El siguiente trabajo
fue publicado inicialmente en el portal católico: Aleteia, el cual les
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mensajeros de la Evangelización a través de Internet. Saludos. RAP.
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¿Qué está ocurriendo
en Venezuela? La mujer del dirigente Leopoldo López le expresa su preocupación
al Papa.
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“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque
serán saciados” (Mt. 5, 6)
Ramón Antonio Pérez
“Santo Padre, vengo en nombre de
Venezuela, estoy aquí en nombre de la mujer venezolana que hoy como madres
estamos desesperadas por lo que está pasando en mi país (…) torturas,
secuestros, desapariciones, heridos, estamos viviendo muchas injusticias en
Venezuela”. Estas fueron algunas de las expresiones que el Papa Francisco
escuchó en la radiante Plaza San Pedro, durante la audiencia pública del 28 de
mayo, provenientes de Lilian Tintori, esposa del dirigente político venezolano,
Leopoldo López, que a la fecha llevaba más de cien días detenido por reclamar
justicia y convocar la salida democrática y pacífica del gobierno de Nicolás
Maduro.
“Se están violando los derechos humanos,
todo impulsado por el régimen (…) y queremos que esto pare, queremos una mejor
Venezuela”, acotaba Tintori aprovechando el apretón de manos del Sumo
Pontífice. Fue un meritorio intento de Tintori por describir en tan poco tiempo
la situación del país ante el Santo Padre, pero los quince años de este
gobierno revolucionario, no se describen tan fáciles.
Venezuela adolece de cosas elementales
como la adquisición de alimentos y productos básicos del hogar; medicamentos y
centros de salud eficientes; requiere de una efectiva seguridad ciudadana, no
la que que ha dejado más de 200 mil personas asesinadas por el hampa en tres
lustros; exige una educación que permita el desarrollo integral del país más
allá de solo vivir con las divisas de la renta petrolera. Pero lo que más
necesita el país es un sistema judicial que sirva de balanza entre sus
ciudadanos y gobernantes; entre la gente honesta y quienes violentan el
ordenamiento legal.
El gesto de Lilian Tintori abre también
una reflexión en torno a las bienaventuranzas que Jesús de Nazaret explicaba a
sus discípulos en el Sermón de la Montaña. Es la famosa promesa descrita en
Mateo 5,6: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque
serán saciados”.
Tintori rememora que el 2 de febrero
pasado su esposo Leopoldo López junto a la diputada María Corina Machado, el
alcalde metropolitano Antonio Ledezma, el alcalde del municipio El Hatillo,
David Smolanski, y la estudiante universitaria Gaby Arellano, entre otros
dirigentes, plantearon una estrategia política denominada “#LaSalida de un
gobierno corrupto, ineficiente y antidemocrático para #LiberaraVenezuela”.
Ello, a casi un año de la cuestionada victoria de Nicolás Maduro, el 14 de
abril de 2013.
Por su mente pasaría que en ese conjunto
de movilizaciones nacionales entró la convocatoria de estudiantes
universitarios el 12 de febrero, para conmemorar el Día de la Juventud. La
marcha hacia la Fiscalía General terminó con la muerte de Bassil Da Costa, y luego
en la noche, con la de Robert Redman, en Chacao, ambos presuntamente con
disparos procedentes de armas de funcionarios policiales. Luego, en cuatro
meses de protestas se sumarían otras muertes como consecuencia de la represión
policial y los actos de grupos paramilitares afectos al gobierno: Alejandro
Márquez, Geraldine Moreno Orozco, Jesús Enrique Acosta Matute, Génesis Carmona,
Wilmer Juan Carballo, Daniel Tinoco, Angelo Vargas, Guillermo Sánchez,
Juan Orlando Labrador, Jhon Rafael Castillo, Wilfredo Rey, José Cirilo
Darma García … cuyas muertes todavía reclaman un acto de justicia o al menos se
inicien las investigaciones. Sin embargo, la responsabilidad política de estas
protestas fue adjudicada a Leopoldo López, librándose contra él boleta de captura,
señalado de promover actos terroristas.
El 18 de febrero se produjo la entrega
de López, destapando lo que se esconde detrás de un sistema que no valora a sus
ciudadanos, a sus estudiantes, a sus trabajadores, as sus niños y mujeres, en
tanto les sean útiles para su permanencia en el poder.
El llamado a la #LaSalida le ha valido
estar recluido en la Cárcel de Ramo Verde, pero también ha roto el paradigma
revolucionario descubriendo su verdadero rostro: una dictadura que controla los
poderes del Estado, incluido el Judicial. “Las dictaduras tienen una sola
política: reprimir, intimidar, amenazar, torturar, desaparecer, censurar”, dijo
López a un medio, al tiempo que invocó “el camino frontal de enfrentar a la
dictadura hasta lograr derrocarla por la vía popular, democrática y
constitucional”.
El 30 de mayo, Lilian Tintori denunció
que las autoridades de la cárcel militar de Ramo Verde prohibieron visitar a
Leopoldo López, “alegando un nuevo castigo contra el líder político sin
explicación alguna”. Antes, en el mes de abril estuvo 15 días sin poder visitar
a su esposo por una entrevista que concedió al diario ABC de España.
De modo que el caso de López es apenas
la punta de varias tramas injustas contra ciudadanos venezolanos. Ahí están el
comisario Iván Simonovis y funcionarios de la extinta Policía Metropolitana; el
general Raúl Isaías Baduel –junto a su hijo del mismo nombre-; la juez María
Lourdes Afiuni; más de 3.000 estudiantes universitarios detenidos a raíz de las
protestas desde el 12 de febrero, y que tras ser liberados algunos con medidas
cautelares de presentación periódica en los tribunales, han sido conminados a
no salir del país y dejar de participar en las protestas.
Los casos de los alcaldes Daniel
Ceballos y Enzo Scarano, sentenciados por “apoyar” las protestas en sus
municipios San Cristóbal y San Diego, respectivamente, significó para el
gobierno ganar algo de tiempo. Otros dirigentes políticos se han exiliado,
mientras se mantienen en la clandestinidad Antonio Rivero y Carlos Vecchio,
líderes del partido Voluntad Popular fundado por López. Hay amenazas contra
políticos, empresarios y medios de comunicación; agresiones y despidos de
periodistas; y la permanente compra0 de conciencia a la población pobre. Todo
ello adorna el gobierno de Maduro.
El 8 de junio, la imagen de preso de
conciencia de Leopoldo López, barbado, tras los barrotes y una puerta asegurada
con candados irrompibles, apareció en los medios de comunicación. Es una cruel
imagen teñida de la injusticia que delata al gobierno, pero al mismo tempo
llena de esperanzas a la población y levanta con vigor el mensaje de
Jesucristo: “Bienaventurados los
que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados”. Cabe recordar que
durante aquella audiencia pública del 28 de mayo, en la Plaza de San Pedro, el
Papa Francisco, le dijo paternalmente a Lilian Tintori: “fuerza, fuerza,
fuerza al pueblo venezolano”. Sin dudas, una frase que alienta esta lucha que libran los
venezolanos, y ratificada con Leopoldo López que así la ha recordado.
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