Igualmente,
la Hermana Magdalena Franciscus, Provincial del Buen Pastor de Francia, explica
que para llegar a esta fusión se desarrolló un programa en tres años dedicados
sucesivamente a la historia (2010), la espiritualidad (2011) y carisma (2012),
con diez días de formación intercongregacional e internacional en Angers
(Francia) “para enfocar todo en el servicio a las mujeres despreciadas, heridas,
rechazadas”.
Las
religiosas del Buen Pastor llegaron a Colombia en 1890, y el 27 de junio 1925 a
Venezuela. Actualmente conforman la Provincia Colombo Venezolana que nació en
mayo de 2011, pero están presentes en varios países de América Latina y el
mundo entero. “Nuestra misión es impedir que las ovejas se pierdan”, dijo la
Hermana Amanda Gómez, que trabaja en el “Centro Esperanza” de Caracas. “Queremos
ayudar a las ovejas extraviadas, buscarlas, encontrarlas y sanarlas, para luego
orientarlas e impedir que las buenas se pierdan o escapen”, añadió.
“En
el Centro Esperanza comparten el carisma de la misericordia, haciendo presencia
en la zona centro de la ciudad, donde se vive un ambiente de violencia, de
inseguridad y desorden social”, explicó la Hermana Amanda.
“Funcionamos como
una casa de acogida que les abre sus puertas a todos aquellos hombres y mujeres
necesitados de ayuda social y espiritual: alcohólicos, desempleados, mujeres con
deseos de aprender costura, manualidades, cocina…”, acota la religiosa.
Igualmente
en la urbanización Los Chorros de Caracas funciona otra obra social. Apoyan a
los jóvenes con talleres y cursos para ingresar al mercado laboral de acuerdo a
convenios con empresas privadas y con el Estado a través de institutos de capacitación.
Otro tanto se hace en San Antonio de los Altos, estado Miranda, donde el
trabajo “es muy intenso porque ayudan a mujeres en situación de cárcel, con
hijos y necesidades muy concretas”. Además, trabajan en las ciudades de La Victoria,
Mérida y San Cristóbal; y mantienen zonas pobres en condición de misión con
laicos y asociados.
“Somos
una comunidad para brindar amor y solidaridad a los más necesitados. También
esperamos por jóvenes valientes que se quieran comprometerse de por vida al
trabajo social y espiritual en nombre de Jesucristo”, dijo la Hermana Elvira
con 53 años de vida consagrada. Desea que “la fusión también renueve las
vocaciones religiosas”.
Esta
fusión de comunidades es parte de los dinamismos que se dan dentro de la
Iglesia para respuestas concretas a un mundo que necesita de Dios. Es el deseo
de impulsar un trabajo social y espiritual en favor de los más necesitados, lo
que ha facilitado el acercamiento de quienes tenían más de dos siglos caminando
por vías paralelas.
Más fotos en: Facebook
Aspecto de la reunificación y fusión en Francia. |
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